Reseña Oliver de Sagazan
Enviado por Daniela Murillo • 25 de Agosto de 2018 • Reseña • 690 Palabras (3 Páginas) • 298 Visitas
OLIVER DE SAGAZAN: TRANSFIGURACIÓN
Por: Angie Daniela Murillo
Palabras clave: transformación, corporeidad
El artista filosófico Oliver de Sagazan, nacido en 1959 en Brazzaville, República del Congo, actual residente en Francia y graduado en Biología, se ha desempeñado íntegramente por más de 20 años en las técnicas de pintura, escultura, fotografía y performance. Su obra se centra en los procesos de transformación humanos, utilizando su propio cuerpo como lienzo y la corporeidad como medio de expresión en una lucha desesperada por encontrar el significado de la vida en las profundidades del ser físico.
La serie de performance “Transfiguración” creada en 19998 y presentada al público desde 2001 representa el deseo del artista de dejar la marca de su cuerpo en el lienzo y dar vida a su creación. Para esto es necesario erradicar su identidad y convertirse en una obra de arte viva que, ciega, debe explorar sus propias profundidades y exponerlas crudamente. Busca “perturbar la familiaridad de la vida”, cómo el mismo de Sagazan ha dicho "Estoy interesado en ver hasta qué punto la gente piensa que es normal, o incluso trivial, estar vivo."
En una de las presentaciones de esta serie vemos al artista en traje sentado en el piso con un fondo formado por tres paneles negros, frente a él un recipiente con agua, otros dos con pintura y un montón de arcilla. Se sienta, respira e inicia su ritual acompañado de susurros y cantos, estira su cuerpo, humedece su piel y como entrando en trance empieza a cubrir su rostro con la arcilla. Para empezar, cubre sus ojos y sobre la arcilla dibuja dos puntos negros, sigue con la mitad de la cara y dibuja media sonrisa, luego la cara entera, se pinta ojos y boca y construye narices. Así, rostro tas rostro, cada una mas desfigurado que el anterior, continua la angustiosa transformación golpeando y manchando los paneles mientras musita en lenguas ininteligibles y profiere gritos.
De repente se sacude la arcilla, se mece y pronuncia “It’s now, it’s the first time, it’s the last time, always”, vuelve a cubrir su cabeza con arcilla y sigue creando rostros. Su estado varía de la desesperación a la calma, se levanta como implorando con un movimiento convulsionante y luego ríe sonoramente al tiempo que cae al piso. El ritmo del performance crece hasta que se le hace necesario incluir el resto de su cuerpo, cantando crea con la arcilla una silueta femenina sobre su pecho, agrega cabello y enreda en el algunas flores. En una especie de desenlace, reúne la arcilla en una bola, le da un rostro y luego la arroja a la pared, danza, se arrastra, avienta pintura, hace música. Finalmente, se aleja susurrando, camina en círculos alrededor del escenario, mira la arcilla, grita y desaparece detrás del escenario.
Al no poder ver durante el proceso, los rostros que crea el artista son irrepetibles pues quedan sujetos al azar y la improvisación, por otro lado, la técnica de estos es arrebatada y su estética grotesca y desaliñada. Sus movimientos y su habla son primitivos o casi animales. Los colores que usa y el escenario en si mismo crean un ambiente agobiante y triste. Sin embargo, en conjunto, estas expresiones componen un cuadro conmovedor, apasionante y bello que transmite la desesperación de un ser causada por tener que reconocerse externamente de una forma u otra, en un cuerpo, cuando ni siquiera se comprende la esencia interna.
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