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Resumen del negocio electrónico


Enviado por   •  2 de Febrero de 2016  •  Documentos de Investigación  •  3.044 Palabras (13 Páginas)  •  244 Visitas

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República Bolivariana de Venezuela

Universidad “Rafael Urdaneta”

Profesor: Elio Graterol

Catedra: Gerencia

[pic 1]

Realizado por: Bárbara Aguado

C.I: 18.722.945

Resumen del negocio electrónico

La tecnología de información promete resolver los problemas con sólo pulsar un botón. Además, cumple un papel clave en la innovación, la difusión del conocimiento y la cooperación entre empresas. Algunas empresas han logrado convertirla en la base de su competitividad; para otras ha sido una fuente de dificultades y un drenaje de recursos.

¿Cuáles son las lecciones aprendidas? ¿Se utiliza plenamente esta tecnología en las empresas venezolanas? ¿Cuán compleja ha resultado su implantación?

Es inevitable. Como en cualquier actividad, en los negocios siempre andamos en busca de una herramienta todopoderosa, de un talismán que abra las puertas del éxito de manera rápida y sencilla, que produzca dinero con un mínimo de esfuerzos. Esa es la fuerza que ha hecho de la tecnología de información un instrumento que todos quieren utilizar para llegar al paraíso de los negocios en forma casi instantánea. Por eso, Internet y todo lo que está detrás de la red de comunicación electrónica contemporánea, con su enmarañado mundo de aparatos y programas que la mueve, causan en todos una fascinación que nos quita el sueño tratando de descubrir casi más que de inventar un nuevo uso que nos haga multimillonarios o famosos de la noche a la mañana.

No hay duda de que hoy vemos esa red como un nuevo territorio que debemos explorar a toda velocidad, tratando de ser los primeros en llegar a los lugares más recónditos para convertirnos en los descubridores de filones que nos asegurarán la felicidad para el resto de la vida. Después de todo estamos frente a una tecnología que está cambiando nuestra relación con el mundo. Todos los días crece el número de personas que se conecta a la red para satisfacer necesidades tan diversas como leer la prensa mundial, conseguir pareja, comprar un vehículo, elaborar una bibliografía para dominar mejor un tema, practicar un hobby o invertir en el mercado financiero.

Es inevitable, entonces, dedicar los mayores esfuerzos para descubrir las oportunidades de negocios que ofrece. Precisamente, porque esta actitud es inevitable y hasta incontrolable, es preciso serenar el razonamiento para poner las cosas en su justo lugar. Hay que refrenar los ímpetus, para aproximarnos a la actual tecnología de información como adultos y no como adolescentes con un nuevo amor.

No hay herramientas milagrosas que sirvan para todo. Existen suficientes investigaciones y experiencias para comprender, con mayor claridad que hace unos tres o cinco años, cuáles son las posibilidades que realmente ofrece la tecnología de información a las empresas y las limitaciones que enfrenta su uso. En este número de debatesiesa presentamos información proveniente de la experiencia venezolana, de la cual es posible derivar criterios útiles para quienes planean implantar complejos sistemas integrados de información o piensan incursionar en la tierra prometida de los negocios por Internet.

Por primera vez debatesiesa incluye la traducción de un artículo de Robert Kaplan, conocido escritor y colaborador de la revista Atlantic Monthly, quien amablemente aprobó la publicación de una versión española, y resumida, de un extenso artículo sobre la obra del politólogo Samuel Huntington. Huntington es un académico estadounidense, cuyo polémico pensamiento sobre el mundo con-temporáneo no puede ser ignorado, se esté o no de acuerdo con sus ideas. De esta manera, queremos contribuir a la discusión amplia e informada de temas actuales, tarea que responde claramente a la misión de esta revista.

¿Qué otro país, aparte de Estados Unidos, deja que una compañía de la categoría de Enron se vaya a pique? Una compañía de la clase a la que pertenece Enron es una empresa global dominante e innovadora, que opera un mercado extremadamente sensible y la financian influyentes bancos de primera categoría y miles de pequeños inversionistas. Más importante aun, una compañía tipo Enron es también una potencia política con re-des de influencia vastas y profundas, con poderosos aliados en los pode-res ejecutivo, legislativo y judicial, una bien financiada red de apoyo entre periodistas, académicos, grupos de interés, clubes deportivos y comunidades religiosas, e innumerables iniciativas filantrópicas.

Cada país tiene compañías tipo Enron. Pero no muchos tienen lo que hace falta para dejar que quiebre una compañía de esa clase, sin que sus amigos en la política, el gobierno y los medios de comunicación traten de sacarla de apuros en nombre del “interés nacional”. Japón no es uno de esos países, por supuesto. Pocos días después del colapso de Enron, Junichiro Koizumi, el primer ministro japonés más reformador en décadas, explicó que el rescate de Daiei (una enorme cadena de supermercados) fue necesario porque “el colapso de Daiei tendría un impacto enorme”. Tal razonamiento ha permitido que, en la última década, surja una nueva categoría de empresas en Japón: compañías zombis.

Japón no es el único. En muchos países los gobiernos son demasiado débiles o demasiado corruptos para dejar caer compañías grandes y políticamente influyentes, por más que no sean viables.

Los intentos del Fondo Monetario Internacional de vincular su ayuda financiera a una restructuración (y limpieza) del sector privado fueron debilitados por una recuperación económica que llegó muy rápido y le dio suficiente fuerza al paciente para ignorar el tratamiento recomendado por el Fondo.

En muchos mercados emergentes son frecuentes las transacciones no registradas en el balance, los negocios cuasi fraudulentos que benefician a los inversionistas mayoritarios y diversas formas de saqueo corporativo como el de Enron.

Mario Monti, el estricto comisionado europeo para la promoción de la competencia, y a quien compete también la supervisión de la ayuda gubernamental al sector privado, no cree que las compañías en problemas deban ser rescatadas automáticamente. Pero, al igual que Koizumi, Monti es convenientemente flexible: “Puede haber situaciones en las que lo destructivo de la liquidación y el prospecto de viabilidad futura compensen las distorsiones temporales ocasionadas por el uso de dinero público para rescatar compañías en dificultades”.

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