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Un Sollozo


Enviado por   •  14 de Septiembre de 2012  •  543 Palabras (3 Páginas)  •  274 Visitas

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El sollozo de un judío convaleciente.

¿Buenas tardes señor, buenas tardes maestro, cómo esta doctor, cómo le ha ido arquitecto?, aquí las etiquetas no importan ¿tú nombre?, tu no tienes nombre, un número es el que ahora te identifica, ¿Qué donde esta tu familia? Tu no tienes familia, eres como yo y como todos en este lugar, hijos de las circunstancias; déjate ya de reproches y cobardías, enfrenta el destino, dale la cara, pero eso si agacha la cabeza sino quieres ser victima de una paliza.

¿Qué, cuánto tiempo estarás aquí? No lo se, quizás un año, quizás seis meses, mírame aquí, es la segunda navidad que duermo entre ratas y pestes, entre despojos y desperdicios, entre sangre y otros cuerpos.

¿Qué por qué nos hacen eso? Eso mejor pregúntatelo a ti, en ninguno de nosotros hallaras respuestas, todos y cada uno de los vivimos muriendo aquí tiene la misma duda y jamás ha encontrado consuelo a sus penas.

Yo al igual que tu y miles mas soy padre, tengo tres hijos y una hermosa esposa; de ellos nada se, a partir de la primera formación me fueron arrebatados, con el pretexto de que iban a ser cuidados para que nosotros trabajáramos.

Aunque… últimamente he escuchado rumores acerca de aquel humo negruzco que sale de aquel campo cruzando las vías del tren, dicen que aquellos que parten hacia el nunca regresan, mi mayor pesar es que mi familia fue la primera en marchar hacia aquel terrible lugar.

Aquí se aprende a lidiar con los ascos y el dolor, la basura de tu tierra es un privilegio prohibido aquí, las comidas, no son mas que ¡los vómitos de nuestros verdugos! que en lugar de nutrirnos no voltean lo intestinos, su único interés, es el acabar más rápido con nosotros.

Te soy sincero, yo ya no soporto, estoy harto de las humillaciones, de los malos tratos, de la vasca que día a día me veo obligado a ingerir a causa de la insoportable hambre que me invade, no puedo más. Solamente esperaba este día, el día en que un nuevo tren lleno de reos convertidos ya en hilachos llegara al campo. Sabes ayer hable con un cocinero y conseguí que investigara si mi familia esta viva, si esto es así tu tendrás que entregarle esta carta, para que ellos sepan de mi desafortunado destino.

Por favor, te lo suplico, no dudes, solo en ti puedo confiar; tu sabes que es el no saber de tus hijos ni de tu mujer, eres medico al igual que yo, sálvalos de la incertidumbre como me supongo has salvado a tantos de la muerte.

Los primeros rayos del sol serán mi saludo y despedida para ellos.

Mis queridos hijos y mi amada esposa, lamento el no poder seguir luchando, espero y me comprendan y no se avergüencen de mí por mi cobardía, como ahora lo hago yo.

A ti, mí amor, siempre te ame y te amare en la eternidad, te reconozco por la gran mujer que eres y por todo lo que le has aportado a mi vida.

A ustedes, hijos míos, nunca tuve

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