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Producción De Programas De Radio


Enviado por   •  30 de Noviembre de 2013  •  2.389 Palabras (10 Páginas)  •  466 Visitas

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Producción de programas de Radio

1. Consideraciones iniciales

2. ¿Qué tengo para decir?

3. ¿Cómo lo diré?

4. Otros consejos al momento de hacer un programa de radio

5. Consideraciones finales

6. Cortesía Telefónica

Consideraciones iniciales

En primer lugar debemos mencionar que no existe una sola manera correcta de hacer radio, ni un solo tipo de programa, ni una única e infalible manera de producir programas. Por lo tanto, los consejos y sugerencias vertidas en este texto deben ser tomados como tales, sugerencias, que lo orientarán hacia la producción de programas de radio. De ningún modo pretenden ser inequívocas, y pueden ser adaptadas a la realidad y circunstancias de cada momento y lugar.

Antes de empezar:

Lo primero que diremos al respecto es, sin dudas, lo más importante. Antes de empezar a trabajar en la producción de un programa radio, sugerimos orar con sinceridad pidiendo sabiduría y la dirección de Dios en la tarea que vamos a emprender.

Luego, es muy orientador poder responder a las siguientes preguntas:

1. ¿Qué tengo para decir?, o sea, ¿de qué tema voy a hablar en mi programa?

2. ¿A quienes se lo quiero comunicar, quienes quiero que me escuchen?, o sea, pienso en mi audiencia.

3. ¿Cómo lo diré?

Sobre estas tres preguntas cimentaremos el resto de esta guía

¿Qué tengo para decir?

Responder a esta pregunta nos lleva al tema del programa.

Posibles temas a tratar en programas de radios cristianas pueden ser:

-temas espirituales (devocionales, temáticos, consejería, etc.)

-temas de salud física

-temas de salud mental

-temas de educación

-temas de familia

-temas infantiles

-temas juveniles

-temas culturales/científicos o de interés general.

-temas informativos

-etc.

¿A quienes se lo quiero comunicar?

Responder a esta pregunta nos hace pensar en nuestra audiencia.

Antes de seguir en este punto aclararemos el concepto radial de ‘audiencia modelo’: Es el oyente tipo de mi programa, la persona a la cual le quiero hablar, quien quiero que escuche mi programa. Ese es mi oyente tipo, o audiencia modelo.

Hay diferentes formas de clasificar a nuestra audiencia y todas ellas pueden ser igualmente válidas. La más común es segmentar por edad y condición socioeconómica.

Ejemplo:

Edad:

-Infantil

-Juvenil

-Adulta

-Ancianos

Condición socioeconómica:

-Alto

-Medio

-Bajo

-Todos los niveles socioeconómicos

Mi audiencia modelo será:

-mayormente secular

-mayormente religiosa

De la respuesta a esta consideración dependerá el perfil que le daremos a nuestro programa, el tratamiento que daremos a los contenidos, las palabras que utilizaremos y otras consideraciones que veremos en la respuesta a las pregunta ¿Cómo lo diré?

Pero recordemos que ya hemos respondido a la primera pregunta (¿Qué tengo para decir?), de modo que la respuesta a la primera pregunta ya condiciona mi respuesta a esta pregunta (¿A quienes se lo quiero comunicar?).

Por ejemplo, si voy a realizar un programa cristiano/espiritual en tono devocional, ya sé que difícilmente me oigan personas con otros intereses, pero de todos modos debo preparar el contenido del programa de modo tal que sea igualmente audible y comprensible para cualquier potencial oyente.

Si estamos hablando un vocabulario que no le es familiar, o si es muy evidente que nuestro programa persigue un interés sectorial, difícilmente se quede en nuestra sintonía.

Respondiendo a la pregunta entonces sobre la audiencia secular/religiosa, diremos lo siguiente, aclarando que es nuestra opinión y respetamos la diversidad de opiniones que hay sobre este punto:

Una emisora cristiana podrá orientar su programación hacia personas de cualquier denominación, ya sean católicas o protestantes, sin descuidar a posibles oyentes seculares.

Cuando decimos, ‘sin descuidar a posibles oyentes seculares’, nos referimos a que nuestro lenguaje no debe resultar extraño y/o sectorial, sino que siempre debemos usar palabras por todos conocidas, abordar temas explicándolos o comentándolos de modo tal que pueda ser entendido por nuestra audiencia cristiana pero también por un posible oyente secular no cristiano que nos esté escuchando.

¿Cómo lo diré?

Una vez resueltas las cuestiones concernientes al tema de nuestro programa y nuestra audiencia modelo, nos queda responder a esta última pregunta, cuya respuesta terminará por darle una forma o formato a nuestro programa.

Para empezar a responder esta pregunta es vital decidir el factor tiempo, ¿de cuánto tiempo dispongo para decirlo?

La clasificación en este sentido nos orienta hacia:

-microprogramas de 3 a 5 minutos de duración, también llamados ‘pastillas’.

-microprogramas de 10 a 15 minutos de duración.

-programa corto: 30 minutos.

-programa medio: 60 minutos.

-programa largo: 120 minutos.

-programa ómnibus: 3, 4, 5 o más horas.

Si bien la producción de cada programa puede variar de acuerdo a la duración del mismo, vamos a brindar un tipo de estructura que bien puede ser común a todos. La llamaremos la ‘estructura del bloque modelo’

Esta estructura de programa nos dice que, más allá de cuánto dure el programa de principio a fin, siguiendo un patrón modelo para cada bloque, sólo tendremos que sumar o quitar ‘bloques’ de acuerdo a la duración del programa.

Para un mejor aprovechamiento del medio radial, y en especial en programas que son transmitidos por la mañana especialmente, cuando nuestro oyente puede estar realizando más de una actividad a la vez y prestarnos una atención muy dispersa, lo más conveniente será utilizar bloques cortos y dinámicos donde podamos presentar las ideas de forma clara, con un lenguaje familiar, repitiendo conceptos cuando es necesario hacerlo (para lograr el efecto del énfasis, por ejemplo) y presentando una conclusión o enganche para lo que sigue antes de finalizar el bloque. Una vez finalizado el bloque, se puede separar entre uno y otro con música o jingles. Se recomienda en la mañana bloques con invitados y abriendo la posibilidad de la participación de la audiencia a través de llamadas telefónicas, mensajes de texto, email o mensajes de texto.

La música, que además de servir como separador, si está bien seleccionada, puede reforzar la idea de la cual se viene hablando.

Utilizando esta estructura de bloques como base, podremos completar el guión u hoja

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