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¿Qué Es La Soberania?


Enviado por   •  18 de Junio de 2014  •  4.569 Palabras (19 Páginas)  •  172 Visitas

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¿Qué es Soberanía?

Soberanía

“Dios es más grande que nuestro entendimiento”. Está en la Biblia, Job 36:26, "He aquí, Dios es grande, y nosotros no le conocemos, ni se puede seguir la huella de sus años".

La soberanía de Dios es imponente. Está en la Biblia, Job 37:23, "El es Todopoderoso, al cual no alcanzamos, grande en poder; y en juicio y en multitud de justicia no afligirá".

El amor soberano de Dios se extiende a cada parte de nuestra vida. Está en la Biblia, Romanos 8:38-39, "Por lo cual estoy seguro de que ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni potestades, ni lo presente, ni lo por venir, ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor de Dios, que es en Cristo Jesús Señor nuestro".

La Soberanía y su ejercicio

La Soberanía es uno de los elementos más representativos del Poder del Estado, y es el pueblo, tan mencionado en los ordenamientos jurídicos quien lo detenta y ejerce por medio de los órganos destinados para tal fin. El estudio de la Soberanía implica el conocimiento de una serie de elementos que permitan su fácil comprensión, así que se debe comenzar por saber de dónde se origina.

El concepto de soberanía surgió cuando los europeos de los siglos XVI y XVII empezaron a buscar fundamentos laicos sobre los que basar la autoridad de los incipientes estados nacionales. El término soberanía proviene de la palabra soberano que implica ausencia de control; pero soberano también es el jefe de un Estado monárquico, es decir, de un ente político, y por esta razón la soberanía ha surgido en el campo político.

En los sistemas donde el mando está en manos de una sola persona, conocidos como sistemas monárquicos o dictatoriales, la soberanía es ejercida por el soberano, dictador, emperador o rey; y en los sistemas democráticos, que se basan en el estado de derecho, la soberanía está en manos del pueblo.

Características de la Soberanía

Es importante conocer cuales son las características de la soberanía para que toda persona la pueda ejercer:

a) Es intransferible, es decir, no puede ser ejercida por otra persona que no sea la señalada expresamente por la Constitución.

b) Es ejercida o su titularidad está en manos del pueblo.

c) La Constitución y las leyes establecen las formas para ejercerla. Es ella quien concede la legalidad al Poder del Estado, por medio del reconocimiento o aceptación del mismo.

La Soberanía también es llamada El Poder del Estado, sin embargo, la soberanía no es otra cosa que un elemento integrante de ese poder. Para que éste poder sea considerado como legítimo por el pueblo que es el titular de la soberanía, este poder debe ser originario, es decir, debe ser propio del Estado y no de otro, es así como de esa originalidad puede decirse que se es independiente.

La evolución histórica de la Soberanía

Para que exista la Soberanía necesariamente debe existir el Estado:

La teoría histórica explica acerca del origen del Estado, tomándolo como un fenómeno natural originado por el libre juego de las leyes naturales, considerando a estas, no únicamente las restricciones como tales, o sea las leyes físicas, sino también las derivadas de las funciones espirituales del hombre, que también son fenómenos naturales.

Al elaborar esta doctrina, los pensadores históricos, se sirven de un método complejo; utilizan los datos de la historia, analizan los fenómenos sociales y políticos de la vida real, de manera directa, estudiando las sociedades humanas, sirviéndose de las conclusiones de las ciencias sociales.

Si admitimos que el nacimiento de Estado se da con la voluntad del hombre, pero no otorgando un pacto; no nace en virtud de un contrato. Sino que el Estado surge como algo que deriva de la naturaleza del hombre.

A diferencia de los contratos, por el hecho de no serlo, no lo invalida. Si su actuación es correcta y tiende a realizar sus propios fines, el Estado justificara, pues habrá de contar entonces con la libre adhesión de los ciudadanos que forman el elemento humano en que es Estado tiene su base.

La Soberanía es esencial al Estado, ya que éste para ser Estado, para que podamos calificar a un grupo social como Estado tiene que tener dentro de sí un poder soberano. Si su poder de mando se encuentra subordinado, entonces tendremos ante nuestro análisis un grupo social diferente; no existe, en esa hipótesis, un Estado soberano.

Esto no quiere decir que dentro de la estructura constitucional de diversos Estados, el poder no tenga diferentes manifestaciones y que no existan diferentes estructuras de autonomía dentro del Estado, como sucede en el Estado Federal. Pero aun en estos casos en que existen esferas de autonomía, como son los Estados particulares, los llamados Estados miembros de las Federaciones, siempre existe un órgano, que es el que posee el poder supremo, por encima de esos poderes particulares. (Poder de categoría superior).

Existe jerarquía y en lo alto de esta jerarquía, la cúspide del poder, se encuentra la soberanía. La jerarquía de las órdenes, según dice Dabin, "está determinada por la jerarquía de los fines".

El fin supremo que es, en el orden de las comunidades políticas, el fin del Estado, cuyo contenido ya estudiamos, reclama para su obtención un poder de la misma jerarquía; un poder supremo.

El fin más alto que le es dado alcanzar a una comunidad social, que es el bien público, sólo puede obtenerse empellando en el desarrollo de la actividad encaminada a conseguirlo un poder del mismo rango: un poder supremo.

El bien público, fin del Estado, tiene por su calidad general un rango superior al bien particular o individual. En esta forma, la idea de bien público contiene en potencia la idea de soberanía. El organismo que tiene a su cargo obtener la paz y la tranquilidad, la creación y el cumplimiento de las leyes, tiene que poseer un poder, un mando que le permita imponer de manera obligatoria sus decisiones.

En rigor el concepto de soberanía más que traducir una realidad política, ha sido la expresión de una aspiración de los pueblos y, en épocas pasadas, de los monarcas que los representaban.

Antes de que fuera formulado doctrinalmente por los teóricos del estado moderno, como Jaén Bodin en el siglo XVI y Thomas Hobbes en el XVII, esta aspiración había surgido con mucha anterioridad, en ocasiones, como reclamo

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