Sistemas De Evaluación De Capacidades De Uso Categóricos
Enviado por DeissyQuintero • 26 de Abril de 2015 • 2.361 Palabras (10 Páginas) • 246 Visitas
Se trata de sistemas de evaluación que van buscando la idoneidad de los suelos para usos generales (cultivos, pastos y bosques) pero no para usos concretos (maíz, patata, girasol, cerezo, etc). Al ser categoricos establecen la clasificación a varios niveles o categorías, por ejemplo, clase, subclase y unidad. Los más utilizados son las Clases Agrológicas y el sistema FFC.
Clases agrológicas (Land Capability Classification)
El método fue elaborado por el Soil Conservation Service de USA según el sistema propuesto por Klingebiel y Montgomery (1961).
Ha sido ampliamente utilizado en todo el mundo con numerosas adaptaciones. Es un sistema categórico que, en su versión original, utiliza criterios cualitativos. La inclusión de un suelo en una clase se efectúa de una manera inversa, es decir, no buscando de forma directa la idoneidad, sino su grado de limitación respecto de un parámetro en función de un uso concreto. Para clasificar un suelo se utilizan un conjunto de caracteres. En un principio Klingebiel y Montgomery utilizaron unos que definen la capacidad productiva (intrínsecos: profundidad del suelo, textura/estructura, permeabilidad, pedregosidad, rocosidad, salinidad, manejo del suelo; extrínsecos: temperatura y pluviometría) y otros que valoran la pérdida de productividad (pendiente del terreno y grado de erosión). Pero los distintos autores que han utilizado este método han ido cambiando los parámetros diferenciantes según sus necesidades (se han introducido valores de materia orgánica, pH, grado de saturación, capacidad de cambio de cationes, carbonatos, ...). Además es frecuente que en su aplicación se introduzcan criterios cuantitativos (se obtienen medidas de cada uno de los parámetros y a cada clase se le asignan unos intervalos de cada parámetro).
Se consideran cinco sistemas de explotación agrícola:
laboreo permanente,
labores ocasionales,
pastos,
bosques,
reservas naturales.
Se trata de un sistema que busca la producción máxima con mínimas pérdidas de potencialidad.
Se establecen tres niveles de clasificación:
clases,
subclases,
unidades.
Se definen 8 clases con limitaciones de utilización crecientes desde la I (la mejor) a la VIII (la peor).
- laboreo permanente (o cualquier tipo de explotación). Clase I, suelos ideales; clase II, suelos buenos pero con algunas limitaciones; clase III, suelos aceptables pero con severas limitaciones
- laboreo ocasional (o pastos, bosques, o reservas naturales). Clase IV
- no laboreo, solo pastos o bosques (o reservas naturales) no recomendable un uso agrícola por presentar muy severas limitaciones y/o requerir un cuidadoso manejo; clases V, VI y VII)
- reservas naturales (clase VIII).
Dependiendo del tipo de limitación se establecen varias subclases de capacidad, Klingebiel y Montgomery definieron cuatro
- e, para riesgos de erosión;
- w, para problemas de hidromorfía;
- s, para limitaciones del suelo que afectan al desarrollo radicular;
- c, para limitaciones climáticas.
Pero como ha ocurrido con otros aspectos de esta clasificación los autores que la han utilizado han definido otra serie de subclases.
Este sistema presenta indudables ventajas aunque no carece de inconvenientes (muy fácil y rápida; requiere pocos datos). Las clases son definidas con criterios muy generales, sencillos y fáciles de comprender y adaptar a regiones muy diversas, pero resulta difícil de aplicar con criterios objetivos. Todos los caracteres que configuran la capacidad agrológica tienen idéntico peso. Una misma clase engloba a suelos muy diferentes al ser un sólo parámetro (el máximo factor limitante) el que clasifica al suelo dentro de una determinada clase (en una misma clase podemos encontrar a un suelo que le falla el espesor junto a otro cuyo factor limitante es la salinidad). Con este sistema se obtiene una clasificación muy general de la capacidad del suelo, ya que a veces se prescinde de numerosas características de los suelos de indudable interés, pero tiene la ventaja de que no es necesario tener un conocimiento profundo del suelo. Su utilización resulta ser bastante subjetiva si bien se adapta bien a la experiencia del evaluador (si se utilizan criterios cualitativos se hace muy rápida la evaluación, no hace falta medir, pero los datos resultan ser difícilmente utilizables por otro experto, por ejemplo si un suelo se clasifica dentro de una clase por tener poca materia orgánica, el que ha clasificado sabe a lo que se refiere pero el que lo lee no sabe que quiere decir “poca materia orgánica”, ¿<1%? ¿1%? ¿2%? ¿4%? y esto se evita utilizando criterios cuantitativos, aunque estos tienen el inconveniente de que exigen la medida en el laboratorio de las características del suelo).
Las principales características de las ocho clases las relacionamos a continuación (pero bien entendido que se trata de la descripción de las características centrales de cada clase y que un suelo concreto no tiene que presentar todas ellas).
Clase I. Los suelos de la clase I no tienen, o sólo tienen ligeras, limitaciones permanentes
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