Un país para la creatividad
Enviado por jucerlf • 27 de Marzo de 2013 • Informe • 374 Palabras (2 Páginas) • 309 Visitas
un país para la creatividad
Mi nombre es Francisco Hernández, tengo 28 años, soy egresado de la
tercera promoción del año 1998, del programa Tecnología en
Administración Hotelera del Centro de Formación Nacional de
Hotelería, Turismo y Alimentos del SENA en la ciudad de Bogotá.
Mientras estaba en mi período de formación abrigaba muchas ilusiones y
sueños que esperaba concretar cuando pudiera desempeñarme
laboralmente en alguna empresa o entidad del sector hotelero o de algún
área afín.
A medida que se aproximaba mi graduación comencé a averiguar con
amigos, familiares y conocidos la posibilidad de buscar un puesto de
trabajo. Acudí a los Centros de Información para el Empleo del SENA y
agoté todas las posibles instancias sin obtener nada en concreto. Por fin
me gradué, todavía no estaba preocupado, pasaba el tiempo, presentaba
hojas de vida, entrevistas y en ninguna parte podía obtener trabajo. En
alguna ocasión pude realizar un reemplazo temporal por un amigo que
sufrió un accidente de tránsito, pero él era casado y aunque tuve la
oportunidad de quedarme con el trabajo no me pareció correcto quitarle
su puesto. Este trabajo fue lo único que pude adicionar en mi hoja de vida
como experiencia laboral. Pasaron las semanas, meses y años, me volví
un lector compulsivo de todos los clasificados que aparecían en el
periódico, con cierta frecuencia acudía al Centro de Información para el
Empleo del SENA, pero había muchas personas buscando un puesto de
trabajo, las ofertas eran pocas y frecuentemente, mal remuneradas.
De un momento a otro ya habían pasado cuatro años desde mi
graduación y todavía no conseguía trabajo. Con la lectura del periódico
pude informarme sobre las dificultades de la economía y del sector
hotelero y sus áreas afines, pero aunque entendía la situación del entorno
económico, social, político y demás, nada de esto podía menguar mi desesperación por no poder realizarme profesionalmente, ya que a mis 28
años tenía que depender económicamente de mis abuelos, quienes
fueron los que me criaron y quienes deben hacer malabares con la
pensión de jubilación para multiplicar sus pocos ingresos. En una de mis
visitas al Centro de Información para el Empleo del Sena puede
enterarme, a través de una cartelera, de una invitación a un Curso de
Creación de Empresas. Sin demora acudí a inscribirme al evento
pensando que muchas personas asistirían y no quería perder esta
posibilidad, pues aunque nunca la había contemplado, se constituía ahora
en única opción frente a mi panorama
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