RETOS DEL DOCENTE DEL SIGLO XXI

La función educativa de las y los maestros de México en este siglo ya no puede seguir basándose en modelos que pudieron haber funcionado en el pasado; ahora tiene que basarse desde la perspectiva en que su función es ser la guía de miembros de la sociedad civil: niños y jóvenes que ven la realidad desde la velocidad de lo cibernético, la angustia del desempleo y la inseguridad (que se viven en la familia o en la calle) y la necesidad de resolver problemas reales (con la pobreza a la cabeza). Un enorme potencial está en sus manos y con ello también una enorme responsabilidad, es por ello que es urgente pasar de transmisor, el-que-todo-lo-sabe, a formador, el-que-acompaña, en lo cotidiano. El cambio debe de pasar por el ejercicio autocrítico de la práctica docente centrada en la enseñanza y en la persona del docente a una propia del nuevo siglo con centro en el aprendizaje y en la persona del alumno.

El reto es ser competente en desarrollar competencias y capacidades para la vida personal, pública y laboral de nuestros alumnos, tarea nada sencilla pues esto implica la adquisición y actualización permanente de conocimientos, técnicas, saberes, destrezas, habilidades y actitudes para hacer de los contenidos programáticos aprendizajes significativos en cada uno de los educandos.

El compromiso del docente ante la sociedad, no sólo se limita a enseñar los saberes propios de un programa, sino que en la actualidad es necesario abordar temas vitales tales como: el cuidado del medio ambiente (calentamiento global), la equidad de género y los derechos humanos, haciendo reflexionar y concientizando a los alumnos sobre la importancia que tiene el buen manejo de estos tres ámbitos en la humanidad.

El docente de educación básica para el siglo XXI tiene que estar compenetrado de que la escuela secundaria, se encuentra en el centro de la “sociedad del conocimiento”, desde luego que es “la institución más importante dentro del complejo proceso de creación y distribución de conocimiento”.

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