Todo comenzó con un anónimo barco que transportaba fuel en medio de un gran temporal. Cientos de barcos como éste doblan cada año el cabo de Finisterre.

INTRODUCCIÓN

Todo comenzó con un anónimo barco que transportaba fuel en medio de un gran temporal. Cientos de barcos como éste doblan cada año el cabo de Finisterre.

El Prestige era un buque petrolero monocasco de Liberia, que operaba bajo bandera de Bahamas, que en noviembre de 2002 se hundió frente a las costas gallegas ocasionando un vertido de fueloil de un total de 77.000 toneladas y que provocó uno de los mayores desastres ecológicos de la historia del país (de hecho aún quedan restos en los acantilados más inaccesibles y bajo los fondos marinos donde no se pudo limpiar)

El barco procedía de Letonia e iba rumbo a Gibraltar y a 50 km de Finisterre lanzaba una llamada de auxilio. El capitán comunico que oyeron un ruido muy fuerte en estribor: un golpe había abierto una grieta en el casco, con el resultado de una vía de agua. En una primera versión se identificará la causa por fatiga del material, pero, después, tras saberse que ese mismo día un mercante había comunicado la pérdida de 200 troncos a su paso por el corredor marítimo gallego, se llegó a la conclusión de la posibilidad de que un tronco impulsado por el oleaje pudo haber impactado en el costado barco. Tampoco se descartan como posibles causas el gran temporal con olas de seis metros y vientos de hasta 50 nudos o una mala maniobra.

A partir de ese momento comienzan a producirse una serie de negociaciones entre el armador, el Gobierno español y las empresas de salvamento. A pesar de que la situación es crítica y demanda soluciones urgentes, los diferentes sectores implicados no consiguen ponerse de acuerdo de forma inmediata. Ante la posibilidad de que el barco se acabe hundiendo, se toma la decisión de alejarlo de la costa. Por tanto, se envían a la zona varios remolcadores y la Fragata Baleares.

LIMPIEZAS

10.000 voluntarios llegados desde todos los puntos de España se desplazaron a la zona para recoger fuel junto a los pescadores.

También se envió personal de los tres ejércitos para las tareas de limpieza.

Algunas asociaciones colaboraron para disminuir los efectos del Prestige, como ADEGA (Asociación ecologista de Galicia), FEG (Federación ecologista Gallega), Ayuda para la Limpieza de Playas, Voluntarios para la Recuperación de las Aves, Por su parte, la plataforma Nunca Máis ha aportado medios materiales y también ofreció una cuenta bancaria para quien quisiera colaborar económicamente.

Se recogieron más de  90.000 toneladas de residuos procedentes del Prestige, entre fuel, arena, troncos y plásticos. Las rocas se limpiaron mediante agua de mar a presión a temperatura ambiente.

Durante las tareas de limpieza imperó la desorganización, la falta de recursos materiales y sobre todo la prisa desmedida por dejar “las playas limpias y esplendorosas” para la época estival. Este descontrol ha provocado daños muy graves, en muchos casos irreparables desde el punto de vista medioambiental.

Tras la retirada masiva de los residuos de las playas de manera manual, se procedió a una segunda fase: un trabajo más especializado que centra los esfuerzos en comprobar que las playas aparentemente limpias no esconden restos de fuel bajo la superficie de la arena. Para llevar a cabo esta tarea, se practicaron catas en todas las playas gallegas. La tercera y última fase aborda tareas de regeneración y restauración de las playas.

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