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TOMA DE LA RESIDENCIA DE JAPÓN EN LIMA


Enviado por   •  25 de Abril de 2013  •  4.372 Palabras (18 Páginas)  •  632 Visitas

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Toma de la residencia del embajador de Japón en Lima

La toma de la residencia del embajador japonés en Lima comenzó el 17 de diciembre de 1996 en Lima, Perú, cuando 14 miembros de la organización terrorista peruana Movimiento Revolucionario Túpac Amaru (MRTA) tomaron como rehenes a cientos de diplomáticos, oficiales del gobierno y militares de alto rango y hombres de negocios que asistían a una celebración con ocasión del 63º aniversario del natalicio del Emperador de Japón Akihito organizada en la residencia oficial del embajador de Japón en Perú, Morihisha Aoki. Si bien, estrictamente hablando, la crisis tuvo lugar en la residencia del embajador y no en la embajada propiamente dicha, los medios y otros se referieron a ella como la crisis de rehenes de la "embajada japonesa" y es así como es conocida convencionalmente.

La mayoría de los 800 rehenes fueron liberados prontamente: todas las mujeres sin excepción fueron puestas en libertad la misma noche del 17 de diciembre. Tras ser mantenidos como rehenes por 125 días, los 72 restantes fueron liberados el 22 de abril de 1997 en una incursión de comandos de lasFuerzas Armadas de Perú, durante la cual murieron un rehén, dos comandos y todos los militantes del MRTA. La operación fue vista por la mayoría de peruanos como un gran éxito y obtuvo atención mediática en todo el mundo.

Inicialmente Alberto Fujimori por ese entonces Presidente del Perú, recibió gran crédito por salvar las vidas de los rehenes; sin embargo, desde entonces, han surgido informes que sugieren que cierto número de terroristas habían sido ejecutados sumariamente después de haberse rendido. Estos descubrimientos han sido seguidos por demandas civiles contra oficiales militares por parte de los familiares de los terroristasfallecidos. En 2005, la oficina del fiscal general de la nación en Perú imputó los cargos y ordenó el comienzo de las audiencias.1

Crisis de los rehenes

Inicio de la toma

La emboscada sorpresa y la toma de la residencia del embajador de Japón fue la operación de más alto perfil del MRTA en sus 15 años de historia. El ataque colocó al Perú en general y al MRTA en particular en el centro de atención mientras duró la crisis. Los invitados relataron que los terroristas hicieron volar un hoyo en la pared del jardín de la residencia del embajador alrededor de las 8:20 p.m. del 17 de diciembre de 1996.2 3 4

El complejo había estado custodiado por más de 300 oficiales de policías y guardaespaldas fuertemente armados. La residencia del embajador de Japón había sido convertida en una fortaleza por el gobierno japonés. Estaba rodeada por un muro de 3,5 metros y tenía rejas en todas las ventanas, vidrios a prueba de balas en muchas ventanas y puertas construidas para soportar el impacto de una granada. Por tanto, era un sitio fácil de defender desde el interior.

Las noticias del asalto del MRTA a la residencia del embajador causaron que la Bolsa de Valores de Lima cerrara tres horas más temprano, dado que las acciones locales se desplomaron. El sentimiento de la población peruana en general puede ser resumido con un comentario de un editorial del periódico peruano más importante: "Es un revés de al menos cuatro años. Hemos regresado a ser un país sujeto al terror." Las noticias llegaron durante un período de baja popularidad del presidente Alberto Fujimori (cayó al 40% desde el 75% a inicios de 1996), quien había recibido hasta entonces el crédito por restaurar la paz en el país luego que la actividad terroristahabía cesado en gran medida a lo largo del país durante su primer mandato presidencial.5

La reacción gubernamental

El 22 de diciembre, Fujimori hizo su primer anuncio oficial sobre la toma de rehenes. En un discurso televisado de cuatro minutos, condenó a los asaltantes, llamó al asalto del MRTA "repugnante" y rechazó las demandas del MRTA en su totalidad. No excluyó un intento de rescate armado, pero dijo que estaba dispuesto a explorar una solución pacífica a la situación. También indicó públicamente que no necesitaba ayuda de consejeros de seguridad extranjeros, respondiendo a la especulación que circulaba en torno al Perú dirigiéndose a gobiernos extranjeros en busca de asistencia. Fujimori hizo su discurso poco después que el líder del MRTA Néstor Cerpa anunciara que liberaría gradualmente a los rehenes que no estuvieran conectados con el gobierno peruano.5 Durante los meses siguientes, los rebeldes liberaron primero a todas las mujeres y, paulatinamente, a los demás rehenes excepto por 72 de ellos.

Demandas

En los días inmediatamente posteriores a la toma, el Comité Internacional de la Cruz Roja actuó como intermediario entre el gobierno y los terroristas. Entre los rehenes se encontraban oficiales de alto rango de las fuerzas de seguridad peruanas, incluyendo a Máximo Rivera, el jefe de la policía antiterrorista peruana, DINCOTE, y su ex jefe Carlos Domínguez. Entre los otros rehenes se encuentranAlejandro Toledo, quien más tarde se convirtió en Presidente del Perú, y Javier Diez Canseco, un congresista. Los 24 rehenes japoneses incluían a la propia madre del presidente Fujimori y su hermano menor, Santiago. El líder de los terroristas fue identificado como Néstor Cerpa, de 43 años de edad.

Los terroristas interpusieron una serie de demandas:

• La liberación de 465 de sus miembros de las prisiones en todo el país (incluyendo a la terrorista estadounidense recientemente condenada Lori Berenson y a la esposa de Cerpa).

• Una revisión de las reformas gubernamentales neoliberales de libre mercado.

• Señalaron al programa de asistencia extranjera de Japón en Perú como motivo de crítica, bajo el argumento de que esta ayuda beneficiaba solo a un estrecho segmento de la sociedad.6

• También protestaron contra lo que denunciaron como condiciones crueles e inhumanas en las cárceles peruanas.

El sacerdote jesuita Juan Julio Witch permaneció en cautiverio voluntariamente, a pesar que los terroristas habían considerado su liberación. El político de izquierda Javier Diez Canseco estuvo entre los 38 rehenes que fueron liberados poco después de la toma de la residencia. Él defendió al MRTA e hizo un llamado para que el gobierno negociara un acuerdo. Diez Canseco dijo que los secuestradores tenían entre "18 y 20 años de edad, quizás 21... Son un grupo de fuerzas especiales, comandos. Creo que son jóvenes que quieren vivir. No quieren morir."5

Al ser liberado, Alejandro Toledo dijo que lo que el MRTA quería en realidad era una amnistía que permitiría a sus miembros participar en la vida pública. Sostuvo que cualquier intento de rescatar a los rehenes por la fuerza sería "insensato", dado que estaban

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