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Romano de la literatura en latín


Enviado por   •  3 de Septiembre de 2012  •  Tesina  •  12.534 Palabras (51 Páginas)  •  452 Visitas

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El latín es la lengua más conocida entre las lenguas muertas y debe su nombre al Lacio ―comarca de Italia, donde se encontraba Roma-. Tenía préstamos de otros idiomas como el griego, el umbrío, el osco y el etrusco, así como aportaciones de algunos dialectos que han concurrido a la formación de la lengua latina como el pelasgo o el céltico; hay que lamentar la pérdida del libro Orígenes de Roma, de Catón, que hubiera ayudado a establecer sobre la cuestión de la primitiva composición del latín. El monumento más antiguo que se conserva del latín es un canto o himno que los hermanos arvales (colegio de sacerdotes romanos) recitaban en su fiesta anual y que fue descubierto en el año 1777, grabado en una piedra, acompañada de los estatutos del colegio.

El latín se usó en el Imperio romano y, tras la partición del mismo, en el Imperio romano de Occidente, hasta su disolución.

La literatura romana es fundamentalmente literatura latina, aunque también incluye algunos autores romanos que escribieron en griego.1 Sin embargo, hay mucha literatura latina escrita después del final del imperio romano en Occidente que ya no es literatura romana, evidentemente.

Contenido [ocultar]

1 Literatura romana

1.1 Desde el origen de Roma hasta Livio Andrónico

1.2 Desde Livio Andrónico hasta la muerte de Sila

1.3 Desde la muerte de Sila hasta la de Augusto

1.4 Desde la muerte de Augusto hasta el reinado de Adriano

1.5 Desde Adriano hasta Rómulo Augustulo

1.6 Constituciones imperiales latinas de la Antigua Roma

2 Literatura romana en griego

3 Manuales contemporáneos de historia de la literatura romana

4 Referencias

5 Véase también

6 Enlaces externos

[editar]Literatura romana

La literatura romana en latín abraza dos partes muy marcadas que son la literatura indígena y la imitada.

La literatura romana indígena ha dejado muy pocos vestigios y sólo nos ofrece fragmentos, que proceden del origen de Roma y ensayos de arcaísmos que proceden fundamentalmente de tiempos de la República, de los emperadores y principalmente de los Antoninos.

La literatura romana imitada ha producido composiciones en que la inspiración individual se junta a la imitación más feliz, obras numerosas y elegidas que nos han llegado enteras. A veces se ha solido confundir las obras de origen italiano, producciones más toscas del genio agrícola o religioso de los primitivos romanos (que ofrecen un carácter más original), con las copias latinas de las obras maestras de Grecia, que ofrecen un encanto, una elegancia y una suavidad correspondientes a una civilización culta y refinada.

Comúnmente, la literatura romana se divide en cinco épocas principales:2

[editar]Desde el origen de Roma hasta Livio Andrónico

Este primer periodo no ofrece más que obras incompletas. En su origen este pueblo agricultor y jurista, religioso y práctico, no tiene nada del instinto poético de las poblaciones nacientes, su jactancia resplandece en canciones y farsas desordenadas; además en se caracteriza en lo siguiente:

Su religión muestra ceremonias supersticiosas.

Su afición hacia la agricultura se complace en los preceptos, en áridas prescripciones en que las pretensiones del interés personal hacen las veces de poesía.

Su genio jurista da el ser a leyes sabias y a célebres jurisconsultos.

El primer canto tradicional de la literatura latina se debe a la institución de los arvales, corporación religiosa encargada de presidir la agricultura formada por doce sacerdotes cuya fundación se atribuye Rómulo.

Estos sacerdotes al llegar la primavera recorrían todos los campos para obtener de los dioses una cosecha importante. Llevaban una marrana preñada y después de la procesión, se reunían en círculo, entonaban una plegaria y sacrificaban dicho animal y la plegaria constaba de cinco frases distintas, cada una de las cuales se repetía tres veces y de una exclamación final que se repetía cinco veces.

Algunos estudiosos opinan que estaban escritos en forma métrica los versos de estos cánticos y en versos saturnios de desigual medida sin otro signo prosódico que el yambo y del troqueo. El único carácter poético del canto es la triple repetición de cada frase o de cada verso y la repetición de la palabra final.

Los axamenta o cantos de los sacerdotes salios se refieren igualmente a ceremonias piadosas y se expresaba por un delirio excitado y danzas acompañadas de cantos y ceremonias extrañas en que figuraban anciles, escudos consagrados al dios Marte.

En cuanto al origen del gusto escénico de los romanos está en lo siguiente:

Ciertas invectivas satíricas, dirigidas por los soldados a los triunfadores.

Ciertas fiestas campestres celebradas en las cercanías de las ciudades, daban también lugar a una embriaguez y danzas en el que se mezclaban cantos denominados fesceninos y diálogos que tenían cierta apariencia dramática. Odres llenas de aceite sobre las que bailaban los aldeanos, cortezas de árboles o plantas colorantes con que se cubrían el rostro, disputas alternadas o una especie de prosa cadenciosa, escrita en versos saturnios o saturninos, formaba el diálogo.

La introducción en Roma en el año 391 de bailarines y actores etruscos en el momento que el pueblo consternado procuraba conjurar con ceremonias jocosas y extraordinarias los estragos de la peste y que fue la ocasión de una especie de inauguración dramática en Roma.

Tal fue el verdadero origen del teatro indígena en Roma de aquellas escenas exentas de arte, teatro tan diverso del drama imitado de los griegos que cautivó luego al público.

Estas improvisaciones verificadas por los jóvenes de la población se incorporaban con una especie de armazón de fábulas atellanas, de la villa de Atella en Campania, cerca de Aversa, y constituían un teatro peculiar a Dios con sus personajes especiales, como Maccus, Bucco, Puppus y sus privilegios particulares en su cualidad de teatro indígena, sostenido y representado en su origen por la juventud romana (con la exclusión de los histriones o actores asalariados, dedicados a las piezas de origen griego).

Más adelante tuvo este repertorio célebres actores, pero no se halla nombre alguno en este primer periodo de autores atellanos.

Desde esta primera época hubo la necesidad de acumular en una especie de catálogo, es decir, un inventario, los hechos y nombres principales relativos a la política o religión, como son los que se citan a continuación.

Los indigitamenta atribuidos a Numa y comentados más tarde por Granius Flaccus, como un repertorio sacerdotal de todos los dioses conocidos en el Lacio.

Colección de leyes reales

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