Un ensayo sobre el tema del amor
Enviado por mitaraimakosla • 4 de Julio de 2011 • Monografía • 2.555 Palabras (11 Páginas) • 2.816 Visitas
Antes de que pudiera terminar este ensayo corrieron frente a mis narices los días convertidos en semanas. Me sentaba frente al ordenador por horas y miraba la página en blanco, hubo momentos en los que podía sentir la pena que le daba a esa página verme tanto tiempo pensando qué escribir, y hasta se atrevió a burlarse de mí.
-¿Por qué no puedes escribir nada sobre el amor? – me preguntó la página en blanco. Yo no supe qué responderle. No existe excusa que perdone mi tardanza en la realización de este escrito; en quien cae la responsabilidad (como lo dijo la página en blanco) es en mí. En mí y en mi necia idea de no saber qué escribir sobre el amor.
Qué pesada tarea me dio el señor José Luis Rangel: “Viviana, quiero que escribas un ensayo sobre el tema del amor”. ¡Perfecto hubiera sido cualquier otra cosa!
Me atreví a comenzar un ensayo sobre ese tema: una embarrada de mis ideas plasmadas en 4 páginas de (lo digo yo) un patético contenido de palabras vacías y sin vida. Me sorprendió mucho que el maestro Rangel no me mentara la madre vía electrónica luego de leer mi supuesto ensayo (quizá lo hizo, pero la ventana del chat no me lo dijo).
Antes de continuar escribiendo en este segundo intento, le pido a mi mentor que, de no gustarle, de veras me la mente; siempre y cuando, por supuesto, en verdad sea otro intento muy fallido de un ensayo.
Estoy pensando, justo en este momento en que mis dedos bailan sobre las teclas del ordenador; en dedicar este ensayo a personas muy importantes. Si las nombro a cada una, sería bastante tedioso aunque para nada molesto; creo que las personas que lean este escrito que hago con lo más íntimo de mí, sabrán que hablo de ellas o en torno a ellas en las líneas de este ensayo. De manera que, esto está dedicado con especial y muy afectuoso cariño a los que han hecho que mis ideas sobre el amor sean tan complicadas de expresar sobre una página en blanco. ¡Gracias por hacer que esta tarea sea algo tan complicado para mí!
Amor, ¿cómo estás? Tal vez riéndote de esta novata que intenta escribir sobre ti cuando hay tantos talentosos sabios que ya lo han hecho. ¡No te rías! Me estoy esforzando, pero ¿sabes? No es algo tan difícil; creo que lo complicado aquí va a ser que el lector comprenda las ideas plasmadas sobre estas hojas, yo puedo entenderlas, pues claro, porque yo las estoy escribiendo, pero, ¿y el lector? Mi maestro dice que un buen escritor logra hacer que sus sentimientos sean transmitidos al lector por medio de las palabras que escribe, pero, ahí difiero un poco, (quizá esté mal que difiera pues creo que ni yo misma comprendo lo siguiente): Si el lector percibe los sentimientos del escritor en sus obras, entonces, ¿dónde está lo místico?
Amor, tú eres un ser místico porque nadie te comprende (no te sientas mal) nadie logra jamás entender tus caprichos, pero eso nos permite seguir y seguir intentando comprenderte, por eso eres místico; nunca sabemos si estás enojado, si estás triste, alegre, acongojado… ¿un poeta podrá escribir un poema de lo más romántico cuando su pareja le deje por alguien más? si un poeta pudiera hacerlo entonces el lector pensaría que está de lo más enamorado de su pareja, ¡pero no! ¡Lo acaban de botar! Entonces ahí el poeta es un ser místico pues tiene el poder de transmitir algo sumamente bello aunque su interior esté ardiendo o siendo demolido; en cambio, si el poeta al que acaban de abandonar escribiera un poema con la sangre de su sufrimiento entonces el lector sabría que a ese poeta lo botaron por alguien mejor, más alegre, menos melancólico, y más aseado; el poema se vuelve una ventana al corazón del poeta desnudo, ¿dónde está lo místico si es tan obvio que se siente a morir el joven o viejo poeta? Complicado ¿no es así Amor?
Amor, eres mágico. Transformas todo. Lo admito, ¡Transformas! Y yo, renegada desde casi siempre hacia ti, caigo ahora a tus callosos pies por culpa de quien, en este momento, forma parte de la fila de mi inspiración. Eres un cruel; te pedí jamás llamarme por teléfono, ni tocar a mi puerta, ni darme la mano, hablarme, sonreírme, besarme… eres cruel porque a pesar de que te pedí que no hicieras todo eso, ¡lo hiciste! Te expliqué el motivo por el cual no quería que te acercaras ni un metro a mí. ¡Y aún así me transformaste! ¡Bastardo! ¿Cuántas veces has escuchado eso Amor? ¿Cuántas?
Tantas ideas. Son tantas ideas las que tengo sobre ti que las palabras se vuelven muy pocas para poder expresarme.
Tienes muchas caras; muchas formas de vernos a nosotros, los que caemos ante ti frente a cada una de tus apariciones. Alguien más podría decir que existen muchas formas de amar, como el amor a la familia, a las amistades, a nuestro mundo, a las cosas que hacemos, a nuestra pareja… Es lo mismo, a fin de cuentas todos amamos, cada persona o ser viviente ama algo cerca o lejano de él, parecido o diferente de sí mismo.
Eres un talento innato. A la familia y a las amistades las amamos inconscientemente por el simple hecho de que forman una gran parte de nosotros, y, por más que más, esa clase de amor es sencillamente inmortal. ¿Eres inmortal Amor?
Te diré un gran secreto mío, sólo porque sé que eres mudo y también sordo: Amor, tú me das miedo.
Nada es inmortal Amor, mucho menos las cosas que son realmente bellas como tú. Los recuerdos, esos sí son inmortales, pero, ¿sabes por qué son inmortales los recuerdos? Porque nadie quisiera conservarlos.
Amor, me das miedo porque eres bello, eres tan bello y frágil… yo no quisiera que tu belleza se acabara nunca, y es por eso que durante mucho tiempo te he evitado. Decía: “no quiero estar con nadie ni amar a nadie porque nada es eterno y algún día ese amor se acabará; no me gustaría ver que se acabara.” No soporto la idea de que algo tan inmensamente bello como tú, pueda acabarse tan rápido como nacen los celos, las traiciones, la obsesión y todo aquello frente a lo cual puedes morir. No quisiera conservar el inmortal recuerdo de algo que fue tan bello en su momento pero que por alguna u otra razón, haya sido válida o no válida, fuerte o débil, terminó contigo.
Siempre que siento amar a alguien, sea familia, amistad o pareja, no puedo evitar pensar o imaginar qué pasaría si ese amor terminara. Ambos nos quedaremos sólo con un recuerdo que por más que se intente no podremos matar ni borrar de nuestras memorias.
Si estoy con aquel que me ha hecho verte a los ojos, siempre pienso: “ojalá sea él y no yo quien mate algo tan bello como el amor que quizá siento yo por él como él por mí”
Es porque eres bello, es por eso que no quería que te acercaras a mí; es porque eres
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