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Resumen Aves sin Nido_Clorinda Matto de Turne


Enviado por   •  3 de Septiembre de 2017  •  Resumen  •  4.730 Palabras (19 Páginas)  •  2.757 Visitas

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Capítulo 1

Es otra mañana en Kíllac donde la única plaza mide trecientos metros cuadrados y las casas que destacan confundiendo la techumbre de teja colorada con la de simple paja, marcando el distintivo de los habitantes. En la acera izquierda se encuentra el templo con su campanario ya muy vetusto y el cementerio de la iglesia.

Caminando hacia el sur se encuentra una la quinta que se llama los Manazanares que fue propiedad de un antiguo cura de la diócesis Don Pedro Miranda que la construyo cuando estaba a la cabeza de la feligresía destinada después a la residencia veraniega Su Señoría Ilustrísima

Capítulo 2

Una mujer de no más de treinta años llamada Marcela esposa de Juan Yupanqui fue desesperada a la entrada de una casita blanquecina donde se encontraba Lucia la esposa de don Fernando Marín.

Marcela comenzó a hablar con Lucia sobre las desgracias que sufría porque el cacique iba a hacer la faena del sembrío de cebada y su marido a ser encerrado y además pagar la multa de 8 reales por el fallo y ellos no tenían nada de dinero.

Al escuchar esto la señora Lucia la invito a pasar para que descanse porque se veía agitada luego le respondió que ella la ayudaría hablando con el gobernador y el cura, además le dijo que su esposo venga mañana para hablar, Marcela se tranquilizó al oír esto y no sabía cómo agradecerle.

Capítulo 3

En las provincias donde se cría la alpaca, y es el comercio de lanas la principal fuente de riqueza, existe la costumbre del reparto antelado que hacen los comerciantes potentados .Para los adelantos forzosos que hacen los laneros, fijan al quintal de lana un precio tan ínfimo, que el rendimiento que ha de producir el capital empleado excede del quinientos por ciento, Los indios propietarios de alpacas emigran de sus chozas en las épocas de reparto, para no recibir el dinero adelantado, pero esto no les pone a salvo, El cobrador, que es el mismo que hace el reparto, allana la choza, cuya cerradura, en puerta hecha de madera, no ofrece resistencia: deja el dinero, y se marcha enseguida, para volver al año siguiente con la lista ejecutoria, que es el único juez y testigo para el desventurado deudor forzoso. Cumplido el año se presenta el cobrador con diez o doce mestizos, a veces disfrazados de soldados; y, extrae, cincuenta libras de lana por veinticinco. Y si el indio esconde su única hacienda, si protesta y maldice, es sometido a torturas, El llanto y la desesperación de Marcela al pensar en la próxima llegada del cobrador eran la justa explosión angustiosa de quien veía en su presencia todo un mundo de pobreza y dolor infamante.

Capítulo 4

Lucía no era una mujer vulgar. Había recibido buena educación, y era bastante inteligente, era de alta estatura y color medianamente tostado, No parecía tener más de 20 años, habitaba la “casa blanca”, donde se había implantado una oficina para el beneficio de los minerales de plata que explotaba, en la provincia limítrofe, una compañía de la cual don Fernando Marín era accionista principal y, en la actualidad, gerente. Después de hablar con Marcela, Lucía quiso ayudar en la situación de la pobre mujer. Lo primero en que pensó fue en ponerse al habla con el cura y el gobernador, y con tal propósito les dirigió un recado suplicatorio solicitando de ellos una visita. La palabra de don Fernando en esos momentos podía ser de mucha utilidad, pero don Fernando había emprendido un viaje de donde volvería después de algunas semanas. Una vez que Lucía resolvió llamar a casa a los personajes de cuyo favor necesitaba, se puso a meditar de la forma en que hablaría a aquellas notabilidades de provincia. sentía los minutos pesados, cuando tocaron a la puerta, y abriéndose suavemente el portón de vidrios dio paso al cura y al gobernador del poético pueblo de Kíllac.

Capítulo 5

Estatura pequeña, cabeza chata, color oscuro, nariz gruesa de ventanillas pronunciadamente abiertas, labios gruesos, ojos pardos y diminutos; cuello, barba rala y mal rasurada; un sombrero de paja en la mano derecha; este era el aspecto del primer personaje que entro a casa de Lucia, el cura Pascual. El que seguía al cura Pascual, envuelto en una ancha capa española, era don Sebastián Pancorbo, es alto y huesudo; sus ojos negros, vivos y codiciosos, Lucia les saludo cordialmente, y los invito a ponerse cómodos, entonces se dirigió al cura y le pidió que olvidara la deuda con la familia Yupanqui, petición a la que se negó de inmediato, el plan de Lucia fue desconcertado, entonces Lucia furiosa los echo de su casa, cuando se fueron se dieron las 5 campanadas que avisaban a Lucia que la comida estaba servida, Lucia atravesó varios pasadizos y llego al comedor, mientras le servían si café, un propio le entrego una carta, y, reconociendo la letra de don Fernando, la abrió, en la carta daba a conocer que el Sr Marín llegaría a casa en la madrugada del día siguiente

Capítulo 6

Cuando Marcela volvió a su choza llevando un mundo de esperanzas en el corazón, ya sus hijas estaban despiertas, y la meno lloraba desconsolada al encontrarse sin su madre. Fueron suficientes algunos halagos de ésta y un puñado de mote para calmarla, después de calmarla Marcela espera ansiosa a Juan, y ni bien escucho los pasos de su esposo, salió de inmediato y le ayudo a atar la yunta de bueyes a la cerca, luego pasaron a la choza, mientras compartían una cena agradable Marcela le contó a su esposo que había ido a casa de Lucia para que los ayudase, Juan no quedo muy convencido por las palabras de Marcela, pero al final termino creyendo en ella, después se acomodaron en una cama común para dormir, al día siguiente Marcela que en su mente fluían muchas ideas, fue la primera den decir que iría a casa de Lucia después, Juan la apoya, pues tenía un presentimiento que el cobrador vendría ese día y no les quedaba otro recurso

Capítulo 7

Esa misma mañana la casa blanca respiraba felicidad, porque el regreso de don Fernando Dio gran alegría a su hogar donde era amado y respetado. Empeñada Lucía en hallar los medios para ayudar a la familia de Juan Yupanqui, cuando llego don Fernando a la casa blanca, Lucia lo saludo, después le hizo recordar que don Fernando tenía que regalarle un vestido de terciopelo, pero, en vez del vestido Lucia quería 200 soles, don Fernando acepto y saco su cartera y un lápiz y escribió unas líneas en un papel para que el cajero de la compañía le de los 200 soles, Lucia le agradeció y cogió el papel feliz como una niña, entonces Don Fernando salió de la habitación para dirigirse a su escritorio para recuperar los días de trabajo perdidos Poco después de las escenas anteriores. Marcela cruzaba el patio de la casa blanca, acompañada de una tierna niña que la seguía. Mirando acercarse a la muchacha,

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