Político: Personaje público

“Porque esto es como es hasta que llega la integridad.

Porque como nos proyectamos al mundo importa.

Dignidad importa. Integridad importa.

Nuestro futuro depende de ello.”

Por definición un político es un servidor público, es decir, es aquel que interviene en los asuntos públicos de una sociedad, los cuales, a su vez, se identifican con el bien común. En el entramado social, los medios de comunicación tiene en sus manos la responsabilidad de informar a la ciudadanía oportunamente, entre otras cosas, sobre los asuntos públicos. Y público, en tal contexto, es todo aquello que debe estar de manifiesto en una sociedad; por ejemplo, algunos aspectos de la vida la vida privada de aquellos servidores que administran los asuntos públicos.

Es cierto que el ser humano ha luchado duras batallas en procura de los que finalmente llamamos derechos humanos; y es cierto también que “Nadie será objeto de injerencias arbitrarias en su vida privada, su familia, su domicilio o su correspondencia, ni de ataques a su honra o a su reputación” (Art. 12 Declaración Universal de los Derechos Humanos). No obstante, dado que “la voluntad del pueblo es la base de la autoridad del poder público” (Art. 21 Declaración Universal de los Derechos Humanos) y que el poder público ha de estar siempre manifiesto, en el momento en que una persona se convierte en servidor público ha de sacrificar, ante la voluntad del pueblo, algunas de sus libertades fundamentales y, por tanto, hará pública gran parte de su vida privada.

Ahora bien, teniendo en cuenta la responsabilidad social conferida a los medios masivos de comunicación por cuanto son casi otro poder público, no es descabellado decir que es su función ocuparse, entre otras cosas de la vida privada de los políticos, en tanto esta afecta la esfera pública. Ello admite ciertos niveles de respeto a la intimidad, puesto que tiene prelación sobre el derecho a la información. Así por ejemplo, si un político es cristiano, católico, judío o en fin, el asunto no ocupa a la opinión pública, a menos que su religión interfiera en su ejercicio como servidor público.

Lo anterior, hace referencia al caso de quienes en calidad de políticos y apelando a supuestos valores cristianos y a la defensa de la moral social o familiar, se van lanza en ristre contra conquistas sociales como el aborto o el matrimonio igualitario. Es así que, en cuanto a si deben o no los medios de comunicación auscultar la vida privada de los políticos, hay que dejar claro que, la esfera privada de éstos deja de serlo cuando repercute sobre cuestiones de la esfera pública; precisamente, porque como nos proyectamos al mundo importa, la dignidad importa, la Integridad importa y nuestro futuro depende de ello.

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