RESCATE DE BAILES TIPICOS

Otra introuccion

La danza, al igual que el habla, es un lenguaje que forma parte del patrimonio de la humanidad. Sin embargo, en nuestra cultura este modo particular de expresión se ha perdido en gran parte, siendo ridiculizado por unos y censurado por otros.

En la antigüedad, la danza, o el baile, surge como una necesidad de expresión del hombre, ligada a veces a ritos mágicos o como un medio de relacionarse con sus semejantes; es, en definitiva, una forma de identificarse con los individuos de la propia tribu o del mismo entorno cultural.

Ya sea con fines bélicos, para enardecerse, para la caza, y sobre todo para la seducción, el baile ha sido y es, fundamentalmente, una forma de comunicación mediante el lenguaje corporal.

¿Cuál es la función del baile en nuestros días? Es decir: ¿para qué nos sirve?, ¿por qué bailar? Son muchas las respuestas que pueden darse a estos interrogantes, y entre todas ellas queremos destacar aquí cuatro a nuestro juicio muy importantes:

1.- Para descubrir nuestro cuerpo, sus posibilidades, su capacidad de movimiento, y el disfrute y la autosatisfacción que este descubrimiento nos produce.

2.- Para romper el aislamiento en que vivimos y llegar a relacionarnos con los demás de forma lúdica, divertida, sin necesidad de racionalizar las relaciones mediante el lenguaje hablado.

3.- Para despertar nuestra imaginación, pues todo baile implica una puesta en escena, una dramatización que nos conduce al mundo de la creatividad.

4.- Por medio del baile, finalmente, adquirimos hábitos saludables, compo andar erguidos, conseguir un tono muscular adecuado, respirar correctamente, coordinar nuestros movimientos.

Animaos, pues, a bailar, dado que está al alcance de cualquiera. Y aunque al principio pueda pareceros que os movéis con cierta torpeza, comprobaréis que cada vez os va saliendo mejor. Tenéis dentro de vosotros la capacidad y el instinto, simplemente están dormidos. Sólo nos queda daros un consejo para vivir y sentir el baile: antes de comenzar a aprender los pasos de una forma mecánica, escuchad la música, sentid el ritmo, dejad que os invada. Os resultará más fácil aprender a coordinar vuestros movimientos con ese ritmo si ya está interiorizado. Y ahora, sólo resta poner manos – y pies- a la obra, recordando en todo momento que los viajes más esforzados son al cabo los de mejor recuerdo.

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