The Big C

The Big C sigue la vida de Cathy, una profesora de secundaria, esposa y madre de 42 años de edad, que vive en un barrio residencial y que al parecer no tiene un propósito de vida. Esto cambia cuando descubre que tiene cáncer (de ahí el título del show) y decide no someterse al tratamiento ni contarle a su familia, sino tomarse su enfermedad como un reto para cambiar su estilo de vida.

Uno de los puntos claves y admirables de la serie es que mezcla el drama con la comedia. A pesar de que el cáncer es un tema fuerte, la serie nos lo muestra desde un punto de vista de superación, donde nos enseña que a pesar de ser un momento duro, se puede ver el lado gracioso del asunto.

Laura Linney lleva la serie en sus hombros. Al verla, nos olvidamos que estamos viendo a una actriz y en su lugar vemos a Cathy. La sensibilidad y precisión de su trabajo es admirable. Creemos cada palabra que dice, cada intento de optimismo suyo y cada quiebre emocional esperable al estar pasar por una situación así.

The Big C reúne todos los elementos que hace que una serie sea buena, tiene absolutamente de todo: hace reír en ocasiones, llorar en otras, reflexionar sobre la vida e imaginar un mundo en donde sabemos que nuestra vida va a acabar pronto. Las posibilidades del ¿qué haría en el lugar de Cathy?, es lo que nos da The Big C, una nueva forma de ver la vida, proponernos metas y hacer con ella lo que queramos.

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