Temas Críticos En Materia Ambiental En América Del Sur
Mariat2918 de Agosto de 2014
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Temas críticos en materia ambiental en América del Sur
Biodiversidad: Regiones con mayor biodiversidad. Amenazas del mundo industrializados. Especies en extinción.
La Biodiversidad, es la variabilidad de organismos vivos de cualquier clase, incluidos en cualquier tipo de ecosistemas. Comprende la diversidad dentro de cada especie, entre las especies y los ecosistemas. Pero no se refiere a la cantidad de individuos de cada una de esas especies.
Que en un ecosistema haya más especie que en otro, es decir que haya mayor biodiversidad, se debe en gran medida a las condiciones ambientales, la disponibilidad de luz, la temperatura, la humedad, la salinidad, etc. Así sabemos que los espacios más ricos en especies de seres vivos son las selvas tropicales, mientras que los más pobres son los desiertos, los cálidos como el Sahara y los fríos como la Antártida. En general, se puede decir que cuanto más dura son las condiciones ambientales en un ecosistema menor es la biodiversidad
Desarrollo genético
Actualmente la genética se desarrolla no para entender la evolución sino para poder obtener mejores plantas, animales, desarrollar nuevos medicamentos, hacer tratamientos para enfermedades genéticas o evitar este tipo de enfermedades.
La genética comprueba día a día a la evolución, pero no se desarrollan experimentos específicamente para comprobar la teoría de evolución, simplemente se comparan los resultados con los que daría la evolución y ya.
Conservación y evolución en los genes del desarrollo
La morfología final de un organismo es el resultado de la ejecución de su programa genético de desarrollo. Los cambios en la morfología que vemos en distintas especies se deben a cambios en ese programa de desarrollo.
Entender la genética del desarrollo significa dar luz a una de las áreas más intrigantes de la biología evolutiva que plantea numerosos interrogantes: ¿Cómo surgieron las diferentes estructuras anatómicas que vemos hoy? ¿Qué cambios en el desarrollo pueden hacer que un miembro crezca como una pata y no como una aleta? ¿Qué genes sufrieron mutaciones o qué relaciones entre genes se modificaron en el curso de la evolución y dieron lugar a un ala, una mandíbula o un ojo?
La investigación de la evolución a nivel morfológico ha tenido un enorme impulso por parte de la genética del desarrollo en los últimos años; una de sus metas más ambiciosas es entender el surgimiento de las llamadas novedades anatómicas.
Para establecer cómo han cambiado los programas genéticos en el curso de la evolución, es necesario realizar estudios comparativos de esos programas en distintos organismos. Esta tarea no es sencilla, por el simple hecho de que, para entender el programa genético es necesario estudiar cientos de genes, y el estudio de cada uno de ellos requiere un enorme esfuerzo. Esta es la razón por la cual sólo unos pocos organismos son conocidos con cierto detalle a nivel genético. Afortunadamente, la biología molecular nos da una mano allí donde la genética encuentra su límite.
3) Bosques y áreas verdes: Luchas por la selva y bosques tropicales. La Amazonía
Cuando se habla de una selva o de un bosque, se enfrentan muchas inconsistencias teóricas. Selva y bosque parecieran ser lo mismo, una selva ecuatorial lo mismo que un bosque tropical, una plantación lo mismo que una reforestación, etc. Se habla por ejemplo de la calidad de los suelos de las selvas tropicales y ecuatoriales, definiéndola, generalmente, por la disposición del suelo para los sistemas agrícolas de explotación. No se pregunta usualmente sobre el contenido de estos conceptos, no se cuestiona por ejemplo si un suelo es pobre o rico de manera relativa a la tecnología, a los usos, a las referencias conceptuales, a la cultura o a un conjunto de determinantes.
Es absurdo que se diga que en la Amazonía hay suelos pobres; lo que hay son tecnologías (logos de la técnica) con mucha pobreza de argumentos para entender su biodinámica. La medida de la calidad de los suelos de una selva como la amazónica debería considerarse asunto relativo a las tecnologías, a los usos y a las maneras como las sociedades ocupan los espacios y crean una conciencia de ellos.
Así mismo sucede por ejemplo cuando se habla del valor de un bosque. Claro que no se puede negar que para una determinada sociedad hay valores económicos en un bosque, pero cómo puede ese valor ser diferente en una economía sustentable que en una economía depredadora, debería motivar un cuestionamiento. Quizá, en una economía capitalista dar valor a un bosque o a una selva sea atravesarle el pecho con la daga de la acumulación. Una economía no acumulativa tendría que dirigirse a lo fundamental, permitiendo generar subjetividades empeñadas en preservar el bien común y no movidas por la apropiación egoísta. Entonces al hablar del valor económico de especies como el guaraná, el mogno, etc., se lo haría en relación con su conservación como patrimonio común. Sin embargo, también habría que advertir que el valor económico varía según el momento histórico, quizá el caso del caucho y de la quina, pues después de ser sustituido el caucho por los productos sintéticos hoy vuelve al circuito de las apetencias de la acumulación de las fabricas de neumáticos y vehículos.
También, hablar de bosques y selvas no es sólo hablar de los ciclos biodinámicos sino de las actividades sociales y productivas de quienes habitan allí. El bosque es un enmarañado cuerpo de seres vivos que cumplen funciones colectivas e individuales para su auto producción y para la preservación de sus especies y de sus relaciones ecosistémicas. Una selva son árboles, pero también es agua que cae y agua que se detiene y desciende lentamente por el dosel arbóreo. Es agua que se arrastra y agua que se hunde entre las raíces. Una selva son monos que saltan e insectos que revolotean y danzan. Una selva son seres diminutos que se camuflan en la tierra y pájaros que cantan.
La selva amazónica permaneció substancialmente inmodificada a pesar de la presencia humana milenaria, claramente demostrada, como afirma Danilo Antón, refiriéndose a la Amazonía:
Los sistemas de producción desarrollados por las poblaciones nativas no dieron lugar a una degradación generalizada como está ocurriendo ahora en las nuevas áreas colonizadas.
Lo dicho nos alienta para no caer en el determinismo medioambiental que considera que "los rasgos de la sociedad humana y de la cultura pueden explicarse en función del entorno en que se han desarrollado" o considera al medio ambiente como el límite que define la frontera del desarrollo cultural de una sociedad. Se puede decir que, una selva es construcción de la cultura, son tambores Macuaré que suenan a la distancia y chagras y conucos hechos de la misma manera por miles de años, a través de prácticas adaptativas. Una selva es canto de grillos y ritos de chamanes. En el mismo sentido, debemos reconocer que no todas la prácticas culturales tiene valor adaptativo, sino que incluso pueden amenazar la propia sobrevivencia de la sociedad; por ello, para nosotros, la selva amazónica son también los campesinos llenos de esperanza que se adentran en la manigua, machete en mano, y salen al atardecer con las mulas arrastrando maderos y la ropa ceñida a su cuerpo sudoroso y tostado después de haber dejado una pequeña cicatriz a la selva, o aquellos miserables que se internan en la selva para cultivar coca que luego gracias a los precursores químicos y a la gran capacidad de maniobra del narcotráfico llegará en cantidades industriales a satisfacer la demanda, principalmente en muchos de los países llamados ricos -que los son en sus economías pero no en sostenibilidad ni en esperanzas.
Una selva o un bosque es el fruto de las relaciones de las culturas con la dinámica de los seres vivos y no vivos, que mantienen intercambios y flujos permanentes y multidireccionales, condicionados por los limites naturales y determinados por los propósitos humanos.
En la Amazonía hay disputa de intereses, hay en juego diferentes procesos históricos determinados por aspiraciones humanas e inhumanas en lucha. Muchos de sus habitantes ya no son raizales, provienen de los Andes y de regiones periféricas de la Amazonía, atraídos por la posibilidad de resolver necesidades históricamente irresueltas. Otros llegan y salen expulsados a la fuerza de sus antiguas tierras o de sus trabajos, y en ese éxodo interminable cargan mochilas de sueños y desesperanza juntos. La Amazonía ha sido ocupada y desocupada, gracias fundamentalmente a los factores de violencia impuestos por el modelo de acumulación económica que ha sido el motor de estas movilizaciones.
Desde esta perspectiva, el reconocimiento de la degradación de los bosques que ha tenido lugar durante la última década debe traer consigo el reconocimiento de la desarticulación de las sociedades que habitan y han construido este paisaje. La cultura de la ganancia ha ido desestructurada las culturas amazónicas y así mismo redefiniendo el paisaje. El empobrecimiento de los ecosistemas está ligado sin duda al empobrecimiento de las sociedades locales, la pobreza es hija del enriquecimiento de unos pocos.
Según la lógica de los organismos multilaterales, para aliviar la pobreza hay que tener el capital necesario y éste o viene del ahorro interno o de los créditos o de la venta de activos públicos. La pobreza es el argumento que justifica las inversiones en infraestructura industrialización y modernización, perspectiva en la que se inscriben la explotación y uso de las selvas y bosques y, en general, del patrimonio natural de las naciones
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