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Peña Nieto Y Los Libros


Enviado por   •  8 de Diciembre de 2011  •  1.927 Palabras (8 Páginas)  •  641 Visitas

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Todo empezó con un video ya bastante divulgado, por pertenecer a una figura pública y por relacionarse con un estigma tan marcado y tan característico de nuestra sociedad: Peña Nieto y los libros.

El video mostraba al candidato del PRI a la presidencia de la república: Enrique Peña Nieto, en un congreso de libros. En éste se le preguntó cuáles habían sido los tres libros que más habían marcado su vida y su carrera política, a lo que el candidato respondió con balbuceos e indecisión. A lo anterior sucedió lo esperado, ninguna sorpresa desde mi punto de vista, miles de comentarios en las redes sociales, youtube y pláticas ocasionales de café criticando al hombre por su falta de conocimiento sobre libros. Evidentemente el hombre fue tomado por sorpresa y no tenía la más remota idea sobre qué debía responder.

El hecho es que para un ciudadano de la talla de Enrique Peña Nieto, ex gobernador del Estado de México y aspirante a presidente de la república, no es aceptable, al menos así fue juzgado, su falta de interés lector.

Sin embargo me pregunto varias cosas respecto a dicho hecho. La primera interrogante es: ¿Cuántas de las personas que criticaron tan fuertemente a Peña Nieto son lectores constantes y rebasan con creces la cantidad de libros que lee el promedio del mexicano? Recordemos que el mexicano promedio lee menos de 3 libros al año y que sólo un 2% está interesado en la lectura.

La realidad es que aquí encontramos uno de los problemas más graves que existen en nuestra sociedad: funcionamos de forma maravillosa cuando se trata de crear polémica y ejercer críticas arbitrarias contra quien se pueda, y si es una figura pública y aparte político mejor. Con lo anterior no quiero decir que quien no lee no tiene derecho de apuntar a sus gobernantes por un evidente descuido de los asesores de Peña Nieto, por el contrario me parece plausible que aún se tenga el ímpetu de demanda a quienes aspiran a gobernar el país, pero ¡qué deprimente ver en otros lo que no se es capaz de corregir en uno mismo! No trato de defender a Enrique, pero créanme que luego de leer un par de comentarios, no fue necesario más, en el video del ex gobernador encontré horrores ortográficos, que en definitiva no son de personas que gustan y practican la lectura.

Por otro lado hay que entender por qué el libro es considerado hoy un ícono de intelectualidad. Sucede que desde que el hombre es hombre ha hecho intentos magníficos por preservar su conocimiento. En sus inicios desde las pinturas rupestres, posteriormente, con el lenguaje hablado, se transmite el conocimiento de generación en generación y por fin el gran invento, la maravilla que vino a revolucionar el mundo en su momento: la escritura.

Las letras, los signos, los símbolos: ¡Qué maravilla! Por fin se puede entonces plasmar el conocimiento y transmitirlo con mayor eficacia, posteriormente la imprenta como el invento que no sólo permitía almacenar información, sino también por fortuna reproducirla libremente y que el conocimiento fuese universal, algo parecido a lo que hoy parece que aspira el Internet.

Con lo anterior se entiende entonces el libro como un instrumento que almacena el conocimiento, que lo hace firme, que logra que trascienda, pero no como fuente única del conocimiento y mucho menos creadora del mismo. Tal vez el único arte puro de los libros, el único que no se puede separar de un libro porque entonces su nombre sería otro y su esencia se perdería por completo es: La literatura.

La literatura cuenta historias que también pueden ser cantadas y habladas, sin embargo, ¡Qué difícil que las grandes historias trasciendan si no han sido escritas! No imposible, y ejemplos hay muchos, el Mio Cid por ejemplo, y aun así hoy ya hay cientos de versiones escritas. La joya de contar una historia, de crear y de vivir a través de un libro, es magnífico, de hecho la sensación de tener un libro entre tus manos, olerlo y sentirlo es muy parecido a la caricia de un hombre que amas; pero no me detendré mucho en el tema, porque a pesar de que los fanáticos del conocimiento la mayoría de las veces acuden a los libros por ser el instrumento en que éste se almacena por excelencia, por supremacía y por primicia, no lo hace el único método de entendimiento, de comprensión y de enseñanza.

Los intelectuales son un grupo esencialmente maravilloso, interesantes por su conocimiento, pero cuestionados por su acción en el mundo. Las reflexiones profundas sin un respaldo práctico no deben de tener mucho sentido. Hemos tenido como estándar de “cultura” los libros, por ser, insisto, un mundo que así vio nacer el resplandor de lo que hoy sabemos y no. Aquí se toca otro punto importante, gente que va por el mundo diciéndose culta o apuntando a otros sin cultura, y de nuevo, no sé comprende que cultura tiene todo ser humano que vive en un lugar determinado y convive con cierta gente de las mismas características: ¡Qué “incultos” ellos, que no saben qué es cultura! Seamos realistas la mayoría de “intelectuales” están plagados de información y reflexiones sociales, pero estoy segura no mucho de ciencias exactas, o viceversa mucho de ciencias exactas y poco de reflexiones sociales. Hay que tener un criterio bastante amplio para entender ambas partes o, al menos, para considerarlas. ¿Es entonces el conocimiento una plataforma también al prejuicio y no sólo a la apertura de criterios como se creía?

Es momento de cambiar paradigmas, y sin minimizar el valor del libro, que incluso a mí me haría sentir bastante ofendida, aceptar que la lectura

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