Resumen La Borrachera Verde
Enviado por paoyanet • 18 de Agosto de 2014 • 1.028 Palabras (5 Páginas) • 5.149 Visitas
Borrachera verde
¿Quién haya penetrado en la selva guarda un grato recuerdo de ella? Esta floresta son madrastras que en fobia perpetua se ensañan y destrozan, desarman y aniquilan. Sin embargo eran el último refugio de mi desgracia.
Decir la selva es decir angustia.
Toda ella se asemejan a un templo donde hacen de los pilares los troncos centenarios, de arbotantes la masa de lianas y bejucos: sus bóvedas se extienden al margen de ríos y lagos, en ella repercute el eco de nuestras voces, alargadas hasta los almizclosos cubiles de las fiera, para vendernos, para enfrentarnos a las fauces siempre hambrientas.
La selva, no guarda ídolos, porque en este verde templo todos son dioses desde los arboles bravíos que en los “surazos” tiene cóleras divinas y terribles, hasta el microscopio animalito, gestor de la enfermedad, la muerte y la podredumbre.
Cuando el viento, ese campanero subceleste, hace temblar las campanas de este templo; todo se llena de resonancias salvajes, algo como la orquestación de una muchedumbre vencida hay bajo en fatídico oleaje de las bóvedas verdes, que en sitios se desploman, derrumbadas por decrepitud, y en esos sitios arden bajo en fuego destructor d los rayos: entonces toda parece desgarrarse y repercutir, infernal y fantástico. Es una fiesta sádica en que todos se destruyen y hieren, seguros de la fecunda reencarnación que le promete la tierra.
Cuando todo se calma es más terrible todavía: por esos troncos renegridos por la sofocación canicular y la humedad acre, reptan las frías serpientes barrisque van en pos de la nidada, se agazapan en puma y en la onza la peluda y ponzoñosa apasanca hipnotiza insecto y coleópteros para engullírselo, posesores de bullentes hormigas tiran rayas entre la tierra y los árboles, hacen borbollear la camisa del suelo, enjambres de marihuis, tábanos y mosquitos acicatean y desesperan al buscar la sangre que los alimenta la vida.
Todos los hombres que llegaron a la selva fue para saquearlo, pero ella se burló de todos, y muy pocos llegaron escurrirse entre sus dedos de hierro.
Esta es la selva ç, aquí se viene co la angustia del exterminio; es menester matar como la ley natural de la existencia; cada ser tiene un contrincante y al mismo tiempo persigue al otro. Aquí la muerte alimenta la vida exuberante, porque aquí es fecunda hasta la arena de los ríos.
En esta selva los hombres somos unos extraños invasores, nuestra fragilidad se atrinchera en la astucia, pero cuando nos quedamos somos los más crueles y terribles, matamos hasta lo que no se inofensivo, no debemos reconocer la leyes formidables de la naturaleza, y sin escoger, aplastamos lo que nos es inútil y peligroso, hasta la si curí más comprensiva y sabía que los hombres.
Las flores de mayor perfume más bello colorido están custodiadas por aceradas lanzas vegetales, la planta que hiere, cura
Es fuerte y fecunda esta vida e que hay un atmosfera que trasciende la humedad y el pudridero, un olor a semen prolifero, los arboles descompuestos, resina, sexo.
El sol hace copula de la tierra, con los arboles
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