RECONSTRUIR AL CIUDADANO EN UNA NUEVA CULTURA POLITICA DEMOCRATICA
Enviado por fcida78 • 19 de Mayo de 2013 • 3.626 Palabras (15 Páginas) • 526 Visitas
UNIVERSIDAD AUTONOMA DE SINALOA
FACULTAD DE CIENCIAS SOCIALES
Curso de Diplomado: Formación de Investigadores Junior
Profesor: DR. ROBINSON SALAZAR
Carrera: Lic. En Sociología
Grupo 3-1
RECONSTRUIR AL CIUDADANO EN UNA NUEVA CULTURA POLITICA DEMOCRATICA
Este trabajo final es producto del curso del Diplomado en Formación de Investigadores Junior, impartido por el Dr. Robinson Salazar; en nuestra Universidad (UAS), cuyo objetivo principal fue: aprender a seleccionar un campo temático, armar banco de datos y redactar en forma básica documentos de trabajo, alimentando nuestra base de datos con artículos especializados que son clave en el objeto de estudio; conceptos matriciales, conceptos derivadores y vinculadores, en el cual nos desarrollaremos en la acción investigativa, vinculando en el mismo, conceptos estudiados durante la carrera de sociología en nuestra universidad.
Con este trabajo escrito en primer lugar, pretendo problematizar el concepto de ciudadanía, para después analizar la propuesta de que la educación democrática y la cultura política son conceptos que se tienen que replantear, acorde a nuestro tiempo para poder construir un ciudadano participativo que reincida, influya y construya verdaderos gobiernos democráticos, educándolos como personas que van a tener en sus manos el destino de nuestra comunidad, como si de los que cualquiera que estamos aquí dependiera nuestro destino, y nunca dejar de ver y estar atentos a los acontecimientos de nuestra realidad mexicana.
El concepto de ciudadanía como proceso de construcción social y como eje del desarrollo, ha vuelto a ocupar en los últimos años un lugar central en los debates teóricos y en las estrategias concretas de acción de los procesos de democratización en esta era de la globalización y en la actualidad este fenómeno tiene un elemento adicional y significativamente distintivo, los sistemas de información y las nuevas tecnologías en la comunicación y la computación, le dan evidentemente un sesgo diferente, innovador y retador para la sociedad que se encuentra en el proceso de consolidación de su democracia.
La concepción clásica corresponde a Thomas Herbert Marshall (1950) que imaginaba la ciudadanía como un conjunto de derechos sociales, civiles y políticos, que determina el sentido de pertenencia a la comunidad nacional y favorece la participación en la vida social, concepto clásico en donde nuestra nación fue construida sobre la idea de que debía existir una cultura común, una identidad común, una lengua común y condiciones de vida común; pero hoy nos encontramos con esa fractura de idea y hablar de una nueva ciudadanía en un momento y en una sociedad que se va convirtiendo en global, donde no solamente es hablar de quien vota y donde vota sino también considerar el proceso de la globalización, como producto de la quiebra interna de nuestra comunidad, que demanda el reconocimiento de esa diversidad cultural y territorial provocada por efecto de la globalización.
Las sociedades antiguas eran sociedades donde existía una simetría entre las experiencias y las expectativas; el que nacía pobre moría pobre; quien nacía analfabeto moría analfabeto, es decir; hemos crecido en un contexto de Estados Nacionales, donde el ciudadano ha vivido en comunidades locales donde construían, vivían y consumían lo que producían y producían lo que consumían y esa vida que trascurría en nuestras comunidades de repente se ve absolutamente interrumpida, por movimientos de nuevo culturales que rompieron las condiciones económicas en que vivíamos anteriormente.
Hoy en esta sociedad moderna; se ha intentado recrear esta discrepancia: quien nace pobre puede morir rico; quien nace iletrado puede morir como padre de un médico, un abogado o un científico. Esa posibilidad de que las expectativas sobrepasen las experiencias es fundamental para la interpretación del mundo, y para llamar esa discrepancia es necesario utilizar diferentes palabras, progreso, desarrollo, modernización, cohesión social, reformismo, cultura política democrática, educación, donde la sociedad se encuentra con una tendencia y una diversidad ante todo cultural donde existen numerosos flujos migratorios cada vez más fuertes y por lo tanto esas fuerzas económicas que se nos imponen, producen consecuencias que no queremos y están por encima de los poderes locales, que no saben como gobernar como antes se gobernaba en el ámbito local.
Con la globalización y la apertura de los mercados, la sociedad mexicana entró a la fase de producir nuevos ciudadanos, para adaptarlos a los procesos de cambio que vive nuestro país, ciudadanos para la participación política y social, sujetos políticos formados desde una ética ciudadana, con capacidades para la intervención social que requieren del convencimiento de que podemos modificar nuestro mundo, construyendo una nueva cultura democrática, alternativa, popular y revolucionaria, mediante procesos educativos diversos para formar y construir una cultura democrática de verdadero respeto a las diferencias, de reconocimiento del pluralismo; para avanzar a una ciudadanía plena, entendiendo a esta como la vigencia real de los derechos humanos, que otorgan contenido veraz a la democracia, de personas que superen la lógica del favor-lealtad y se instale en los derechos y deberes que permita la reconstrucción de los sujetos a través del diálogo, la escucha, para así poder contribuir a la reconstrucción de la vida pública y política de los ciudadanos educando en el derecho a tener derechos y la obligación de cumplir deberes, para hacer que la polis funcione.
Entramos a competir, surgen nuevos problemas, nuevas expectativas, nuevos intereses y nuevas luchas, nuevos comportamientos en los patrones de conducta del ciudadano, en la forma de comunicarnos, en los nuevos espacios colectivos, públicos y privados, donde la política, la gobernabilidad, los servicios, la educación, la religión, la salud, el comercio, la cultura, el entretenimiento, los deportes, la fantasía, el amor, el ocio, la sexualidad, la imaginación, han modificado nuestro entorno social; es decir debemos educar al ciudadano en la riqueza de la diversidad, pero también en educar para que el ciudadano sepa que lo importante es lo que tenemos en común, que lo que verdaderamente hace avanzar al mundo, que estamos capacitados para comprendernos, para comunicarnos y que todo nuestro esfuerzo debe ir en esa dirección.
Touraine (1992) identifica la ciudadanía con la conciencia de pertenecer a la sociedad y con la capacidad del individuo de sentirse responsable del buen funcionamiento de las instituciones, en simetría con la obligación de las instituciones
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