Pequeñas Voces

Pintar de color una historia gris le tomó a Jairo Carrillo once años. ‘Pequeñas voces’ se llama su obra de arte, una película que resume las historias de niños desplazados entre 8 y 13 años, que a través de dibujos contaron sus sueños y sus miedos.

Sólo bastó una hoja y un par de colores, para que este cineasta, nacido en Cúcuta y criado en Bogotá, conociera de cerca la vida de 120 niños víctimas de la violencia en el país.

Todo empezó en el 2000, cuando Jairo se acercó a unos desplazados que se tomaban la Cruz Roja de Bogotá.

La historia de color, convertida primero en un cortometraje de 19 minutos, en el 2003 se estrenó en el Festival Internacional de Cine de Venecia, en la sección Nuevos Territorios, obteniendo muy buenas críticas.

Hoy, siete años después, y con 56 minutos más de historia, ‘Pequeñas voces’ se ha convertido en la primera película animada colombiana en 3D.

¿Qué lo motivó a convertir ‘Pequeñas voces’ en un largometraje?

Después de finalizar el corto vi que, para entender la guerra en Colombia, no sólo había que escuchar a las víctimas del conflicto sino también a los niños que hacen parte de ella. Tenemos que escuchar a los niños guerrilleros y paramilitares para entender que ellos escogieron este camino porque fue la única opción que la sociedad les brindó. Así que en el 2005, cuando nos ganamos un premio para hacer un largometraje y anexamos entrevistas con estos niños.

¿Cuántos niños alcanzaron a entrevistar para la película?

A 120 niños en Bogotá, de barrios de Ciudad Bolívar como los Altos de Cazucá, que son los que tienen influencia directa de la guerrilla y a donde llega un gran número de desplazados. De 120 escogimos cuatro historias que creímos que eran representativas para la película. Les pedíamos a los niños que dibujaran por qué estaban ahí, después les pedíamos que nos explicaran el dibujo y a partir de ahí nos empezaban a contar sus historias.

¿Las historias que se cuentan en la película son de niños de Bogotá?

No, las historias que más nos interesaron fueron las de los niños del Valle, de Antioquia, del Pacífico y de los Llanos.

¿Y de esas pequeñas voces, cuál fue la que más lo marcó?

La historia de un niño que lo único que le importa cuando se tiene que ir forzosamente de su finca son sus perritos, esa historia es conmovedora. El amor por la naturaleza de los niños desplazados es muy fuerte, ellos consideran que los animales tienen alma, que son sus mejores amigos. Otra cosa que me pareció interesante es que los niños, a pesar de todo lo que les pasa a tan corta edad, tienen muchas esperanzas de que la situación en el campo va a cambiar. Y el perdón, hay un niño que nos enseña a perdonar... y lo que necesita este país es precisamente eso.

¿Por qué en 3D?

Queremos llegar a un público joven y la forma

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