Resumen Crimen Y Castigo 3ra Parte

Raskolnikov le dice a su hermana que debe cortar de inmediato con Lujin, y su amigo Razumikhin conduce a las dos mujeres a su pensión y se enamora de Dunia. Las mujeres reciben una carta de Lujin en la que les informa que en la conversación que van a tener con él debe estar ausente Raskolnikov, pero Dunia lo cuenta a su hermano y le pide que no deje de asistir. Mientras las dos están en su casa, llega Sonia para invitarle al funeral y el banquete fúnebre de su padre. Como sabe que la policía está interrogando a todos los que fueron clientes de la vieja, Raskolnikov pide a Razumikhin que le acompañe a ver al juez de instrucción Porfirio Petrovich, pariente de éste, para someterse a sus preguntas. El juez le informa de que es el último de los clientes en presentarse, pero él se disculpa con su enfermedad. Le dice además que ya no sospechan del pintor y le informa de que conoce un artículo que Raskolnikov publicó en una revista en el que se declaraba a favor de considerar a la humanidad en dos grupos, los ordinarios y los grandes creadores, que tendrían la misión y el derecho de quebrar las reglas y en ese sentido el “derecho al crimen”. Estos hombres, a la hora del castigo también están sujetos a otros cánones, pues es su propia comprensión lo que les conduce a él: “El que tiene conciencia sufre al reconocer su error”, o “Los hombres verdaderamente grandes deben experimentar una gran tristeza sobre la tierra”.

Por último, viendo que admite que estuvo en el lugar del crimen empeñando un objeto dos días antes del asesinato, el juez le hace una pregunta sobre el cuarto que los pintores estaban reformando, tratando de que se confunda y lo describa tal como estaba el día del crimen, pero Raskolnikov no cae en la trampa. Raskolnikov queda convencido de que le tienen en el punto de mira, y así se lo confirman las impresiones de su acompañante Razumikhin. Luego, a solas en su cuarto, Raskolnikov recibe la misteriosa visita de un desconocido de aspecto fantasmal que le llama asesino y se marcha. En uno de sus abundantes monólogos, Raskolnikov se reafirma en que al matar a la vieja quiso “matar un principio”, aunque todavía no ha sabido pasar por encima de él, trató de matar al ser más maligno que conocía para tomar de él lo que necesitaba para emprender una vida que podía haber dado mucho frutos que lo compensaran. Piensa también, por primera vez, en la inocente y simpática hermana de la vieja, igualmente asesinada. Tiene pesadillas en que vuelve a verse golpeando a la vieja y ésta se ríe.

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