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Reflexión sobre el estado actual de la disciplina Pedagogía


Enviado por   •  18 de Marzo de 2016  •  Trabajo  •  1.394 Palabras (6 Páginas)  •  239 Visitas

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Reflexión sobre el estado actual de la disciplina Pedagogía

Presentación

El presente documento representa una auténtica reflexión por parte su autor. El motivo por el cual fue elaborado fue producto de la invitación a realizar un incipiente ensayo sobre la licenciatura que actualmente se encuentra estudiando (Licenciatura en Pedagogía) y cuya entrega en la respectiva institución educativa data del 28 de septiembre de 2013.

Actualmente aún se encuentra estudiando, sin interrupción alguna en tanto continuidad de formación académica y, gentilmente se considera que lo que a continuación se expone [ligeramente reeditado], también refleja que el rumbo académico elegido continúa en buena ruta debido a que las salidas profesionales seleccionadas, y actualmente en curso, son: Coaching ejecutivo y Capacitación y desarrollo. Por último, se insiste en que, por ser auténtica, carece de citas o referencias.

Consideraciones sobre el estado actual de la Pedagogía.

El individuo como ser social que es desde su nacimiento, también conlleva la inherente capacidad de aprender y enseñar. El instinto de supervivencia, esencia de todo ser vivo para mantenerse en ese estado, nos invita a aprender a respirar, a buscar alimento, a manifestarnos cuando algo nos duele (o tenemos hambre) a través del llanto, a gatear, a balbucear,…, a hablar, y a muchas actividades más que ya no son aprendidas sólo por instinto, sino van acompañadas por otros intereses generados por lo social que somos. Llega a ser tan habitual ese constante aprender, que no nos damos cuenta de ello y, con el devenir de nuestra existencia al paso de los años, siempre están presentes factores externos que nos van “conduciendo” en el proceso del aprendizaje, equívoco o acertado, pero aprendizaje al fin. Ya un poco más tarde y, en algunas ocasiones un “poco-demasiado-bastante tarde”, comenzamos a desarrollar la capacidad de enseñar [léase este último término también como compartir conocimientos, habilidades y actitudes]; enseñar a nuestros familiares para que ellos aprendan lo que nos gusta o no; enseñar maneras de pasar bien el rato (haciendo cosas buenas o no) pero con las cuales nuestros familiares, compañeros o conocidos, aprenden como pasarlo (sea que les guste o no); enseñar a los demás para que aprendan a convivir, a adquirir habilidades (tan transparentes y sencillas como andar en bicicleta, patineta, jugar el X-box, usar el smartphone y más etcéteras). Lo que nombro y conocemos como instinto, junto con los intereses generados como seres sociales que somos, es como aquel diamante en bruto que se va o hay que ir puliendo (de aquí que vaya siendo moldeado por la sociedad en la cual estamos inmersos) a través del proceso de aprendizaje-enseñanza-retroalimentación-aprendizaje-enseñanza… efectivamente, proceso totalmente recursivo [cíclico].

[En estos momentos, hago una pausa en mi pensar en cuanto al objetivo de esta actividad, para tocar brevemente otro tema que estoy seguro me ayudará a complementar y se comprenda el fundamento de la reflexión solicitada.]

[Enlace entre lo anteriormente vertido y lo subsecuente -Interludio]

Pues bien, [E]xiste una actividad que deberíamos tener siempre presente, hacerla nuestra… que fuera habitual. Sin embargo, siempre tomamos como pretexto que tenemos cosas más importantes y trascendentales que hacer, por lo que dicha actividad la delegamos a otras personas por que ellas no tienen actividades tan importantes o nuestros conocimientos adquiridos y tan sólo para eso son buenas, o porque tenemos el poder de mandarlo a hacer o, simplemente (considerándola, junto con la previa, la más ruin de las justificaciones), porque eso “no-se-nos-da”: la limpieza. No obstante, tan básica es, que desde antaño se cuenta con personal (servidumbre, asistentes domésticas, auxiliares de limpieza, [etcétera]) para poder realizar dicha actividad en virtud de que “nosotros” ¡cómo es que las vamos a realizar… para eso estudiamos! (más bien, para evitar eso, estudiamos –podría decirse); no debemos olvidar lo fundamental que es esta actividad por su trascendencia en nuestro constante devenir, es decir, desde mantener siempre presentable nuestro espacio hasta evitar enfermedades al tenerlo aseado. Sin embargo, la limpieza no es valorada como lo que es y, peor aún, las personas que lo realizan no son realmente valoradas en su mayoría.

[No ahondo más en lo comentado en el párrafo anterior, ya que considero el haber expresado lo suficiente como para abocarme al motivo del presente escrito.]

La Pedagogía ha sido una actividad, misma que, mucho antes de ser reconocida o elevada al grado de disciplina, siempre ha estado presente en nuestra civilización.

Los grandes filósofos, pensadores, humanistas, historiadores, pintores, escultores, ingenieros, licenciados, etcétera, todos ellos, han practicado la pedagogía al momento de compartir sus conocimientos al resto de la humanidad, por esa actividad [cíclica] del aprender-enseñar-retroalimentar-aprender-enseñar… Actividad tan común, que para quienes se dedican (o nos estamos preparando para ello) actualmente nos encontramos al final de la primera fase de su reconocimiento en tanto la gran importancia que conlleva. Considero que su estado actual está comenzando a ser controvertido, a lo que agrego: afortunadamente controvertido.

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