Relacion De La Evaluacion, Y La Planeacion
Enviado por silviamolinaa • 20 de Marzo de 2013 • 655 Palabras (3 Páginas) • 570 Visitas
El punto álgido de la pubertad de niños y niñas de este grado coincide con su inminentesalida de la educación primaria. Los cambios institucionales y los psicobiológicos se conjuntan para confundirlos. En su conducta pueden apreciarse los siguientes cambios:
• Su indiferencia ante el sexo opuesto sólo es una máscara de la curiosidad y del cariño que íntimamente desean dar y recibir. Son pequeños para establecer un noviazgo, pero están aptos para ensayar sus primeras experiencias , aunque todavía les falte un largo trecho mental y emocional por recorrer.
• Las niñas y niños de sexto grado se acercan y se aíslan alternativamente de sus iguales en edad y más de los adultos.
• Pueden tomar decisiones por sí mismos pero dependen de las reglas del mundo adulto. De ahí sus actitudes contradictorias. Quieren comprender el mundo y no solamente en líneas generales.
• Exigen explicaciones de causa y efecto e inventan modelos para explicarse objetivamente la vida. Es posible que muchos de sus modelos no sean correctos, pero pueden permitirse el lujo de equivocarse sin que los efectos de sus acciones pesen tanto como resulta con las equivocaciones de los adultos.
• Sus valores éticos, que ellos creen firmes, son todavía fluctuantes. No obstante, estos niños y niñas quieren ensayar muchos lenguajes, no sólo los verbales sino también los extraverbales.
• Son curiosos e inquietos, comienzan a poseer una voluntad propia, a modelarse a sí mismos, son sensibles a los estímulos naturales y sociales del entorno. El maestro o la maestra de sexto grado debe formar a estos niñas y niños en el rigor científico con el que deberán acostumbrarse a ver el mundo, en la comunicación por medio de ejemplos concretos de valores firmes y universales, con abundantes estÍmulos hacia la asunción de la responsabilidad que tenemos los seres humanos de construir un mundo mejor.
Los once años:
Se inicia la preadolescencia con nuevos patrones y formas de conductas. Aquel sereno y complaciente niño de diez años comienza a afirmar cada vez más su personalidad. Se hace más curioso, charlatán, investigador e inquieto. El hambre física de alimentos se despierta con la misma fuerza que el hambre por saberlo todo, escudriñarlo todo y preguntar incansablemente.
Desarrollo motriz: La actividad corporal es incesante y conlleva un tremendo desgaste de energía. Es la viva imagen de la hiperactividad.
Vida emocional: Muchos padres llegan a pensar que una fuerza incontrolable y desconocida se ha apoderado de su hijo. Es rencoroso, desagradable, insolente; hace el payaso a cada momento, gruñe y se contraria prácticamente por todo.
Vida escolar: Llegado a los once años, tiene una gran capacidad de trabajo y suele ser un alumno entusasta, si no por la escuela en sí, a causa de los problemas que arrastre en los estudios,
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