Una Niña Llamada Ernestina
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Una Niña llamada Ernestina
auka-rayen - 28 de junio de 2007 - 01:06 - Una Niña llamada Ernestina
UNA NIÑA LLAMADA ERNESTINA...
Síntesis...
Antes de que cierta persona que no puedo nombrar publique una novela en la que yo aparezco como uno de los protagonistas, se me ocurrió la idea de pasar en limpio unos chamuscados apuntes que empecé a escribir cuando me vi sometido a un transplante muy especial. Solo tuve que pedirle a mi abuelita Mercedes que me corrigiera las faltas de ortografía; como ella figura en mis apuntes, no tuvo otra que armarse de paciencia y dejar lo escrito más o menos entendible. Eso si que, me explico que no tuvo valor para enmendar ciertos pasajes en que la redacción no andaba muy bien. Así ella se quedo tranquila y yo muy contento de contar cómo conocí a Ernestina.
Sobre nadie de mi familia recayó el delito de mi repitencia; todos, incluso el profesor jefe, decidieron que el único responsable era yo. Todo se agravó cuando de la empresa le notificaron a mi papá que debía representarlos por un año en Alemania y, como mi mamá es casi la secretaria privada de él, tendría que acompañarlo. El asunto era que no me aceptaban en ningún colegio, además que nadie quería cuidarme durante la ausencia de mis padres. Entonces, se lo comenté a mi abuelita y me dijo que tenía que pensarlo. Claro que lo pensó poco, pues al otro día me dijeron que me iría a vivir con ella a Maipú. Tenia la esperanza que no me aceptaran en ningún colegio, pero una tal Sra. Fresia se encargó de destruir mis ilusiones, pues me consiguió matricula en un colegio que quedaba a una cuadra de la casa de mi abuelita, y que no cobraba ni un peso.
Cuando llegó el primer día de clases. Mi abuelita me obligó a acompañarla a la escuela. Cuando llegamos, tocaron la campana y me formé en la fila de los hombres. Cuando llegué a la sala18, me quedé en la puerta; la profesora al verme cohibido me hizo entrar y me presentó al curso, preguntó quien keria sentarse conmigo. Un niño dijo que, como me llamaba Ernesto debía sentarme con Ernestina. La aludida aceptó. Ernestina era la misma niña ke me había hablado antes en la fila y en la escalera. En el recreo la Ernestina me mostró la escuela. Y como me molestaban diciéndome "Conde", le pegué un solo combo a un flaco colorín. En la sala, la Ernestina se enojó conmigo por haberle pegado al "capitán rojo", diciéndome que él la defendía siempre. Nos despacharon, y estaba discutiendo con la Ernestina cuando veo con horror a mi abuelita subiendo por las escaleras, la Ernestina se dio cuenta y reaccionó rápido escondiéndome en la biblioteca. Cuando mi abuelita se fue, le agradecí a la Ernestina y le dije que desde ese momento yo la iba a defender de todos los que la molesten. La Ernestina se puso roja e intuí que me aceptaba. Y así fue como conocí a Ernestina. Tina para los amigos.
Mi casa, ose la de mi abuelita, esta encima de una colina. Todo Maipú es así: lomajes muy suaves. El barrio es bastante agradable. La casa donde vivo es bien bonita, pero casi igualita a las de los vecinos. La Ernestina pertenece a la brigada verde, los ecologistas, yo todavía no pertenezco a ninguna, pero el próximo trimestre voy a poder participar. Aquí en Maipú, se encuentra el templo votivo y un museo, donde la profesora nos llevó. Varios de mis compañeros trabajan, como el Juanito Castro que trabaja en una botica, el Capitán Rojo y el John González que trabajan en el estadio. Hay algo que tengo que destacar de este barrio, que esta construido sobre lo que fue el gran campo de batalla donde se gestó la independencia de chile. Yo tuve que representar a O´Higgins en una obra de teatro y también por 1ª vez tuve el honor de desfilar para el 5 de abril, nunca me había sentido tan importante, aunque no alcanzamos a salir en la tele, pero eso no importa.
Todos mis compañeros me encontraban diferente, por mi pinta y mi procedencia, aún cuando trataba de ocultar mis pecas y el tinte rucio de mi cabello. Sin embargo sucedió algo que me hizo sentir mejor, fue la llegada de la profe de ingle, una Mis Martha no sé cuanto. Yo no cachaba una en inglés, y la Mis se extrañó al saber que no me habían pasado nada de inglés en el otro colegio, pero tuvo ke creerme no más. Así que me pusieron a Mister Magú de monitor, que hasta en "las casitas" me explicaba el significado de W.C.: water closed... Me empecé a aburrir de él. Me puse de acuerdo con Ernestina para encontrar un lugar oculto del tenaz mateo del curso. La Ernestina halló el lugar ideal: bajo los pilotes de madera que sostienen la parte posterior de las 3 salas de clases de los párvulos, estaban disimulados por matojos de hierbabuena y enredaderas salvajes. Era bastante acogedor, y la Ernestina como era de los ecologistas instaló un basurero y adornó nuestro escondite. Un día la tina me hizo una confidencia: que ella era escritora, narraba unas entretenidas historias de su papá, el aventurero Juan Francisco, y cuando ella fuera grande la iba a publicar. Y me hizo prometer que no le contaría el secreto a nadie. Después de eso, me contó que su papá era políglota, viajaba por todo el mundo, que paseaba a los turistas en los "Dumbos" en Australia, que la plata que gana con eso se la da a los indiecitos pobres, quedé tan impresionado, pero tenía casi la certeza que los elefante viven en la india no en Australia, no alcancé a preguntárselo cuando tocaron la campana y entramos a clases. Como no había hecho la tarea de ciencias me pusieron un 2. La Ernestina me dijo que si seguía tan porro no me prestaría su novela. Me fui a mi casa saltando un pie, hasta que me tropecé, y caí de bruces al suelo. Esa noche tuve fiebre y mi abuelita no me dejó ir a la escuela. Al otro día fue a verme la Ernestina y me trajo su novela, empecé a leerla altiro. Tanto me entretuvo las aventuras del papá de la Ernestina, que creí una perdida de tiempo repasar materia archisabidas, mal que mal estaba repitiendo de curso. Nos pasábamos todos los recreos, con la Ernestina, hablando de su novela, que nos despreocupamos de los estudios y bajamos demasiado las notas. Hasta que la profesora y el Jefe de estudios me citaron a la oficina, y me leyeron mis notas, me dijeron que si yo seguía así, iba a repetir de nuevo. La orientadora me dijo que cuando quisiera comprometerme con mis estudios y a sacarme buenas notas, pasara por su oficina a firmar un compromiso. La srta. Emilia me cambió de puesto y nos dijo a la Ernestina y a mí que nos pusiéramos las pilas. La Ernestina tomó la decisión de que no nos volviéramos a ver en el refugio, ni a hablar mas de la novela hasta que los dos mejoráramos las nota. La vi tan empecinada, que traté de ke cambiara de opinión, pero me fue imposible. En
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