Todos Santos
Enviado por Chesterz • 5 de Noviembre de 2012 • 2.003 Palabras (9 Páginas) • 633 Visitas
Todos Santos en Bolivia
Cada año, al inicio de noviembre, retornan las almas o ajayus de nuestros seres queridos que ya fallecieron. A ellos se los espera con los altares armados de los difuntos conocidos como apxatas, que incluyen alimentos, bebidas y sobre todo a las tantawawas, elementos que tienen un especial significado en la festividad de Todos Santos en Bolivia. Los amautas o sabios aymaras mencionan una y otra vez que “venimos de un Wiñay Marka (Pueblo eterno) y volveremos a ese Wiñay Marka por lo tanto, no existe la muerte sólo volvemos a nuestro pueblo”.
El ajayu también se diferencia entre el “jisk’a” (pequeño o menor) y el jach’a (grande o mayor) ajayu. El menor se describe como la energía que algunos pierden poco a poco en vida, ante el desequilibrio de sus energías positivas y negativas. En cambio el mayor, es la energía vital, ésta se pierde con la “muerte” de un ser, pero la energía es trascendente y permanece en otra dimensión, menciona el amauta Manuel Alvarado en su reciente obra: Cómo superar el miedo con el ajayu.
El culto a los difuntos en los Andes se remonta a épocas prehispánicas cuando la muerte era concebida de otra manera para los pueblos y civilizaciones que desarrollaron el arte y la ciencia como los tiwanacotas y los incas. Para los pueblos aymaras la muerte natural no constituye un episodio trágico, sino un ciclo más de la propia vida. Por eso, cuando alguien fallece, se suele decir que esa persona “se ha ido” o “ha partido”. Entre las tradiciones que aún se mantienen se cree que los ajayus vienen para traer fecundidad y fertilidad para todo el año, porque en noviembre también se inicia la época de la siembra en los campos agrícolas del altiplano.
El 1 de noviembre al mediodía los “ajayus” regresan de sus montañas para convivir durante 24 horas con sus familiares y amigos, que les reciben preparando y recordándolos en cada hogar con un altar o “mesa” también llamada apxata que es adornada con flores, velas, cañas, frutas, bebidas y dulces, además de otros elementos.
“En algunas poblaciones altiplánicas, como en la provincia Aroma (La Paz), y en Oruro, en la región de los Chipayas, se tiene aún la costumbre de sacar el esqueleto de un difunto elegido por sus familiares, que eventualmente son los encargados de limpiar y adornar la iglesia y pasar el preste del lugar”, sostiene el estudio del amauta Manuel Alvarado en otras de sus obras: Origen de las Fiestas Andinas, El investigador considera que el cuerpo, la conciencia, la mente y la fuerza física dependen de un motor llamado la gran energía o ajayu que proviene a la vez de otra energía más grande, el pacha ajayu o la energía cósmica.
Según la cosmovisión andina el equilibrio universal del jaqi-warmi (ser humano) tiene un fundamental significado junto al ajayu en cuatro niveles que son: el amuyu (inteligencia y sabiduría, la razón y el pensamiento), al ch’ama (la energía vital del aspecto físico y biológico), el chuyma (la conciencia y los valores) y la qamasa (es el valor para enfrentar los retos de la vida. Estos son los elementos vitales en el ser humano en el jaqi-warmi y que junto al ajayu constituyen la energía vital cósmica.
Para la cultura aymara, la muerte es la continuación de la vida, y se cree que durante dos años el alma permanece acompañando a los vivos, para después ascender a las montañas donde se reintegra al mundo de los achachilas (antepasados) recién en el tercer año. “Por este motivo se realiza por tres años consecutivos la ‘apxata’ o el altar de los difuntos, un ritual realizado por los parientes cercanos del difunto, durante esos tres años llevan alimentos, productos, velas, flores y otros objetos ceremoniales hasta el cementerio y justo sobre la tumba elevan un altar”, se menciona en el estudio del amauta Alvarado
Para algunos investigadores la festividad de Todos Santos en Bolivia se constituye en un complejo ceremonial de gran interés antropológico para valorar la importancia que adquiere la figura de los difuntos en la vida social de las comunidades aymaras contemporáneas que mantuvieron una serie de rituales y ceremonias, y que incluso fueron llevadas a los centros urbanos. Durante los días previos a la fiesta de los difuntos se inicia todo un afán por parte de los familiares en los preparativos como es la elaboración de las tantawawas.
Los ajayus que nos visitan suelen manifestarse de diferentes maneras con sonidos, golpes, en la fuerza del viento. Otra forma de manifestarse es por medio de los sueños, anunciando que la visita ha comenzado. Pueden quedarse incluso hasta la época de carnavales, dependiendo del trato que reciban, según las tradiciones aymaras.
El armar los altares de los difuntos o mesas, es todo un ritual y cada uno de los elementos que las componen tienen un importante significado en la festividad de Todos Santos en Bolivia. Algunos antropólogos consideran que el propio altar representa la montaña de los achachilas, de donde llegan los ajayus. Entonces el mantel de la mesa puede tener diferentes colores: blanco si el difunto es un niño o negro si el fallecido es una persona mayor. Otras familias suelen usar el aguayo colorido si el difunto es mujer.
Es importante delimitar el espacio donde se recibirá y se tendrá el reencuentro, por eso se suele usar cuatro cañas largas de azúcar que adornan cada una de las esquinas de la mesa, otros creen que éstas cañas se las colocan dobladas porque sirven como “bastones” para que los ajayus se apoyen y alivien su cansancio en su largo retorno. En la parte central del altar se coloca la fotografía del ser querido, del difunto que retornará del Wiñay Marka junto a abundante comida, flores, alcohol y hojas de coca. Otros familiares suelen incluir elementos católicos como cruces y rosarios. La tradición cuenta que “los ajayus vienen a comer la comida que más les gusta”, por eso la costumbre de colocar en las mesas los comidas y bebidas de
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