Reflexiones Sobre La Universidad

La universidad como instrumento para alcanzar la emancipación intelectual, para suprimir o erradicar la ignorancia y desarrollar la humanidad en aras de un progreso sin fin aún sigue formando parte del inconsciente colectivo, instalado culturalmente y replicado de forma mecánica. La universidad aún es en nuestros países latinoamericanos el lugar por excelencia para la realización del proyecto moderno y su pretendido modelo de desarrollo que en la última década ha hecho evidente su fracaso, como todos los maravillosos modelos de hominización que terminaron por realizar procesos regulatorios humanos pervirtiendo sus fines filosóficos, empresas humanas para no humanos con valores universales que homogenizan como premisa de tabula rasa donde medir impactos con indicadores determinados por las necesidades de quienes manejan la urdimbre del entretejido humano.

La universalidad como valor deja de tener vigencia en la post modernidad, cuando la linealidad espacio-temporal se fractura eclosionando hacia la multiplicidad y al reconocimiento de la diversidad a través de la inmediatez de los mass media. El desarrollo o progreso sin fin rompe su hechizo al descubrirnos damnificados en un planeta con un posible daño irreversible o una factura de no retorno. En consecuencia se cuestiona la ignorancia que estaba determinada por patrones de conocimiento que excluían saberes ancestrales y milenarios, así como cosmogonías paralelas respetuosas y naturales. Lo que implica una nueva forma de ver y ser en el mundo, así como un nuevo carácter para relacionarse con el presente que remueve los discursos modernos, que necesariamente debe estar en consonancia con una reforma de pensamiento o paradigmática, que no clone pasados prototipos instaurando nuevos simulacros.

La universidad como vinculante de la investigación y la docencia en unos pretendidos valores universales tiene como responsabilidad reflexionar sobre la humana condición y sus necesidades vitales, de igual manera está abocada a hacer un alto en el camino para revisar su compromiso en el proceso de engastar al sujeto en un tinglado fenomenal del que posiblemente será muy difícil salir. Investigación y docencia al servicio de la reproductibilidad de sujetos plásticos, maleables, a su vez fragmentados y obnubilados por la ficción que hemos construido para la pasajera función de éste efímero paso y fugaz segundo por el planeta en el que actuamos probablemente alienados por comodidad, o por ignorancia.

Desmontar nuestras creencias en las instituciones que por excelencia eran poseedoras de la verdad en docencia, investigación y que están dedicadas al servicio como función sustantiva es quizás muy complejo, habría que preguntarse cual es la alternativa para deconstruir sus cimientos y reformularla. La ciencia como Dios supremo del siglo anterior entronizó la investigación como herramienta de conocimiento de la verdad, hoy

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