Rendimiento académico versus distractores

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Rendimiento académico versus distractores

Publicado 07/09/2011

Iván Villegas Castañeda

En muchas ocasiones nos encontramos con que el desempeño académico de los niños, niñas y jóvenes no es el esperado a pesar de que en la institución educativa se realicen procesos de planeación académica y sus respectivas organización, ejecución y control, que garantizan un adecuado servicio educativo conforme a la legislación actual y al profundo compromiso de los docentes y de los directivos.

Igualmente, nos podemos encontrar con que en el hogar se brindan los espacios, los tiempos y los recursos para que el estudiante realice sus tareas y actividades escolares asignadas para realizar en la casa, con la comodidad mínima que garantice el desarrollo del hábito del estudio, pero aún así, en la institución educativa sigue presentando desempeños bajos.

Inclusive, podemos observar que ese o esa estudiante tiene un comportamiento ejemplar, no es grosero ni desobediente, que es colaborador, que últimas es una buena persona, pero aún así, sigue presentando desempeños bajos en su institución. Esto nos lleva a pensar que hay un “algo” que no permite la obtención de desempeños altos y superiores en esos estudiantes que tienen todas las oportunidades para lograr el éxito académico. Ese “algo” que genera apatía, falta de interés, pereza, e incluso soledad y escasa relación social con quienes lo rodean, puede ser entre otras cosas (variadas por cierto) el apego a los artefactos tecnológicos de moda y sus aplicaciones más usadas: los celulares, el I-pad, el Mp3, el chat, el Facebook, los juegos en línea, el Play Station, Nintendo, la televisión y la misma música que escuchan.

La tecnología nos ha hecho la vida más fácil en muchos aspectos, podemos realizar transacciones en internet, podemos comunicarnos rápida y eficazmente con otras personas en cualquier lugar del mundo, podemos acceder a cualquier tipo de información democráticamente; pero también ha generado otras realidades no tan reales: las realidades virtuales en las que muchos de nuestros jóvenes permanecen inmersos, ajenos voluntariamente, a la realidad que sí deberían vivir.

Esa realidad virtual, ese “algo” que no deja a nuestros estudiantes alcanzar desempeños altos en su rendimiento académico, debería ser tema de discusión y de análisis en distintos contextos. Especialmente, en el hogar donde se debería controlar el acceso y la calidad del uso de internet, de la televisión, del chat, del celular, de la música, entre otras.

Con acuerdos entre padres y estudiantes que permitan a los unos un control sobre lo que hace su hijo o hija, y que permitan a los otros disfrutar de las grandes ventajas tecnológicas de la actualidad, de tal manera que siempre haya un espacio

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