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Primavera Árabe: El fin del poder


Enviado por   •  16 de Noviembre de 2016  •  Ensayo  •  3.078 Palabras (13 Páginas)  •  261 Visitas

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Primavera Árabe: El fin del poder

 

 

Manuela Bedoya Londoño

Universidad EAFIT

Facultad de Humanidades

Comunicación Social

Medellín

2016

Introducción

     El anhelo de poder ha sido uno de los aspectos característicos más importantes de los seres humanos, pues esa incesante búsqueda de poder no sólo ha motivado a los hombres sino que también ha permitido a éstos organizar la vida humana y hacer progresar a las sociedades pero, ¿a qué nos referimos con poder? Esa propiedad definida por tantos y ejecutada por mil más, Moisés Naím la define en libro El Fin del Poder como «la capacidad de dirigir o impedir las acciones actuales o futuras de otros grupos e individuos […] es aquello con lo que logramos que otros tengan conductas que, de otro modo, no habrían adoptado» (Naím, 2013, p. 38). Este poder tal como lo conocemos y como lo define el escritor a lo largo de su libro, está cambiando, se está debilitando y está pasando  rápidamente de unos actores tradicionales a unos actores nuevos, lo que trae consigo grandes consecuencias para nuestras vidas. Así, el propósito de este ensayo es realizar un análisis de la Primavera Árabe, centrando nuestra atención en Túnez y tomando como referencia los análisis realizados por Moisés Naím.

     La Primavera Árabe, así se llama a una serie de manifestaciones populares llevadas a cabo en el norte del continente africano desde 2010 hasta 2013 aproximadamente. Estas protestas estuvieron motivadas por la grave situación económica- financiera y la ausencia de libertades políticas, y lograron la caída de grandes regímenes dictatoriales como los de Túnez, Egipto y Libia.

     En Túnez estaba instaurado en la presidencia, desde 1987,  Zine El Abidine Ben Alí, un militar formado en Francia y Estados Unidos quien fue patrón de la Seguridad Nacional, Ministro del Interior y Primer Ministro hasta la destitución de Habib Bourguiba donde tomo el  mandato presidencial sin violencia ni derramamiento de sangre. A su llegada al poder, Ben Alí suprimió la "presidencia de por vida" instituida por Bourguiba y limitó inicialmente a un máximo de tres el número de mandatos presidenciales. Diciéndose partidario de una democratización "sin prisa", en 1994 Ben Alí introdujo el pluralismo en pequeñas dosis en el parlamento y organizó en 1999 las primeras elecciones presidenciales pluralistas de la historia de Túnez.

     Así mismo, también implementó una política considerada de “solidaridad”, con la creación de un fondo especial destinado a los más pobres o el desarrollo de un sistema de seguridad social, así como la continuación de las políticas favorables a la emancipación de las mujeres y  a la educación iniciadas por el ex presidente Bourguiba. Estos avances, que conquistaron una clase media creciente, se acompañaron sin embargo de un endurecimiento del régimen ante toda la fuerza opositora, ya proviniese de la izquierda o de los islamistas; y de un dominio sobre los medios de comunicación y los sindicatos. Además, en la política económica permitió inversiones extranjeras y la privatización de empresas, todo esto en condiciones que favorecieran casi exclusivamente a personas a fines a su régimen, incluyendo a su propia familia quienes lograron adquirir diversas empresas de producción o servicios, siendo acusados de usar fondo públicos para este fin, usando un amplio esquema de corrupción política para dominar la economía de Túnez.

     Con todo esto, Ben Alí convirtió a Túnez en un país gobernado por una autocracia que lo llevo a sufrir condiciones de desempleo, represiones e injusticias sociales y por lo cual se da la revolución de la Primavera Árabe pues aquel régimen que estaba siendo construido sobre un equilibrio entre el brazo de hierro y la prosperidad finalmente se ha roto y ha causado su caída.

El fin del poder

     Moisés Naím desarrolla su análisis sobre el fin del poder con base en dos elementos los cuales son de suma importancia para analizar el fenómeno de la Primavera Árabe. El primero es lo que caracteriza como tres grandes revoluciones:

     La primera es la revolución del más, la cual «incluye los cambios que se están produciendo con respecto al aumento de todo: del número de habitantes al número de países que hay en el planeta, o el crecimiento acelerado de todos los indicadores que tienen que ver con la condición humana: esperanza de vida, nutrición, educación, ingresos, entre muchos otros» (Naím, 2013, p. 89). Se dan cambios cuantitativos pero también cambios cualitativos que hacen que muchos de los factores que permitían ejercer el poder dejen de ser eficaces.

      La segunda revolución, la de la movilidad, «significa que todos estos cambios se expanden y circulan cada vez más; más gente, dinero, productos, tecnología, información, estilos de vida se mueven a menor coste y a más lugares» (Loaeza, 2014, p. 239).

     Por último, la revolución de la mentalidad en donde se dan los cambios en la manera de pensar, Naím la denomina la revolución de las expectativas crecientes porque se da la distancia entre lo que la gente espera y lo que sus gobiernos pueden darle, y es resultado de las revoluciones del más y de la movilidad.

     El otro elemento de suma importancia para llevar este análisis y el cual es desarrollado por el autor para llevar a cabo su tesis, es la fragmentación del poder, el cual es resultado de las confrontaciones de los grandes o tradicionales poderes y, lo que el autor denomina, micropoderes. «El poder de los micropoderes reside en su capacidad de vetar, contrarrestar, combatir y limitar el margen de maniobra de los grandes actores, y tienen la ventaja de que al ser más pequeños son más ágiles, además de que su estructura es menos rígida que la de los grandes poderes. Su estrategia es el desgaste, el sabotaje, el socavamiento y la obstaculización a los primeros» (Loaeza, 2014, p. 240).  Los micropoderes son liderados por personas que quieren el bien común pero también por criminales o extremistas que solo buscan sus propios interés.

La primavera como sinónimo de revolución

     Las manifestaciones en los países árabes son un gran ejemplo de los elementos que mencionábamos anteriormente pero en esta ocasión solo los analizaremos desde lo sucedido en Túnez.

     El 17 de diciembre de 2010 el vendedor de frutas y verduras, Mohammed Bouazizi, se inmoló así mismo después de que la policía municipal, a las 10:30 de la mañana confiscara sus bienes de trabajo (La carreta, la báscula y sus productos) por no portar un permiso legal para realizar su negocio, aunque dicho permiso no era necesario. Además los oficiales lo escupieron, lo sometieron al suelo y lo agredieron fuertemente.  Mohamed intentó presentar una queja ante las autoridades municipales, pidiendo autorización y restitución de sus bienes, pero no le hicieron caso. Este joven, amenazó con prenderse fuego pero fue ignorado. Una hora después del altercado, a las 11:30 de la mañana, consiguió una lata de pintura inflamable en una gasolinera cercana y gritó en la plaza, en medio del tráfico: «¿Cómo esperan que me gane la vida?» Se roció con el contenido de la lata enfrente del Palacio de Gobierno y se prendió fuego con un cerillo.

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