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Sopenco


Enviado por   •  5 de Junio de 2015  •  Informe  •  733 Palabras (3 Páginas)  •  254 Visitas

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En un momento en que las calles se llenan de manifestantes, en que la demoledora crisis económica ha traído consecuencias desastrosas y en el que la política y los políticos sufren gran descrédito entre la ciudadanía, el discurso político necesita contenido y liderazgo. Parece que los políticos o líderes sociales capaces de mover masas han pasado a la historia, siendo sustituidos por movimientos mucho más impersonales e indefinidos. No defiendo una cosa ni la otra, los tiempos cambian, la sociedad cambia. Pero hoy quiero ofreceros este análisis con un ápice de nostalgia. Una nostalgia por los grandes discursos, por aquel saber qué decir, a quién y cuando, por saber emocionar.

La situación no es comparable, pero no vendría mal a este tiempo tan convulso un discurso que apele a la unidad. Sin más dilación, veamos qué sucedió aquel 28 de agosto de 1963, cuando Martin Luther King encandiló a medio mundo con su discurso al pie del monumento a Lincoln en Washington D.C.

Éste no pretende ser un análisis exhaustivo del contenido del discurso, sino mostrar recursos y conceptos básicos que contribuyen a convertirlo en un discurso histórico y que podemos aplicar a otros discursos. Estos recursos son los siguientes:

Inicio y final: todo buen discurso debe tener un buen inicio, que enganche y capte la atención del auditorio, y un buen final, que deje un buen recuerdo a quiénes lo escuchan. En este caso, la primera oración ya nos advierte de que lo que va a suceder va a ser histórico. En lo que al final se refiere, es claramente apoteósico. Si el inicio nos advierte de lo que va a suceder, el final da por alcanzada la gran meta: la libertad.

“Y cuando esto ocurra, cuando dejemos resonar la libertad, cuando la dejemos resonar desde cada pueblo y cada caserío, desde cada estado y cada ciudad, seremos capaces de apresurar la llegada de ese día cuando todos los hijos de Dios, hombres negros y hombres blancos, judíos y gentiles, protestantes y católicos, serán capaces de unir sus manos y cantar las palabras de un viejo spiritual negro: “¡Por fin somos libres! ¡Por fin somos libres! Gracias a Dios todopoderoso, ¡por fin somos libres!”

Lenguaje emocional: es evidente que el discurso apela a las emociones. Las palabras, las metáforas y los ejemplos son sinónimo de emoción. La libertad, soñar con un mundo mejor, el futuro de nuestros hijos…. se trata de conceptos que apelan directamente a sentimientos.

Storytelling: aunque de manera sutil, Luther King contó una historia. Una historia que comienza con la Proclama de la Emancipación, describe la situación que se estaba viviendo, llama a la acción y nos muestra el feliz desenlace. Hemos hablado en otras ocasiones del poder de contar historias. En esta tenemos a los buenos, a los malos, el conflicto, la trama y el esperado final feliz.

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