Por El Momento Asi
Enviado por labda • 3 de Marzo de 2014 • 45.264 Palabras (182 Páginas) • 240 Visitas
EN TORNO AL CONCEPTO DE POLÍTICA SOCIAL.
La expresión política social en polisémica. Con ella podemos estar refiriéndonos a varias cosas. En primer lugar, a las medidas de intervención social realizadas por los estados. También podemos utilizarla para hacer referencia a los trabajos de investigación social aplicada, normalmente realizados por encargo de los gobiernos, para orientar las intervenciones de política práctica. Por último, con ella también aludimos a la disciplina académica encargada de analizar estas investigaciones y aquellas políticas. A diferencia del anterior tipo de conocimiento, de carácter eminentemente práctico, en este caso estaríamos ante un conocimiento de carácter especulativo.
Como materia de conocimiento, la política social constituye una síntesis, una vía interdisciplinar para el estudio de determinadas instituciones, problemas y procesos de la sociedad. Por su teoría y conceptos capta elementos de economía, ciencia política, sociología, antropología, filosofía moral y otras disciplinas afines. Por sus métodos de apoya en la estadística, en las técnicas de investigación social y en la historia, con el objeto de aumentar nuestro conocimiento de los cometidos y funciones de las políticas sociales en la sociedad contemporánea.
Como nombre y realidad política social es una expresión genérica, anterior a la de estado de bienestar. Designa el fenómeno complejo de intervención del estado para hacer frente a las catástrofes acaecidas en Europa como consecuencia de la gran transformación, es decir las consecuencias imprevistas que tienen lugar a resultas de la revolución industrial.
Las definiciones usuales sobre política social suelen hacer referencia a medidas de intervención por medio de las cuales los poderes públicos prestan ayudas, redistribuyen recursos materiales y no materiales, y persiguen objetivos distintos de los estrictamente económicos.
El concepto de política social comprende, en una primera aproximación, las intervenciones que desarrollan los poderes públicos:
Para proporcionar bienes con carácter universal.
Proporcionando renta mínima a quienes están excluidos del mercado o bajo los niveles de subsistencia.
Llevando a cabo políticas de redistribución de rentas, cuando la distribución del mercado produce demasiada desigualdad.
Emprendiendo políticas de empleo: ocupación, relaciones laborales y condiciones de trabajo.
Desarrollando políticas de pensiones clases pasivas.
Por esas cosas de la vida que no resultan fáciles explicar, se tiende a considerar la política social como sinónimo de atención a los desfavorecidos. Pero esto no es mas que un error de percepción. No siempre las intervenciones que en el ámbito social desarrollan los poderes públicos, como auxiliares de la economía, están dirigidas a la protección de los grupos sociales en desventaja. Demasiadas veces nos hallamos ante medidas de política social cuyo objetivo no es la redistribución de recursos en un sentido progresivo, sino al contrario. Tal cosa sucede, por ejemplo, con las medidas para hacer invisible la pobreza, las dirigidas a financiar la compra de libros de texto e innecesarias intervenciones quirúrgicas a grupos sociales con ingresos muy altos; algo parecido se puede decir de las ayudas económicas a empresas o grupos privilegiados, o bien, de las jubilaciones anticipadas para facilitar la modernización y reducción de costes laborales de las empresas.
Históricamente el concepto de política social se ha ido ampliando. El desarrollo de la ciencia, la tecnología y las técnicas administrativas permite, si la sociedad lo desea, adoptar programas de prevención que impidan los efectos en cadena de los costes sociales que genera el cambio. Pero depende siempre de las sociedades el que se adopten políticas sociales redistributivas, equitativas, y encaminadas a eliminar los costes sociales del crecimiento. Y no siempre los miembros de la sociedad están dispuestos a optar por una política social, menos aún si tienen que pagar por ella, en una sociedad poco solidaria. De ahí que los temas de política social estén envueltos en valores e ideologías, como comprobaremos en lo que sigue.
POLÍTICA SOCIAL E IDEOLOGÍA.
POLÍTICA SOCIAL Y PROBLEMAS.
Examinaremos los puntos de contacto entre las ideologías y la política social comenzando por el análisis de los problemas sociales. Es sabido que las políticas sociales giran en torno a problemas, pero los problemas sobre los cuales se elaboran las políticas no están ahí. Somos nosotros quienes decidimos que existe un problema público a resolver y construimos la definición del problema.
Por este motivo, para comprender el alcance de las ideologías en la definición de los problemas públicos hay que indagar en torno a dos temas: ¿para quién es un problema? Y ¿cuál es el problema?
¿Para quién? En principio conviene tener presente que no todos los problemas potenciales se abordan desde la política. Hay problemas excluidos de la agenda política (históricamente lo fue el paro, lo ha sido hasta hace poco los malos tratos a la mujer, el trabajo del menor) y también ocultos (actualmente lo es el de contaminación radioactiva por amianto); a veces quienes tienen poder para ello deciden que determinado problema es conveniente mantenerlo fuera de la agenda política, esto es, del programa de actuación de los poderes públicos. El margen de decisión de las élites políticas se encuentra determinado por fuerzas sociales que influyen en la opinión y las percepciones de la realidad. Estas fuerzas sociales determinan la política y la prioridad relativa de los temas y las soluciones.
Las fuerzas que compiten en la inclusión o exclusión de los problemas son una diversidad de actores y acciones anónimas. Ejemplos de fuerzas determinantes anónimas son los sucesos del ambiente internacional (las guerras y las revoluciones), los indicadores macroeconómicos (tasas de crecimiento, los cambios de nivel de desempleo, de inflación) y las transformaciones de los parámetros culturales de la vida social (que van desde los porcentajes de la asistencia a escuelas secundarias hasta las tasas de separaciones).
¿Cuál es el problema? Una vez que se ha conseguido que el problema adquiera el status de problema público a resolver, un mismo problema admite definiciones distintas. La percepción de esos indicadores internacionales, culturales y económicos, conforma la imagen de la realidad de las élites, sus opiniones acerca de lo que pueden y deben hace, qué han de esperar como resultados de su actuación
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