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Resumen El Príncipe (Maquiavelo)


Enviado por   •  23 de Agosto de 2011  •  2.554 Palabras (11 Páginas)  •  4.195 Visitas

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El Príncipe

Resumen

Nicolás Maquiavelo al Magnifico Lorenzo de Medici

Quienes desean conquistar el favor de un príncipe suelen salirle al encuentro, con aquellas cosas a las que confieren más valor o ante las cuales le ven deleitarse en mayor medida.

De los principados

I. Cuántos son los géneros de principados y por qué modo se adquieren.

Todos los estados, todas las dominaciones que han ejercido y ejercen soberanía sobre los hombres, fueron y son repúblicas o principados. Los principados son o hereditarios, o bien nuevos. Los nuevos, o son completamente nuevos, o son a modo de miembros añadidos al Estado hereditario del príncipe que los adquiere.

II. De los principados hereditarios.

En los Estados hereditarios y acostumbrados al linaje de su príncipe la dificultad de conservarlos es bastante menor que en el caso de los nuevos, puesto que es suficiente con respetar el orden de sus antepasados y, por lo demás adaptarse a los acontecimientos.

El príncipe natural tiene motivos y menos necesidad de causar agravios.

III. De los principados mixtos.

Estos Estados que al adquirirlos se añaden a un Estado antiguo del que los adquiere, o son del mismo país o de la misma lengua o no lo son. En el primer caso es muy fácil conservarlos, sobre todo si no tienen la costumbre de vivir libres.

El que adquiere territorios nuevos debe respetar dos principios si quiere conservarlos: el primero consiste en extinguir la familia del antiguo príncipe; el segundo en no alterar ni sus leyes ni sus tributos.

Las dificultades aparecen cuando se adquieren Estados en un país de lengua, costumbres e instituciones diferentes. Uno de los remedios mayores y más eficaces sería que quien los adquiere pasara a residir allí; esto haría más segura y más duradera la posesión.

IV. Por que razón el reino de Darío, que había sido ocupado por Alejandro, no se rebeló tras la muerte de éste contra los sucesores.

Los principados se encuentran gobernados de dos maneras distintas: o por un príncipe y algunos siervos. En los Estados gobernados por un príncipe y por siervos el príncipe goza de una autoridad mayor.

V. De qué modo se han de gobernar las ciudades o principados que antes de su adquisición se regían por sus propias leyes.

Cuando se adquieren Estados que están acostumbrados a vivir con sus propias leyes y en libertad, dispone de tres recursos:

• El primero. Destruir dichas ciudades.

• El segundo. Ir a vivir allí permanentemente.

• El tercero. Dejarlas vivir con sus leyes.

VI. De los principados nuevos adquiridos con las armas propias y con virtud.

Aquellos que alcanzan el principado por vías que exigen virtud, llegan a dicha situación con dificultad, pero se mantienen con facilidad. Las dificultades que encuentran en la adquisición del principado nacen en parte de las nuevas instituciones y modos que se ven forzados a introducir para fundamentar su Estado y su seguridad.

VII. De los principados nuevos adquiridos con armas y por fortuna.

Quienes de simples particulares se convierten en príncipes con la sola ayuda de la fortuna alcanzan dicho estado con pocos esfuerzos, pero deben realizar muchos para mantenerse. Todas las dificultades aparecen cuando se encuentran allí.

VIII. De los que llegaron al principado por medio de crímenes.

Cuando se asciende al principado por medio de acciones criminales y contrarias a toda ley humana y divina, o bien cuando un ciudadano particular se convierte en príncipe de su patria con el favor de sus conciudadanos. No es posible llamar virtud a exterminar a sus ciudadanos, traicionar a los amigos, carecer de palabra, de respeto, de religión. Tales medios pueden conseguir poder, pero no gloria.

IX. Del principado civil.

Los grandes viendo que no pueden resistir al pueblo, comienzan a aumentar la reputación de uno de ellos y lo hacen príncipe para poder a su sombra desfogar su apetito. El pueblo, viendo que no puede defenderse ante los grandes, aumenta la reputación de alguien y lo hace príncipe a fin de que su autoridad lo mantenga defendido. El que llega al principado con ayuda de los grandes se mantiene con más dificultad que el que lo hace con la ayuda del pueblo.

X. Como se han de medir las fuerzas de todos los principados.

Todo aquel que tenga bien fortificada su ciudad y en los restantes expedientes de gobierno se haya comportado con sus súbditos no será atacado sino con grandes precauciones, puesto que los hombres se apartan siempre de las empresas en las que aprecian dificultad, y ninguna facilidad puede verse en asaltar a alguien cuya ciudad esta bien defendida y que además no es odiado por el pueblo. Un príncipe que tenga una ciudad fortificada y que no se haga odiar no podrá ser asaltado.

XI. De los principados eclesiásticos.

Los principados eclesiásticos respecto a los cuales las dificultades surgen antes de entrar en posesión de los mismos, pues se adquieren o con virtud o por la fortuna, y se conservan sin la una y sin la otra, ya que se sustentan en las antiguas leyes de la religión, las cuales son tan poderosas y de tanto arraigo que mantienen a sus príncipes al frente del Estado, sea cual sea su forma de actuación y de vida.

XII. Cuantos son los géneros de tropas y sobre los soldados mercenarios.

Las tropas con que un príncipe defiende su Estado o le son propias o le son mercenarias, auxiliares o mixtas. Las mercenarias y auxiliares son inútiles y peligrosas.

El príncipe debe ir en persona con las tropas y ejercer el oficio de jefe y capitán. Príncipes solos y repúblicas armadas llevan a cabo acciones capaces de engrandecer extraordinariamente su poder, mientras que las tropas mercenarias no hacen nunca sino daño.

XIII. De los soldados auxiliarles, mixtos y propios.

Las armas propias son aquellas que están formadas o por súbditos, o por ciudadanos, o por siervos y clientes tuyos. Todas las demás son o mercenarias o auxiliares.

XIV. De lo que corresponde al príncipe en lo relativo al arte de la guerra.

Un príncipe no debe tener otro objeto, ni otra preocupación, ni considerar competencia suya cosa alguna, excepto la guerra, su organización y dirección, porque este es un arte que corresponde exclusivamente a quien manda. Jamás deberá apartar su pensamiento del adiestramiento militar

Al adiestramiento de la mente, el príncipe debe leer las obras e los historiadores, y en ellas examinar las acciones de los hombres eminentes, viendo como se han conducido en

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