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Sangre Nieves


Enviado por   •  11 de Febrero de 2014  •  1.862 Palabras (8 Páginas)  •  570 Visitas

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Liliana esperaba con ansias la llegada de su primogénita, esa criatura que tanto habían soñado ella y su esposo, Lord Frederick. Tan segura estaba de que sería una niña, que todas las noches imaginaba su apariencia hermosa con piel blanca como la nieve, cabellos tan negros como una noche sin luna ni estrellas y labios rojos, tan rojos como la sangre fresca…

De pronto empezó a sentir un dolor muy agudo en el vientre e instintivamente llevó sus manos a él, mientras se doblaba del dolor y veía cómo el inmaculado vestido que llevaba puesto empezaba a teñirse de rojo hasta los pies, haciéndola gritar por ayuda.

Fueron horas de labor y dolor el dar a luz a esa criatura hermosa, tanto así que la salud de Liliana empezó a decaer, día a día, y ella dejó de ser la misma.

Los siguientes meses transcurrieron dentro de un ambiente de calma y alegría, mezclado con incertidumbre para Lord Frederick, ya que su felicidad no podía ser completa si tenía que ver cómo la belleza y juventud de su amada esposa se consumían rápidamente con el pasar de los días; en cambio, su hija crecía, y empezaba a dar sus primeros pasos.

Liliana murió al cabo de un año, dejando huérfana a su pequeña Lilly, y a Lord Frederick con un dolor profundo.

A los ocho años Lilly se había convertido en una niña hermosa, pero malcriada, y podría decirse que hasta malvada: gozaba maltratando a las hijas de los sirvientes, atrapaba ratones para luego ahogarlos en un balde con agua y cazaba aves pequeñas para arrancarles las alas, mientras su mirada se tornaba en algo grotesco…

Un día Lord Frederick la mandó a llamar para anunciarle que tendría que salir de viaje, puesto que iría a conocer a quien sería su nueva esposa. Esto a Lilly no la complació en lo absoluto y sólo respondió con una mueca, echando a correr. Su comportamiento seguía empeorando, permanecía horas encerrada en la habitación de su madre cepillando su cabello frente a un gran espejo, con la mirada perdida en el vacío de su reflejo.

Pasó un tiempo antes de que Lord Frederick regresara a su castillo. Al parar el carruaje en el que venía, bajó y se quedó parado con la mano extendida a la puerta del vehículo tomando la mano de una hermosa mujer. Detrás de ella, un hombre apocado y aparentemente con retraso mental cargaba una caja de madera. Lord Frederick buscó a Lilly entre el mar de gente que llagaba a recibirlos; una de las sirvientas la traía de la mano, la pequeña llegó con la mirada baja y una de sus manos cerrada en un puño.

Lord Frederick la llamó pero ella no respondió, haciendo que quisiera darle una reprimenda, pero la hermosa mujer a la que aún sostenía de la mano lo contuvo suavemente, al mismo tiempo que se inclinaba para saludar a la pequeña. Lilly la observó desafiante, pero la mujer no dejó de sonreír y preguntó a la niña si podía mostrarle su mano. La mirada de Lilly se tornó maliciosa, y abrió su puño para dejar ver el cuerpo de un ratón desollado y sin ojos.

Sin perder la compostura, la bella dama le preguntó si no preferiría cambiarlo por lo que sostenía el hombre, hermano de Lady Claudia —así era como se llamaba la bella mujer—. Ésta tomó la caja en manos de su hermano y al abrirla apareció un cachorro. Se lo mostró a la niña; ella dejó caer el ratón, sacó al cachorro, se dio media vuelta y se alejó saltando y cantando dejando a Lady Claudia encubriendo el enojo que le provocó por haberla ignorado… Al día siguiente se celebraba la boda entre su padre y Lady Claudia, pero Lilly no salió de la habitación de su madre y lloró amargamente frente al espejo.

Horas después los recién casados se encontraban dormidos. Lady Claudia empezó a sentir cómo algo goteaba en su cara. Se enderezó en la cama, pasó su mano por el rostro… ¡sangre!, era sangre de lo que se mancharon sus dedos. Miró hacia arriba y el cachorro que le había regalado a Lilly prendía de la cabecera degollado; pero ella no gritó, sólo tomó lo que quedaba del animal y se dirigió a la habitación de la niña. Al entrar se sentó en la cama y despertó a la pequeña con un beso en la frente. Lilly abrió los ojos, y entonces le dijo en voz muy baja:

—Es mejor que no me tomes como a tu rival pequeña, porque puede que pierdas la guerra.

Con el pasar de los años Lilly se convirtió en una adolescente bella e inteligente, mucho más que su difunta madre, pero con una personalidad cruel y sanguinaria. Su madrastra esperaba a su primer hijo, y Lord Frederick organizaba una gran fiesta para celebrar el cumpleaños de su hermosa primogénita. Por esta razón, Lady Claudia ofreció a Lilly el vestido que ella usó cuando cumplió dieciséis como una muestra de tregua a su pequeña guerra. La joven aceptó el vestido y caminó hacia la habitación de su madre.

Esa noche, Lilly apareció en la fiesta ataviada con uno de los vestidos de su madre. Lady Claudia se enfureció mientras veía bailar a su hijastra, y su esposo estaba embelesado porque su hija le recordaba a Liliana. La mujer empezó a sentir contracciones, y horas después el bebe nació, muerto. Lord Frederick quedó devastado… pero no se comparaba al dolor de la madre fallida, quien gritaba a todos que la dejaran en paz y llamaba a voces a su hermano. Lilly contuvo una risa de victoria.

Tras haber perdido su belleza, Lady Claudia se encerró en sí misma, hasta que un día dejó la habitación

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