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Vagos De Darma


Enviado por   •  10 de Octubre de 2013  •  334 Palabras (2 Páginas)  •  350 Visitas

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Saltando a un mercancías que iba a Los Ángeles un mediodía de finales de

septiembre de 1955, me instalé en un furgón y, tumbado con mi bolsa del ejército

bajo la cabeza y las piernas cruzadas, contemplé las nubes mientras rodábamos

hacia el norte, a Santa Bárbara. Era un tren de cercanías y yo planeaba dormir

aquella noche en la playa de Santa Bárbara v a la mañana siguiente coger otro, de

cercanías también, hasta,San Luis Obispo, o si no el mercancías de primera clase

directo a San Francisco de las diecinueve. Cerca de Camarillo, donde Charlie

Parker se había vuelto loco y recuperado la cordura, un viejo vagabundo delgado y

bajo saltó a mi furgón cuando nos dirigíamos a una vía muerta para dejar paso a

otro tren, y pareció sorprendido de verme. Se instaló en el otro extremo del furgón

y se tumbó frente a mí, con la cabeza apoyada en su mísero hatillo, y no dijo nada.

Al rato pitaron, después de que hubiera pasado el mercancías en dirección este

dejando libre la vía principal, y nos incorporamos porque el aire se había enfriado

y la neblina se extendía desde la mar cubriendo los valles más templados de la

costa. Ambos, el vagabundo y yo, tras infructuosos intentos por arrebujarnos con

nuestra ropa sobre el hierro frío, nos levantamos y caminamos deprisa y saltamos

y movimos los brazos, cada uno en su extremo del furgón. Poco después

enfilamos otra vía muerta en una estación muy pequeña y pensé que necesitaba

un bocado y vino de Tokay para redondear la fría noche camino de Santa Bárbara.

-¿Podría echarle un vistazo a mi bolsa mientras bajo a conseguir una botella de

vino?

-Pues claro.

Me apeé de un salto por uno de los lados y atravesé corriendo la autopista 101

hasta la tienda, y compré, además del vino, algo de pan y fruta. Volví corriendo a

mi tren de mercancías, que tenía que esperar otro cuarto de hora en aquel sitio

ahora soleado y caliente. Pero empezaba a caer la tarde y haría frío en seguida. El

vagabundo estaba sentado en su extremo del furgón con las piernas cruzadas

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