Salud y enfermedad
Enviado por tabalosos • 30 de Noviembre de 2012 • Ensayo • 4.191 Palabras (17 Páginas) • 529 Visitas
DEFENSAS DEL ORGANISMO
Salud y enfermedad
Según la Organización Mundial la Salud (OMS), es “el estado de completo bienestar físico, mental y social, y no solamente la ausencia de afecciones o de enfermedad”
Por lo tanto, el hecho de que estemos sanos depende de muchos factores, entre ellos el cuidado que pongamos en nuestra alimentación, en recreación y en la relación con los demás.
Por otro lado, enfermedad es cualquier alteración de la salud de un individuo. Salud y enfermedad son, entonces, estados fluctuantes, en constante cambio, que aparecen en forma alternada. Ambos estados dependen de la satisfacción de necesidades biológicas, psicológicas y sociales y de la capacidad de adaptación del individuo a las tensiones internas y externas que le afectan en cualquier momento de su vida. El organismo logra adaptarse, mantiene su estado de
salud. De lo contrario, sobreviene la enfermedad.
El ser humano y la enfermedad
Desde tiempos prehistóricos, el hombre ha usado distintos remedios para el tratamiento de los enfermos. Se imaginan qué entendía el hombre prehistórico por enfermedad?
Sin duda, su intuición de lo que es un “organismo alterado” le permitió conocer y utilizar los medios más adecuados para recuperar su salud. Así, el surgimiento de una enfermedad solía atribuirse a tres causas:
el ingreso de un cuerpo extraño a través de la piel, sea éste una flecha, una piedra u otro elemento; la pérdida del alma; la acción de espíritus hostiles.Teniendo en cuenta estas concepciones y creencias, no debe extrañarnos que el médico de la tribu fuera una mezcla de curandero y hechicero.
La mayor parte de los pueblos antiguos usaron los mismos remedios, a pesar de no estar en contacto entre ellos. ¿Cómo es posible? En la actualidad se postula que el hombre, al igual que los animales, cuando está enfermo busca en la naturaleza aquello que puede aliviarlo de sus dolencias. Este instinto primitivo es el vínculo que liga al hombre con la naturaleza: al formar parte de ella, busca en su entorno los agentes más adecuados para recuperar su equilibrio. Es así como de distintos pueblos antiguos hemos heredado verdaderos tratados sobre el cuidado de diferentes enfermedades.
Barreras de defensa
En los seres vivos también existen barreras de defensa, que tienen por función “eliminar al adversario” antes que éste invada “el territorio”.
Las defensas biológicas tratan de impedir la entrada y el desarrollo de agentes patógenos en el organismo; cuando su accionar no resulta del todo efectivo, el microorganismo o el virus se instala y produce enfermedades.
El conjunto de mecanismos que permiten al hombre y a los animales reconocer las sustancias extrañas, neutralizarlas y eliminar- las se conoce como inmunidad.
El término inmune deriva del latín immunis, que significa exento de cargos o libre de cualquier cosa. ¿De qué forma relacionan el origen de esta palabra con los mecanismos de defensa de nuestro cuerpo?
El sistema inmune o inmunológico no está constituido por órganos propios. En realidad, distintas células, tejidos y órganos que forman otros sistemas —como la piel, el estómago o los ganglios linfáticos—, sustancias producidas por ellos, cumplen la misión de defensa.
En el ser humano existen tres categorías de barreras defensivas, primarias, secundarias o terciarias, según el momento en que actúan.
• Las defensas primarias y secundarias detienen o minimizan la acción de cualquier tipo de agente patógeno, y por eso constituyen una defensa no específica.
• Las defensas terciarias elaboran una respuesta determinada para cada agente patógeno, es decir que son defensas específicas. Su acción es efectiva, intensa y duradera, por lo que la persona queda protegida por un tiempo.
Barreras primarias
Toda la superficie del cuerpo se halla cubierta de piel, por lo que constituye la primera barrera que debe atravesar un microorganismo para ingresar a nuestro organismo. Por eso es necesario mantenerla limpia e intacta: las lastimaduras, los cortes y las raspaduras favorecen la entrada de los agentes patógenos y entonces éstos pueden alcanzar tejidos subcutáneos.
La piel, además de ser una barrera física, tiene glándulas sudoríparas que secretan sudor, sustancia con un pH ligeramente ácido, capaz de impedir la supervivencia de muchas especies microbianas. También tiene glándulas sebáceas, que secretan ácidos grasos que inhiben el desarrollo de ciertas bacterias.
La piel es seca debido a la presencia de una proteína llamada queratina. En cambio, en los orificios corporales como la boca, las fosas nasales, los orificios urogenitales o el ano, la piel no está queratinizada, cambia de aspecto y recibe el nombre de mucosa. Las células de las mucosas secretan mucus y por eso este tejido son húmedas. El mucus tiene la propiedad de fijar e inmovilizar a muchos microorganismos, impidiendo que éstos penetren en las capas de tejido más profundos. Algunas células mucosas, como las del tracto respiratorio, poseen cilias que al moverse sincronizadamente expulsan el mucus con microorganismos y partículas de polvo hacia el exterior.
En el sistema digestivo, varias sustancias constituyen verdaderas barreras defensivas, como las enzimas de la saliva, el bajo pH de los jugos estomacales, la bilis y las enzimas de los jugos intestinales. Estas sustancias pueden destruir a casi todos los microorganismos y los virus que llegan al sistema digestivo, aunque hay algunos capaces de sobrevivir a estas barreras: son los enterovirus, las enteras bacterias y los enteroparásitos, que provocan distintas infecciones intestinales.
Barreras secundarias
¿Qué ocurre si las barreras primarias no logran frenar la entrada de los microorganismos patógenos? Éstos penetran en un tejido subcutáneo, se adhieren a él y comienzan a desarrollarse para colonizarlo: se ha desencadenado la infección.
La infección es el aumento de la cantidad de microorganismos en el organismo; no es sinónimo de enfermedad, ya que no siempre provoca daños. A veces, la infección se inicia en determinadas células o tejidos y permanece localizada, pero en otros casos, el microorganismo se distribuye, a través de la sangre, a otras partes del cuerpo y la infección se expande. Una vez comenzada la infección, se pone en marcha un segundo mecanismo de defensa: la fagocitosis.
La fagocitosis es un proceso que llevan a cabo ciertos glóbulos blancos o leucocitos: los polimorfonucleares, principalmente los neutrófilos, y los monocitos. En los tejidos existen células con características y propiedades similares a los monocitos sanguíneos, que genéricamente se denominan macrófagos.
La
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