Precursora de un consumismo irreflexivo, Juan Pablo II ve en la televisión un potencial de comunicación espiritual. Derrick de Kerckhove, asistente de McLuhan.
Enviado por karenina75 • 5 de Abril de 2016 • Ensayo • 848 Palabras (4 Páginas) • 316 Visitas
Ladrona de Tiempo, Criada Infiel
Germán Orozco Mora
Precursora de un consumismo irreflexivo, Juan Pablo II ve en la televisión un potencial de comunicación espiritual. Derrick de Kerckhove, asistente de McLuhan.
En 1993, en una entrevista en que se analizaban las tesis del pensador austriaco Karl Popper, el Cardenal Carlo María Martini hacía prevalecer el argumento “evangélico” a favor de la televisión: “La televisión ha aclarado que mi prójimo no tiene límites. También en el Evangelio el prójimo de la parábola del Buen Samaritano supera los confines, pero la televisión nos los hace presente...”. ( Diálogo con el televisor, C.M. Martini).
En este contexto analítico en torno a la influencia de la televisión, John Condry ha publicado sus reflexiones en un texto titulado: “Ladrona de Tiempo, Criada Infiel”. El planteamiento inicial es ¿Por qué se ve la televisión? Y responde que la mayor parte de los adultos, según ellos mismos lo reconocen, ven la televisión “por diversión”. La mayor parte de los niños, aun encontrándola divertida, ve la televisión porque trata de entender el mundo. Muchos adultos consideran que la televisión es poco significativa, y la ven con lo que suele definirse como “suspensión de la incredulidad”.
Como en México, en U.S.A. la televisión nació en la década de 1950 –de hecho fue el mexicano Guillermo González Camarena quien la inventó–. En el primer año de dicha década, cerca de 10 % de las familias tenía un televisor; en 1960, el porcentaje había aumentado a 90%, y casi todos los que poseían un aparato veían regularmente la televisión. (Hoy Tijuana, B.C., es la capital mundial del televisor). El advenimiento de la televisión ha provocado, según algunas estimaciones, un crecimiento de 58 % del tiempo transcurrido en contacto con los medios de comunicación.
El niño promedio ve la televisión entre cuatro y cinco horas al día durante la semana y cerca de siete a nueve horas el fin de semana, para un total aproximado de 40 horas a la semana; en ellas se incluyen los filmes en videocasetes, los videojuegos y la televisión por cable. Independientemente de lo que se le proyecta, los niños que ven mucho la televisión tienden a leer menos, a jugar menos y a ser obesos.
Estos son los “efectos indirectos” de ver continuamente la televisión. Si la obesidad es un problema nacional para los jóvenes, ¿desempeña la televisión un papel significativo en el origen de este trastorno? Una ocupación pasiva en el aspecto físico, como ver la televisión, a menudo se acompaña con la toma de alimentos, y los estudios muestran un decrecimiento de la tasa metabólica entre los telespectadores, especialmente entre aquellos niños ya obesos.
La televisión es una ladrona de tiempo
A medida que el niño crece, aumenta su capacidad de captar el sentido de vicisitudes complejas, en parte porque sabe más del mundo, pero también porque tiene mayor familiaridad con las formas y estructura de la televisión: se ha vuelto televisión literate, es decir se ha familiarizado con el lenguaje televisivo.
La televisión no está concebida para dar a los niños información sobre el mundo real. Cuando se le utiliza con esta finalidad hace un pésimo trabajo.
La televisión moderna, especialmente como viene siendo utilizada actualmente, tiene un único objetivo: vender mercancías. La televisión es fundamentalmente un instrumento comercial. Sus valores son los valores del mercado; su estructura y su contenido responden a este objetivo.
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