Todo por no saber decidir

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        Todo por no saber decidir

Los accidentes aéreos no son muy comunes, puesto que la responsabilidad que tiene el equipo mecánico y el mismo piloto es demasiada, el primero tiene que revisar y dar reporte de las anomalías que presente el avión para ser atendidas antes de cada vuelo, el segundo se encarga de controlar y mantener al avión estable mientras surca los cielos evitando turbulencias de ser posible.

El accidente del vuelo aloha 243, en donde el despegue fue como cualquier otro y el aterrizaje fue casi que igual solo con la diferencia de que el Boeing 737 en el que iban resulto sin techo en la parte detrás de la cabina, de la tripulación total incluyendo los pilotos y auxiliares de vuelo, solo murió una persona, una auxiliar del vuelo, en su mayoría todos  sufrieron heridas leves y muy pocos fueron graves; al final de toda esto la única causa que encontraron fue que el metal sufrió una fatiga al alcanzar cierta altura, pero cómo es posible qué un avión que ya había excedido el máximo de horas de vuelo permitidas y los ciclos de vuelo fuera utilizado para un viaje comercial, la responsabilidad recae no solo sobre el equipo mecánico que pese a muchas cosas no encontró fallas sino a los encargados de ellos que permiten que un avión viejo se siga usando, no solo fue ‘fatiga del metal’ detrás de esa falla están las negligencias de la aerolínea.

Cada avión tiene un ciclo de vida útil, en este caso su vida útil era de 75.000 ciclos, en cada ciclo hay presurización, despresurización, esto es igual a 75.000 vuelos, y éste Boeing 737 acumulaba un total de 91.000 vuelos lo que en sí llevaba una gran sobrecarga y esto se ve vio reflejado en la despresurización que hizo que el metal cediera a la altura de 7.200 metros.

Todo es incierto, más un accidente, nadie puede controlar uno, pero estos se pueden evitar de muchas maneras, primordialmente reflexionando sobre lo que puede llegar provocar uno. Prestar atención y tener estrategias para cualquier eventualidad inesperada, y en primer lugar ser conscientes de que cada elemente y objeto tiene una vida útil y de acabarse no hay que forzarlo a seguir funcionando igual, hay que usar uno nuevo o al menos en un mejor estado. De esta manera se hubiera evitado un incidente de gran magnitud, por suerte en este suceso los supervivientes salieron en gran parte con heridas leves, sin embargo, como en todo desastre hubo víctimas, en este, fue uno de los tripulantes del barco.

Aunque este evento fue catalogado como un milagro, y vaya que sí lo fue, no hay que mentir diciendo que fue solo fatiga del metal, hay que asumir la responsabilidad, y los respectivos involucrados debieron reconocer su error. La culpa no sirve de nada, ya todo sucedió, pero lo varadamente importante es saber que todos nos podemos equivocar al tomar diferentes decisiones; nuestro día a día se ve envuelto en varias de ellas y saber elegir es solo cuestión de azar y en contrapeso saber analizar cada situación para no arriesgar de más.

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