Una verdad mal contada

“Una verdad mal contada”

Si les afirmara que el Chocó es uno de los departamento más ricos de Colombia ¿Me creerías?

Me permito decirles que es el único que puede darse el privilegió natural de tener costas en el océano Atlántico y Pacifico, es rico en oro, platino, madera, vegetación, pesca, agua, oxígeno y agricultura. Según el periódico El País en una de sus columnas nos dice: “Si se le pregunta a los astronautas cuál es el lugar más verde de la Tierra visto desde el espacio, señalan hacia el Chocó Biogeográfico”. Pero sin embargo existe una verdad innegable: “No es más rico el que más tiene, sino el que menos necesita” y a pesar de tener tanto, tenemos poco.

Hablar del mi departamento implica abordar paradojas y contraste, grandes potencialidades y dificultades. El Chocó posee los índices de pobreza más altos del país según las necesidades básicas insatisfechas, además, posee el nivel más alto de analfabetismo con el 20.1% según el Dane.

Recuerdo que estando en el departamento de Córdoba… Y sí, tenemos mala fama, y esto es en gran parte se lo debemos a los medios de comunicación que se han encargado de robarnos la esperanza, ya que las pocas veces somos titular de noticias y cuando lo somos es para mostrándole al mundo solo lo malo que ocurre en nuestro territorio y dejando de lado lo bueno que en realidad es mucho, entonces ¿Cómo se podría juzgar a un foráneo por hablar mal de esta tierra si todo lo que ha escuchado es malo?, simplemente no podemos juzgarlo.

En todo caso si hablamos de pobreza los pobres somos los chocoanos, pobre de mentalidad porque no le sacamos buen provecho de lo nuestra riqueza, nos ha faltado valentía y coraje para exigirle al gobierno lo que por herencia nos corresponde, nos hemos convertido en cómplices de toda la corrupción porque los dirigentes son elegidos por nosotros y sugestionamos las capacidades del coterráneo.

Pero mi punto es aclarar que el Chocó no es pobre, por el contrario es inexplicablemente rico, una tierra de gente emprendedora, alegre, abierta, amable y que se divierte como nadie con las cosas más simples. Pisar territorio chocoano es llegar a un lugar lleno de cultura y costumbres ancestrales. Un departamento colmado de realismo mágico, que clama y merece visibilidad e inclusión. Y como nos dice Chocquibtown en una de sus canciones: ”De aquí se habla mal, pero todo está mucho mejor”.

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