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Enviado por j2000 • 6 de Noviembre de 2013 • 301 Palabras (2 Páginas) • 244 Visitas
¡Siete!
- ¡Cinco!
- ¡Cuatro!
- ¡He ganado!
- ¡Por treinta mil cimitarras turcas! ¡Que suerte la vuestra, señor
Perpignano! En dos noches me habéis ganado ochenta cequíes. ¡Esto no puede seguir!
¡Prefiero una descarga de culebrina, aunque la bala sea disparada por esos perros
infieles! ¡Por lo menos, no me martirizarán cuando conquisten Famagusta!
- ¡Si la conquistan, capitán Laczinski!
- ¿Lo ponéis en duda, señor Perpignano?
- De momento, sí. En tanto que estén a nuestro lado los mercenarios no
será conquistada. La República sabe elegir a sus soldados.
- Pero no son polacos.
- ¡Capitán, no ofendáis a los soldados dálmatas!
- No pretendo tal cosa. Pero si se encontrasen aquí mis compatriotas…
Murmullos amenazadores, que empezaron a oírse en torno a los dos jugadores,
unidos al entrechocar de espadas nerviosamente blandidas, hicieron al capitán
Laczinski interrumpir sus palabras.
-¡Oh! –exclamó cambiando el tono de su voz y esbozando una sonrisa-. ¡Ya
conocéis, bravos mercenarios, que soy amigo de las bromas! Llevamos ya cuatro
meses luchando juntos contra esos perros descreídos, que han jurado agujerearnos el
pellejo, y sé lo que valéis. De manera, señor Perpignano, que mientras los turcos nos
dejan en paz un rato, continuemos nuestra partida. Aún conservo unos veinte cequíes
que están ansiando salirse del bolsillo.
Como para desmentir las palabras del capitán, en aquel instante se oyó el
estampido del cañón.
-¡Ah, bandidos! ¡Ni por la noche nos dejan tranquilos! –exclamó el polaco
parlanchín-. ¡Bah! ¡Todavía nos darán ocasión de perder o ganar unos cuantos cequíes!
¿No os parece, señor Perpignano?
- A vuestra disposición estoy, capitán.
- ¡Tiráis vos!
- ¡Nueve! –dijo Perpignano, lanzando los dados encima del taburete que hacía
las veces de mesa de juego.
-¡Tres!
- ¡Once!
-¡Siete!
- ¡He ganado!
Una exclamación de contrariedad surgió de l
...