Terrorismo
Enviado por Cheese • 6 de Julio de 2015 • 4.818 Palabras (20 Páginas) • 252 Visitas
HIPERINFLACIÓN A GRAN ALTURA EN BOLIVIA.
Jeffrey Sachs, autor de “El fin de la Pobreza”, centrado en su trabajo sobre los problemas de los países ricos y pobres en 1980, escribió algunos trabajos teóricos explicando el surgimiento de ellos en 1982 cuando estalló la crisis de la deuda de los países en vías de desarrollo basado en circunstancias históricas como lo fuere la Gran Depresión y algunos mecanismos que ayudarían a terminar la crisis de estos países.
Bolivia fue sin duda el país latinoamericano donde más efectos perjudiciales tuvieron la crisis mundial de 1981-1982, ya que la economía boliviana tenía una gran fragilidad estructural. Hacia fines de la década de los setenta, Bolivia no había llegado a levantar sino un dedil estructura productiva y sus avances en el camino de la modernización habían sido muy modestos, en comparación con los otros países de la región. Un aspecto saliente del desarrollo boliviano en los diez años que antecedieron a la crisis se refiere al alto endeudamiento externo en relación al tamaño de la economía. El endeudamiento se debió en gran parte, particularmente después de 1975, a la necesidad de financiar el déficit creciente del sector público. Se debe añadir además que muchos recursos externos fueron empleados principalmente en financiar consumo y fuga de capitales, más bien que inversiones productivas. La repercusión más impactante de la crisis mundial de 1981-82 en Bolivia estuvo ligada al endeudamiento externo. Aún pasada la crisis mundial el contexto externo siguió presentando restricciones. Primero, los pagos de intereses y amortizaciones de la deuda externa redujeron fuertemente el flujo de importaciones y crearon situaciones muy precarias en las reservas de divisas. Estos hechos contribuyeron directa o indirectamente porque afectaban expectativas, a saltos inflacionarios. Segundo, la caída desde 1980 de los precios de los minerales que Bolivia exporta, y la reducción en precio y volumen de las ventas de gas a la Argentina afectaron sustancialmente a las exportaciones. Menores ingresos por exportación significaron también menores recaudaciones fiscales, por el alto peso que tiene los impuestos al comercio exterior en los ingresos del gobierno. Pero el detonante inmediato de la alta inflación fue la crisis cambiaria de Marzo de 1982. En ese mes, el efecto combinado del agotamiento de divisas en el Banco Central de Bolivia y la especulación del público contra el cambio fijo y único que había prevalecido por 25 años y a reemplazarlo por un sistema dual, con una tasa fija para un número muy limitado de transacciones y otra flotante libremente para el resto. Este régimen dual creó un entorno relativamente desconocido tanto para el gobierno como para otros agentes económicos, lo que condujo a graves errores en la política económica.
La rápida depreciación del peso se debía en gran parte a que iliquideces transitorias en divisas del gobierno y de las empresas públicas eran salvadas con préstamos en pesos del Banco Central, para que ellas fueran adquiridas en el mercado paralelo. Al agrandarse la brecha entre las cotizaciones del mercado libre y la oficial, los exportadores dejaron de entregar sus divisas al Banco Central en la proporción que les era requerida, con lo que agravaban la situación de las reservas en divisas y reducían la base impositiva para los tributos al gobierno general. En Noviembre de 1982 se volvió al tipo de cambio fijo y, en principio, único. Pero, no obstante las disposiciones legales, se siguió trabajando de facto con un sistema dual con la diferencia de que al principio el mercado paralelo era negro para convertirse posteriormente, en Noviembre de 1983, en mercado gris, en el sentido de que su ilegalidad entró en una penumbra ya que era tolerado por el gobierno y aún reconocido para algunas transacciones. Las medidas para controlar el mercado paralelo, como la "desdolarización" de Noviembre de 1982, que convertía contratos entre residentes denominados en dólares a pesos bolivianos, fueron ineficaces sino contraproducentes, porque fueron incorrectamente diseñados e incompletamente ejecutados.
Tras haber participado en un seminario respecto a la crisis boliviana, Sachs, fue considerado para actuar como asesor económico en Bolivia por su experiencia luego de ser aludido durante el seminario por Carlos Iturralde, quien fuese una importante figura política de entonces, para que diera aportes sobre sus estudios y la práctica de sus estudios anteriores. A partir de entonces, el autor de “El Fin de la Pobreza” inició un viaje donde tendría la oportunidad de aplicar sus trabajos e investigaciones.
DISEÑO DE UN PLAN DE ESTABILIZACIÓN.
En primer lugar, hay que entender las fuerzas monetarias básicas que causaban la hiperinflación en el Estado Boliviano, u oficialmente Estado Plurinacional de Bolivia.
Ahora bien, el gobierno boliviano estaba emitiendo dinero para financiar un abundante déficit presupuestario. No obstante, cabe acatar que la administración boliviana no era lo bastante solvente para vender bonos al sector privado nacional o extranjero. Por el contrario, tenía que vender sus bonos directamente al Banco Central de Bolivia (BCB) a cambio de dinero para pagar al ejército, los mineros y los maestros. Es decir, la presidencia emitía dinero para cubrir sus gastos, bajando el valor de la moneda (Denominada boliviano) y así aumentar el precio de las mercancías.
Acto seguido, cuando el gobierno boliviano pagaba los salarios la puesta en circulación de nuevos pesos estimulaba el ascenso acelerado de los precios. Causando, que con cada inyección de la moneda boliviana la gente llevaba sus pesos al mercado negro para comprar dólares. El precio del dólar en pesos se disparó: unos 5.000 pesos por dólar en junio de 1983, unos 10.000 en enero de 1984, unos 50.000 en junio de 1984, unos 250.000 en diciembre de 1984 y 2.000.000 en julio de 1985. Por otro lado, los artículos de las tiendas ya llevaban etiquetas con el precio en dólares, aun cuando las compras seguían haciéndose en pesos. Resumiendo así que, entre julio de 1984 y julio de 1985 los precios habían subido más de un 3.000 por ciento (30 veces), en otras palabras, un artículo de un dólar costaba casi dos millones de pesos en julio de 1985 y no los 5.000 pesos de tan sólo 2 años atrás (1983).
Si bien, en segundo lugar, el fin de la hiperinflación se producía tan pronto como el peso pudiera estabilizarse en relación con el dólar, lo cual sucedería cuando la presidencia boliviana concluyera con la dependencia a los préstamos del BCB. De ahí, se llegó a la conclusión que la clave presupuestaria radicaba en el precio del petróleo ya que los ingresos de la administración boliviana dependían en gran medida de los impuestos sobre los
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