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Poemas Venezolanos


Enviado por   •  31 de Enero de 2015  •  717 Palabras (3 Páginas)  •  219 Visitas

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Poemas venezolanos (Andres Eloy Blanco)

EL CAIMÁN

Es el Capitán del Río;

viejo zorro dormilón, viejo Neptuno,

con ese dolor de eternidad

de los que se salvaron del Diluvio

En la playa candorosa

alza su boca abierta el Capitán del Río

como si fuera echando hacia los cielos

las almas de los que se ha comido.

Viejo zorro, compadre del filósofo,

¡sospechoso, como el lomo de un libro...!

LA RAYA

Alacrán de orilla.

comadre de orillera,

oculta, como una mala intención,

enconosa, como una mala lengua.

Quizá no entra al Río

porque no la dejan

y se embosca en la orilla, como el mango de marzo,

que al quitarse la cáscara, nos la pone en la puerta.

EL TEMBLADOR

Bólido entre dos aguas, gota de tempestad,

gato de agua -el alma de algún gato hundido-

o más bien un rayo que cayó una noche

y cuando iba hacia el fondo, se pasmó con el frío.

EL CARIBE

La diezmillonésima parte

de un tiburón

multiplicada diez millones de veces.

El Caribe es la distancia más corta

que hay del Río a la Muerte.

EL BOA

La cola en el árbol, la boca en el río,

es todo un cauce:

entra al Orinoco la cascada viva,

el tributario de carne.

EL MONO

Desde el árbol más alto, donde se toca el cielo,

colgado de la cola al pico de una estrella,

con las manos tendidas, nos saluda el Abuelo.

LAS GARZAS

¿Es una nube? ¿Es un punto vacío

en el azul...? No. amigo mío,

en un bando de garzas... Son las novias del Río...

Pemas Latino americanos

(Julio Flores)

CUANDO LEJOS, MUY LEJOS

Cuando lejos, muy lejos, en hondos mares,

en lo mucho que sufro pienses a solas,

si exhalas un suspiro por mis pesares,

mándame ese suspiro sobre las olas.

Cuando el sol con sus rayos desde el oriente

rasgue las blondas gasas de las neblinas,

si una oración murmuras por el ausente,

deja que me la traigan las golondrinas.

Cuando pierda la tarde sus tristes galas,

y en cenizas se tornen las nubes rojas,

mándame un beso ardiente sobre las alas

de las brisas que juegan entre las hojas.

Que yo, cuando la noche tienda su manto,

yo, que llevo en el alma sus mudas huellas,

te enviaré, con mis quejas, un dulce canto

en la luz temblorosa de las estrellas.

HUMANA

Hermosa y sana, en el pasado estío,

murmuraba, en mi oído, sin espanto:

-Yo quisiera morirme, amado mío;

más que el mundo me gusta el camposanto.

Y de fiebre voraz bajo

...

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