Poncharello

PONCHARELLO

“DETRÁS DE UN PONCHE HAY UNA HISTORIA, TODA UNA HISTORIA”

Propietario y fundador: Fernando Sánchez.

Fernando Sánchez llegó a los 5 años a Sevilla (Valle Del Cauca). Aquí estudió y se graduó de la secundaria. Nació en el campo y sus raíces fueron campesinas, esto lo motivó a estudiar Agroindustrial. Vivió en Armenia (Quindío), alrededor de 25 años, allí trabajó durante esos años como un buen empresario, sin embargo siempre recordaba su pueblo. Hasta que el 25 de Enero de 1999 con el terremoto de Armenia todo lo que había cosechado durante esos 25 años quedó enterrado. Perdió todo lo material y tan sólo quedó con su vida y su salud.

Entonces regresó a Sevilla y al no tener nada se puso a vender libros. Gracias a esto logró recoger algo de dinero, 300.000 pesos aproximadamente. Pero, sin embargo, ese dinero era muy poco para sobrevivir.

Un día cualquiera decidió irse en bicicleta al Manzanillo (parte rural de Sevilla) pensando en el campo para volver a empezar el proceso de apicultura que también había perdido en Armenia. Allí analizó a la clase y la cantidad de personas que transitaban por ahí, aprovechando algunos conocimientos sobre turismo adquiridos empíricamente anteriormente en Armenia.

En ese momento nació Poncharelo, ya que hasta que las colmenas de abejas empezaran a dar frutos y las pudiera montar, él debía subsistir de alguna manera. Así que de esta forma Fernando empezó su búsqueda por un local, pero estos eran algo costosos. Hasta que un día en el Manzanillo halló un casa donde podía instalar su local por tan sólo 50.000 pesos. Entonces fue cuando realmente tomó vida Poncharello.

La primera publicidad la hizo por medio de un letrero hecho con pintura amarilla y costales, donde escribió “PONCHARELO”.

Al comienzo no tuvo mucho auge, ya que la gente pasaba por allí y ni siquiera entraban, entonces Fernando tuvo que recurrir a las degustaciones, pero ni esto logró animar a la gente a tomar ponche en su local. Así que contactó a su gran amiga: Martha Lucía Torres Silva (Gerente de Juventud Estéreo) para que le ayudara con la publicidad del negocio. Y así lo hizo por un muy bajo costo. Gracias a esto y a sus degustaciones el negocio empezó a despegar un poco por así decirlo.

Al mes y medio más o menos empezó a llegar la gente al local, pero para ese momento el dinero con el que había empezado ya había disminuido considerablemente, y él debía pagar cosas como la renta, los servicios y a los proveedores. Así que un señor llamado Jair Vargas le dio uno de los insumos: La leche. Esto alivianó un poco las cosas, ya que sólo le quedaba subir al pueblo para decirle a un amigo que le mandara las uvas para el mismo preparar el vino, que es primordial en el ponche.

En ese entonces el Manzanillo era zona roja, ya que gran cantidad de paramilitares transitaban por ahí. Al ser el prácticamente un forastero, un día lo visitaron los paramilitares para preguntarle quién era él y que hacía allí. Pese a esto, él siguió en su local trabajando. Transcurridos 4 meses más, a Jair Vargas lo asesinan y desde allí el negocio deja de ser el mismo, ya que las personas que antes bajaban dejaron de volver por temor a que les pasara algo. A pesar de esto se quedó 4 meses más allí, porque necesitaba pensar que iba a hacer, y esto no era nada fácil.

Entonces un día cualquiera se vino para el pueblo en bicicleta buscando otra vez donde montar nuevamente su negocio. Y llegó hasta el alto de Carangal, donde encontró un lugar que le pareció bueno por el momento. Cuando se instaló empezó a decorar el lugar con lo poco que pudo. Además tuvo que asegurar su comodidad armando una especie de cambuche adentro, porque hacía demasiado frío y su cuerpo no podía resistir esa temperatura

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