Psicología De La Liberación: Una Praxis Crítica

Psicología de la Liberación: una praxis crítica

La Psicología de la Liberación surgió en América Latina en la década de 1980. Principalmente se trata de una psicología crítica, que actúa desde el enfoque de tomar partido por las poblaciones oprimidas del continente Latinoamericano. El autor de la propuesta, Ignacio Martín-Baró practica la psicología en el contexto de la guerra civil de El Salvador, guerra de la cual él mismo en una víctima de la represión del Estado. Las consecuencias de los conflictos sociales desde entonces han sido un tema importante para la psicología de la liberación.

Se puede extraer desde el texto “Hacia una psicología de la Liberación”, que el objetivo de esta psicología crítica es corregir los errores de la psicología dominante. Esta ideología era principalmente de habla Inglés, en gran parte experimental; la psicología social fue criticada por ser poco relevante a las necesidades y contextos humanos reales, y porque supone erróneamente que sus métodos permitieron el descubrimiento de principios fundamentales, procesos e incluso leyes de comportamiento humano, que podría generalizarse a todas las situaciones. A esta crítica, se añadieron preocupaciones relacionadas, por ejemplo, sobre los abusos de la psicología y de la medicalización del malestar en el sistema de salud mental.

Se propone una construcción de las psicologías críticas que deban ocuparse de la realidad social, como realidad y no como una quimera lingüística; y desde este punto de vista, Baró propone tres elementos esenciales para la construcción de una Psicología de la Liberación de los pueblos latinoamericanos: 1. Un nuevo horizonte: el objeto primordial de la Psicología latinoamericana deben ser los problemas reales de sus propios pueblos. 2. Una nueva epistemología: Esta perspectiva se debe crear desde la colectividad. 3. Una nueva praxis: El conocimiento práctico que se adquiere mediante la investigación participativa debe encaminarse hacia el logro de un poder popular que permita a los pueblos volverse protagonistas de su propia historia y realizar cambios que hagan a las sociedades latinoamericanas más justas y humanas.

Para lograr todo esto, se deben realizar tres tareas urgentes: 1. Recuperación de la memoria histórica: señalando que es difícil satisfacer las necesidades básicas diarias, cuando la mayoría vive en el presente psicológico, en un aquí y ahora que ignora el pasado y el futuro, plantea desde aquí, la recuperación de forma selectiva y colectivamente de elementos del pasado que resultaron efectivos para la defensa de los intereses de las clases explotadas y que podrían a su vez volver a ser útiles para una lucha consciente. 2. Contribuir a desideologizar la experiencia cotidiana: La realidad social puede ser difícil de ver como lo que es, no sólo para el pueblo, sino para la teoría y la práctica de la psicología en sí. Por tanto, es necesario desideologizar la realidad, que se despeguen las capas de ideología que individualizan y naturalizar los fenómenos sociales. 3. Potenciar las virtudes de nuestros pueblos: Para el autor, las virtudes están vivas en las tradiciones populares, en la religiosidad popular, en aquellas estructuras sociales que han permitido al pueblo sobrevivir históricamente en condiciones de opresión y represión.

Son muchas las tareas que se le presentan a la Psicología latinoamericana de la liberación, tanto teóricas como prácticas.

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