Resumen " El Vendedor mas Grande del Mundo".

Peter Mike A. Espinosa Hernandez

EL VENDEDOR MÁS GRANDE DEL MUNDO

El libro relata una historia de hace 2000 años, de cómo un hombre llamado Hafid, pasó de ser un humilde camellero a ser el vendedor más grande del mundo. Para esto, tuvo que superar una serie de pruebas y retos que la vida le había puesto en su camino.

Hafid era un niño huérfano que perdió a sus padres por una peste y fue adoptado por Pathros, quien en ese entonces no solo era un simple mercader de mantos sino que era el mercader más famoso por esas tierras, iban de pueblo en pueblo en su caravana para vender sus mercancías. Hafid desde muy joven trabajó para su señor Pathros como camellero, para así  poder autosolventarse y ganarse la vida. Hasta que un día Hafid le hizo una petición algo sorpresiva pero no poco esperada, Hafid pidió a su señor que le permitiera ser un vendedor de sus mercancías para mejorar su humilde posición en la vida, de la cual no se quejaba pero vida en la que ya estaba pensando en otra persona, específicamente en una jovencita llamada Lisha, de quien se había enamorado. Hafid había conocido a Lisha en un pueblo llamado Hebról, era la hija de Calneh, uno de los hombres más ricos de esas tierras.

Pathros entendió la posición del joven Hafid, que quería volverse rico pensando en que así podría ir a pedir la mano de su amada Lisha, y acepto la petición pero con una condición. La condición era una prueba para demostrarle a él y en especial a sí mismo en que podría soportar la vida de vendedor, ya que sabía por experiencia propia que era nada fácil. La prueba consistía en ir a Belén y vender uno de sus más preciosos mantos. Pathros le contó que aquel pueblo era conocido por ser una pérdida de tiempo para los vendedores porque la gente era muy pobre, y sin embargo hace unos años él había vendido centenares de mantos entre los pastores de aquella localidad. Terminando Pathros con los consejos le dio una última condición, Hafid no podía regresar a la caravana hasta haber vendido el manto. Al día siguiente Hafid salió ansioso en su asno en busca de cumplir su destino.

A la cuarta noche en Belén Hafid aún tenía el manto rojo que había llevado con tanta confianza, no queriendo comer nada por la tristeza y las dudas que lo agobiaban por no haber sido capaz de vender aquel manto. Un momento en el que sus pensamientos volvieron a Lisha las dudas desaparecieron de inmediato de su mente, recobrando fuerza y esperanza para alcanzar su objetivo. La noche era sumamente fría, luego de comer se dirigió a una cueva, donde dormía para ahorrar algo de dinero. Al llegar a la cueva donde se encontraba su animal, se encontró con un hombre y una mujer que recién había dado a luz. Para proteger del frio al bebe que dormía, los mantos de la mujer y del hombre cubrían el cuerpecito, dejando solamente al descubierto su pequeña cabeza. Hafid notó que su delgada ropa le ofrecía escasa protección contra la humedad de la cueva. Por alguna razón Hafid pensó en Lisha. Luego de algunos momentos de dolorosa indecisión, el futuro vendedor de mercancías se dirigió a su bestia y saco el manto. Hafid se trasladó hasta donde estaba el pequeño, suavemente quito los mantos y los devolvió a sus padres, seguido envolvió tiernamente al bebe dormido con aquel manto rojo. La madre le dio un cálido beso en sus mejillas, luego saco a su animal de la cueva y sus ojos se llenaron de lágrimas. Hafid emprendió su camino por el sendero que llevaba de regreso a Jerusalén y hacia la caravana en la montaña, guiado por la estrella más resplandeciente que jamás había visto.

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