Versión de la entrevista con Ricardo Ayllón, Coordinador de Metodología de Gendes

Versión de la entrevista con Ricardo Ayllón, Coordinador de Metodología de Gendes

Gendes es una asociación civil, se llama género y desarrollo; desde que iniciamos el trabajo siempre pensamos en la importancia de tener un desarrollo social en nuestro país, pero la idea es, si no hay una igualdad de género, si las mujeres no viven una vida digna y segura no podemos tener ese desarrollo que buscamos y hay que trabajar con quienes mayoritariamente estamos sometiendo y ejerciendo un control y abuso de poder sobre ellas. Entonces, el trabajo busca la promoción de la igualdad de género desde el trabajo con los hombres, de trabajar con estas ideas masculinas tradicionales machistas, irlas cuestionado, quitando, modificando y encontrar formas dignas, respetuosas y sin violencia para relacionarnos, para tratarnos y desde ahí buscar ese desarrollo que también se busca en nuestro país. Tenemos muchas líneas de trabajo, hay proyectos comunitarios, o sea, en comunidades muy identificadas, estados. En comunidades que tenemos, en donde se busca trabajar con hombres y mujeres para promover relaciones de igualdad, tenemos toda una parte de formación, de capacitación, sobre todo a funcionariado público, aunque hay leyes ya muy establecidas, pero quien las aplica son hombres y mujeres, entonces habrá que sensibilizarles al respecto; tenemos un parte de atención directa a hombres que ejercen violencia de pareja, modelo muy evaluado que tenemos y que lo que busca es eso, que los hombres vayamos reeducándonos y encontrando formas distintas de ser hombres.

No sé si como asociación hayan detectado algún problema, la raíz del problema, tal vez sea que las mujeres no tengan las mismas oportunidades de desarrollo o los hombres no les permiten desarrollarse ¿Cuál es el principal problema?

Nosotros partimos de toda la cuestión de teoría de genero que ya tiene muchos años y muchas personas investigadoras revisando el tema, quienes nos van diciendo que son cuestiones socioculturales que van marcando estas diferencias de lo masculino sobre lo femenino y todas estas ideas y creencias de lo masculino, pues los cuerpos de hombres los tomamos de la cultura, de la sociedad, son aprendizajes que vamos teniendo en casa , en la calle, en los medios, en todas las estructuras que están en este país, estructuras políticas, económicas que van reforzando estas creencias, como la supremacía de todo lo masculino sobre lo femenino. Esto tiene muchísimos años que se va estableciendo así, hay muchas hipótesis y teorías de antropólogas, antropólogos, que hablan que pudo haber sido desde la división sexual del trabajo, desde la revolución industrial, desde la prehistoria, es decir, hay muchas hipótesis. El punto acá es que hay un abuso de poder de lo masculino sobre lo femenino y a partir de entonces hay muchas leyes, políticas que se van marcando, en donde son ellas las que llevan, la mayoría de las veces, cuestiones donde se les hace menos, con muchas condiciones de vulnerabilidad, entonces, toda la estructura está así y crecemos, nos socializamos, vemos televisión, vemos películas y todos esos aprendizajes los vamos teniendo, efectivamente la familia es el primer factor de aprendizaje que tenemos, pero de ahí está la calle, está la escuela, en donde seguimos viendo, por ejemplo en la escuela, en los libros de texto, que la historia generalmente la hicieron los hombres y hay la invisibilización de muchas mujeres que también participación en la historia, pero que no están en los libros, como un pequeño ejemplo, y a partir de ahí podemos citar muchas otras cosas que suceden den la socialización del género y así nos vamos relacionando.

¿Por qué se da está desigualdad? Pareciera que no permite crecer a las mujeres

Es por varias cosas, hay algo que se llama, como los privilegios masculinos y que como hombres, si seguimos esa idea tradicional de la masculinidad tradicional, vamos teniendo poder, vamos teniendo una posición de superioridad y a partir de ahí cuando vemos mujeres que quieren acceder a estos puestos, a estas posiciones, pues no nos gusta dejar ese poder. Entonces, desde mucho tiempo atrás ha venido muchas revoluciones de muchas mujeres que han exigido igualdad de derechos, de condiciones laborales y en nuestra época, más recientemente en los 60s, 70s, en donde se empieza a exigir el mismo trato, en México por ejemplo en los años 50s apenas es cuando las mujeres tienen acceso al voto, o sea, pensar que en los 40s en los años 30s ellas no podían decidir sólo por el hecho de ser mujeres es algo que al día de hoy podría parecer algo absurdo, pero fue una realidad y así como eso ellas han ido ganando ese derecho, ese voto, a tener esa igualdad de condiciones, al día de hoy, 2016, podemos encontrar empresas privadas o dentro de instancias públicas, que si eres mujer con la misma o más preparación académica que un hombre, se le paga menos por el simple hecho de ser mujer.  Es complicado el cambio en los hombres, porque es mirar que esos privilegios que la sociedad y la cultura nos dictan, son también al mismo tiempo la opresión para ellas y que esos privilegios tienen un impacto en nuestras vidas como hombres, impacto en nuestra vida emocional, en nuestra vida de salud física y en nuestra vida social. Entonces, cuesta trabajo y sucede por eso, porque hay una situación de que como hombres no queremos mirarlo, no queremos soltar el poder, porque hay una naturalización de las cosas y de la violencia y creemos que la vida es así, se nos hace normal ver, leer las noticias con unos feminicidios que van en aumento, con una explotación sexual de mujeres que va en aumento, y ya lo vemos como lo más natural y creemos que así es y toda la violencia que vemos lo vamos naturalizando, la vamos normalizando, eso sumado a años y años de opresión en la historia cultural, pues lo hace más complicado, más difícil y tanto hombres y mujeres que vivimos en esta cultura, pues lo vamos asumiendo y entonces hay mujeres que nos dicen: “es mi cruz, me tocó cargarla, ya ni modo” y nos dicen que así es, su mamá lo vivió igual, su abuela lo vivió igual, así es pero hay forma de cambiarlo, por eso todo el trabajo con ellas es de lo que se le llama empoderarlas, hacer que puedan ver, reconocer y validarse ellas mismas y desde ahí el poder hacerse el presentes y validas en el afuera y a los hombres, entender que ellas no están a nuestro servicio y podemos decidir ejercer una manera distinta de relacionarnos. También, mucho de lo que hacemos es trabajar en la sensibilización con funcionariado público; hay leyes, en el 2006, 2007, la Ley General de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia y sin embargo, aunque está esa ley que busca la dignidad de las mujeres, quien la aplica jueces o juezas, a veces tienen como ideas muy tradicionales y cosas como, no puedo levantar una denuncia, una demanda, porque no te ha golpeado, o si la violaron es como: a ver, vamos a revisar si hay rastros de la violación, cosas que van re victimizando o no hay una credibilidad  a ellas. Por eso la sensibilización a quienes aplican las leyes es fundamental, muchas veces esperan que ya este el golpe o que esté muerta para hacer acciones y el punto es, no, si ya está la ley hay que sensibilizar a quien la aplica para que la aplique correctamente, hay algo que se llama juzgar con perspectiva de género, la sentencia que se emita al juicio que se haga tendrá que ir con esa mirada, de que partimos desde desigualdades y que hay opresión para ellas y desde ahí tendrán que aplicar la ley, eso a veces es lo más complicado, trabajar con la mente porque la cultura, lo social, se instala en nuestra mente y nuestros actos van desde ahí. Entonces, por eso decimos que toda esa estructura machista está inmersa en nuestra vida cotidiana y a veces es ir remando contra corriente.

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