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RESUMEN DE LA NOVELA ETICA PARA AMADOR


Enviado por   •  1 de Noviembre de 2012  •  13.223 Palabras (53 Páginas)  •  705 Visitas

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PROLOGO

Amador tengo ganas de contarte muchas cosas, Aguanto tranquilo bastantes rolos en mi oficio de padre para añadir otros suplementarios disfrazado de filósofo. La paciencia de los hijos también tiene un límite, No quiero que me pase lo que a un amigo mío gallego que cierto día contemplaba pacíficamente el mar con su chaval, El mocoso le dijo: “Papi, me gustaría que saliéramos mama, tu y yo a das un paseo en una barquita, por el mar.” Se le hizo un nudo en la garganta, justo encima del de la corbata: “¡Hijo mío, vamos cuando quieras!” “Cuando estemos muy adentro _fantaseando la tierna criatura_ os tirare a los dos al agua para que ahoguéis.” Broto un berrido de dolor: “¡Hijo Mío...!” “Claro, papi, ¿no sabes que los papis nos dais mucho la lata?”.

Si un crio de cinco años puede darse cuenta de eso, me figuro que un gamberro de de quince como tu lo tendrá ya requetesabido. De modo que no es mi intención proporcionarte motivos para el parricido de los ya usuales en familias bien avenidas. Me han parecido fastidiosos esos padres empeñados en ser “el mejor amigo de sus hijos”. Los chicos debéis tener amigos de vuestra edad: amigos y amigas, un libro lo puedes leer cuando quieras, sin necesidad de dar ninguna muestra de respeto: al pasar las páginas bostezas te ríes con toda libertad. Es propio para ser leído que para hacer escuchado en sermón. Prestarme un poco de atención tener algo de paciencia, sobre todo en los primeros capítulos. Soy de la opinión, que no compartirás, cuando se trata a alguien como si fuese idiota es muy probable que no llegue pronto a serlo…

¿Me propongo hablarte? De mi vida y de la tuya de lo que yo hago y de lo que tú estás empezando a hacer: en cuanto lo primero, quisiera contestarte una pregunta que me plateaste a bocarrajo hace muchos años -ya ni te acodaras de pronto te llegaste hasta la ventana abierta y me dijiste – “Hola. ¿Qué estas maquinando?”. Quizás solo querías que supiese que estabas ahí: ¡Como si yo pudiera olvidarlo alguna vez! Y te fuiste corriendo: diez años más tarde cuando decido darte explicaciones sobre la ética.

Años mas tarde en nuestro miniparaíso de Torrelodones contaste un sueño que habías tenido ¿Te acuerdas? Estabas en un campo muy oscuro, de noche, soplaba un viento terrible. Te agarrabas a los arboles, a las piedras sin remedio, hacia lo desconocido, oíste mi voz (“no te veía pero sabía que eras tú”) diciendo; “¡Ten confianza! ¡Ten confianza!”. Sabes el regalo que me hiciste ni en mil años que viva podría pagarte el orgullo de aquella tarde en que supe que mi voz podía darte ánimos. Lo que voy a decirte no son más que repeticiones de ese único consejo una y otra vez: Ten confianza. No en mí, ni en ningún sabio, ni en alcaldes, curas ni policías. Ten confianza en ti mismo. En la inteligencia, ser mejor y en el instinto de tu amor. Esto no es una novela de misterio.

CAPÍTULO PRIMERO

DE QUÉ VA LA ÉTICA

Hay ciencias que se estudian por el interés de saber cosas nuevas, para aprender una destreza que permita hacer, utilizar algo; para obtener un puesto de trabajo y ganarse con él la vida. si no sentimos curiosidad de realizar tales estudios, prescindimos tranquilamente de ellos- abundan conocimientos interesantes pero uno se las arregla bastante bien para vivir: tal ignorancia no me ha impedido ir tirando hasta la fecha. Tu conoces las reglas del futbol pero no tiene mayor importancia, disfrutas los mundiales.

Ciertas cosas uno puede aprenderlas o no a voluntad y aceptar con humildad lo mucho que ignoramos. Se puede vivir sin saber leer ni escribir: se vive peor pero se vive. Es preciso estar enterado, por ejemplo de que saltar desde el balcón de un sexto piso no es cosa buena para la salud; una dieta de clavos y acido prúsico no permite llegar a viejo.se puede vivir de muchos modos pero hay modos que no dejan vivir.

Entre todos los saberes posibles existe al menos uno imprescindible: que ciertas cosas nos convienen otras no, no nos convienen ciertos alimentos, ciertos comportamientos, ni ciertas actitudes si queremos seguir viviendo. Ciertas cosas nos convienen, solemos llamarlo “bueno” nos sienta bien; distinguir entre lo bueno y lo malo, es conocimiento que todos intentamos adquirir-

Es necesario saber lo que debemos comer, que el fuego a veces calienta y otras quema, el agua puede quitar la sed pero también ahogarnos. Ciertas drogas por ejemplo, aumentan nuestro brío o aumentan sensaciones agradables, pero su abuso puede ser nocivo. En unos aspectos son buenas en otras malas. En las relaciones humanas, se dan con mayor frecuencia. La mentira es algo malo, destruye la confianza en la palabra –todos necesitamos hablar para vivir en sociedad- enemista a las personas; pero parece que puede ser útil o beneficioso mentir para obtener alguna ventajilla. O para hacerle un favor a alguien. Ejemplo: es mejor decirle al enfermo de carácter incurable la verdad. La mentira no nos conviene, es mala. Pero a veces parece resultar buena. ¿Debemos consentir que violen delante de nosotros a una chica sin intervenir, por no meternos en líos? Por otra parte al que siempre dice la verdad suele cogerle manía todo el mundo; quien interviene para salvar a la chica es probable que se vea en problemas.

A primera vista todos estamos de acuerdo que no estamos de acuerdo con todos. Si nuestra vida fuera determinado, fatal, irremediable, todas estas disquisiciones carecerían del más mínimo sentido. En el medio natural, cada animal parece saber perfectamente lo que es bueno y lo que es malo para él, sin discusiones ni dudas. Ejemplo, las termitas, hormigas que en África levantan impresionantes hormigueros de varios metros de alto duros como la piedra. El cuerpo de las termitas es blando, carecer de la coroza quitinosa que protege. A otros insectos, el hormiguero le sirve de caparazón colectivo contra ciertas hormigas enemigas, mejor armadas que ellas. Pero a veces esos hormigueros se derrumban por culpa de una riada o de un elefante. Las termitas-obrero se ponen a trabajar para reconstruir su dañada fortaleza, a toda prisa. Las grandes hormigas enemigas se lanzan al asalto. Las termitas soldados salen a defender a su tribu intentan detener a las enemigas, se cuelgan a las asaltantes intentando frenar todo lo posible su marcha, mientras las feroces mandíbulas de sus asaltantes las van

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