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Un Futuro Para Mèxico


Enviado por   •  30 de Marzo de 2015  •  1.440 Palabras (6 Páginas)  •  188 Visitas

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UN FUTURO PARA MÉXICO.

En méxico estamos convencidos que lo unico que puede ocurrir con nosotros es que todo sea peor. Lo que explica nuestro comportamiento no es la realidad economica es nuestra imaginacion, la historia acumulada en nuestra cabeza y en los sentimientos de la nación —en sus leyes, en sus instituciones, en sus hábitos y fantasías— y sufrimos porque no sabemos en que direccion nos estamos moviendo, la vida pública de México es presa de las decisiones de algunos de sus presidentes muertos: esa herencia política de estatismo y corporativismo que llamamos “nacionalismo revolucionario”.

Esa herencia incluye tradiciones indesafiables: nacionalismo energético, congelación de la propiedad de la tierra y de las playas, sindicalismo monopólico, legalidad negociada, dirigismo estatal, “soberanismo” defensivo, corrupción consuetudinaria, patrimonialismo burocrático.

Pensar que la estabilidad la seguridad y la prosperidad del país pueden resultar del buen gobierno de personalidades superiores, más que de instituciones apropiadas, muestra que nos encontramos dentro de la cultura política pasada más de lo que creemos.

México ha pasado del autoritarismo irresponsable a la democracia improductiva, de la hegemonía de un partido a la fragmentación partidaria, del estatismo deficitario al mercantilismo oligárquico, de las reglas y los poderes no escritos de gobierno al imperio de los poderes fácticos, de la corrupción a la antigüita a la corrupción aggiornata.

El concepto de transición, utilizado para describir el cambio político de México hacia un orden democrático, parece agotado por su laxo, interesado y parcial.

Preocupa en la democracia mexicana la resignación que impone a sus gobiernos, el triunfo del reino de lo posible como sinónimo de estancamiento, incertidumbre, falta de rumbo nacional. Un país, se diría, al que le sobra pasado y le falta futuro.

México necesita salir de su pasado. Puede hacerlo por la vía democrática convirtiendo las elecciones de 2012, desde hoy, en un referendo sobre el futuro.

Para ponerse en ese camino, deben tomarse cuatro decisiones estratégicas: 1. Asumir los cambios que requiere la economía para crecer; 2. Decidir el lugar que se quiere ocupar en el mundo; 3. Universalizar los derechos y garantías sociales necesarios para construir una sociedad equitativa, donde más de las dos terceras partes de la misma vivan más o menos igual; 4. Hacer productiva la democracia mediante reformas institucionales que garanticen la seguridad de los ciudadanos y la fluidez de los cambios que requiere el país.

¿Qué hacer con nuestra economía? ¿Cómo desatar la prosperidad de México? Hemos pasado décadas construyendo programas, algunos de clase mundial para combatir la pobreza.

Lo cual no es un tema menor, porque si revisamos las opiniones internacionales, México siempre aparece como uno de los países que más debería crecer.

HSBC sostiene que México será la octava economía mundial en las siguientes 10 décadas, al igual que otras Fuentes indican que en esta misma década México debe ser el país de América Latina que más crezca, porque tiene más conocimiento productivo que cualquier otro.

La única manera de crear riqueza y empleo, de elevar el peso de la masa salarial en el producto interno bruto, de fomentar la movilidad social y crear la sociedad de clase media que anhelamos, consiste en abrir la economía a la inversión y la competencia global y nacional.

Abrir la economía en el ámbito público supone la deconstrucción de los monopolios estatales en todas las esferas, y centrar el esfuerzo de crecimiento en la infraestructura (en el sentido amplio, desde aeropuertos hasta WI-MAX), que tendrá un papel decisivo en la competitividad del país. Abrir la economía en el ámbito privado supone domar a los poderes fácticos, estatales y privados, económicos, sindicales, mediáticos y políticos, mediante particiones (break-ups), regulación, transparencia, competencia, ya no sólo en el frente de los bienes comerciables, como en el Tratado de Libre Comercio, sino también en los no-comerciables, sobre todo los servicios.

El estancamiento de la productividad, en especial de la productividad del trabajo, es lo que deprime el crecimiento de los salarios reales y limita el peso de la masa salarial en el PIB.

El mercado de trabajo en México crea muchos empleos, pero muy pocos buenos empleos.

Fuera de México es perfectamente claro que el país no tiene más remedio que ser una de las diez economías más importantes del mundo: por el tamaño (tanto geográfico como poblacional), por el nivel educativo (aunque esté de moda despotricar del sistema

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