¿Qué es la intervención arquitectónica?

¿Qué es la intervención arquitectónica?

El término propio de intervención debe entenderse en dos formas, la primera se enfoca en cualquier acción (restauración, defensa, preservación…) que se realice en un edificio o arquitectura; mientras que el otro, se enfocaría únicamente en la restauración del mismo. Sin embargo, Solà-Morales expone que “una intervención es tanto como intentar que el edificio vuelva a decir algo y lo diga en una determinada dirección. Según la forma en que la intervención se produzca los resultados serán unos u otros”.

En este contexto, lo que el autor explica, es que la intervención significa interpretación; no obstante, cuando se requiere de la teorización del término, se cae en clasicismo (renancetismo arquitectónico); es decir, donde como en el proceso de yuxtaposición, ninguna condición crítica sale a luz cuando se interviene una estructura ya iniciada, sino que se coloca encima sin apenas considerar el daño y la nueva estructura.

No obstante, a partir de estos hechos, aparece una conciencia histórica, en la que hay un pasado y un presente, en la que estructuras “viejas” o “nuevas” son tomadas de igual forma, ya sea para asumirlas o distanciarse de ellas; es decir, se planta una consideración crítica respecto al lugar que se va a intervenir y las condiciones de éste.

Sin embargo, el autor destaca “el problema general que en la arquitectura del Clasicismo y en su intervención sobre los edificios se plantea es la de una intervención hecha desde la seguridad y desde la congruencia de un proyecto bastante definido como para saber qué objetivos se propone.”

Pues según explica a lo largo del texto, que se debe tener especial cuidado en la “intervención” de cualquier edificio o arquitectura, sobre todo con los históricos, dado que se debe proteger lo mejor que se pueda el edificio y reconsiderar cualquier tipo de intervención a partir de objetivos claros.

Puntos clave del autor:

1. Considerar siempre la historia del lugar antes de intervenirlo y establecer un diálogo entre la arquitectura presente y la del pasado, de forma que ambas posturas puedan salvaguardar el edificio.
2. Positivismo Posthegeliano; es decir, entender que cualquier edificio tiene capacidad de expresarse y que su intervención arquitectónica debe plantearse a partir de problemas concretos para tener estructuras igual de concretas; por lo tanto, hay que evitar lo “abstracto”.

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