Reflexion Sobre terremoto en Ecuador

La vida siempre regala un momento para uno crear conciencia y lo magnífico es que todo puede ser motivo de reflexión. Es tan inevitable y necesario que en cualquier hora del día o la noche eso puede suceder.

Mientras venía de la universidad ayer camino hacia mi casa, bajé el cristal del carro por mucha calor y el aire dañado. Tan rápido el solo sentir un fuerte abrazo del viento que me despeinó, el solo poder apreciar las montañas en un día completamente despejado ( y que esas del puente de yabucoa...esa vista es hermosa!), fueron esos dos actos el motivo para entrar en profunda reflexión. Inhumanamente yo, yo no había en ningún momento analizado que había pasado en Ecuador, lo había visto por encima, pero mi simpatía estaba congelada.Congelada sea por el ajoro de vida, quizas porque nunca he pasado por eso, porque yo y los míos estamos bien o de seguro, porque no había llegado este momento: de reflexionar. Solo sentir el viento y observar la naturaleza fue razón para entender que soy afortunada, que estoy y estamos en las papas, que tengo que dejar las quejas. Estoy bien, estamos bien, créanme. Mientras yo pude tener otra opción para no ahogarme en calor bajando el cristal, pensé en todos los a puntos de morir o todos los ya muertos asfixiados bajo escombros buscando aire y libertad para moverse. He vivido par de años, tengo 20 gracias a Dios, allí hay niños muertos que lo más seguro alguno nació el día anterior. Se lee exagerado, pero así lo imaginé. No es que en Ecuador esté pasando lo peor, pero es uno de los lugares donde lo peor sí está pasando. Yo no había pensado eso después de escucharlo tanto, no me estaba importando y eso no es normal en mí. Mientras yo pude apreciar la naturaleza y observar las montañas, pensaba que ya los ojos de cientos en tan solo un día no pueden ver. Imaginando los que trataron de al menos encontrar un rayito de sol y la agonía apagó sus vidas. Eso me dolió.Volví a pensar con lagrimas en mis ojos que estoy bien, que estamos bien, que la vida depende en parte de la economía(que es por lo más que se quejan en mi país), pero que la economía no es más que la vida; la vida tiene más valor. Nadie podía evitar que este desastre aconteciera y es por sus ecectos el gran dolor. Afirmé todo el camino lo bendecido que somos, muchos lo llaman suerte, yo lo llamo: misericordia de Dios.

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