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LA MOTIVACIÓN.

Según Anita E. Woolfolk (1996), la motivación se define como un estado interno que activa, dirige y mantiene la conducta.

La motivación desde el punto de vista psicológico (Pintrich, Marx y Bayle 1993) considera 3 aspectos básicos:

• Inicio de la acción.

• Nivel de participación.

• Persistencia de la persona o rendirse.

Algunos psicólogos explican la motivación como las cualidades personales, sin embargo la teoría dice que algunas personas tienen una fuerte necesidad de logro, un temor a las pruebas o un interés permanente.

Otros psicólogos la consideran como un estado o una situación temporal.

Algunas explicaciones sobre la motivación señalan factores personales internos como: necesidades, intereses, curiosidad y diversión; y factores ambientales externos tales como: recompensa, presión social y castigos.

A la primera se le denomina intrínseca y es tendencia natural de procurar los intereses personales y ejercer las capacidades, buscar y conquistar desafíos (Deci Ryan, 1985)

Cuando realizamos algo para obtener una calificación o recompensa, evitar castigos, complacer al docente o alguna que tenga poca relación con la actividad en si, se le llama motivación extrínseca.

En la escuela ambas motivaciones son importantes.

En ocasiones la enseñanza puede provocar motivación intrínseca al estimular la curiosidad de los alumnos y hacerlos sentir competentes.

“Los profesores deben fomentar y nutrir la motivación intrínseca tanto que el nivel de motivación extrínseca sea el correcto” (Brophy, 1998).

Una estrategia para motivar a los estudiantes por medios extrínsecos puede ser darles incentivos, recompensas y castigos.

Desde la perspectiva humanista, motivar a los estudiantes implica fomentar sus recursos internos (autoestima, autonomía y autorrealización)

Beane sugiere cuatro principios para guiar a los educadores:

1º. Ser amables.

2º. La autoestima y el afecto.

3º. “Ser duros” no es un medio prometedor.

4º. Comparar la autoestima a través de las culturas, sin aclarar las diferencias.

Todo docente debe establecer una motivación para aprender, fomentando fuertes metas y participación, cuando las fuentes de motivación son intrínsecas, cuando las metas son un reto persona y cuando se enfoca en la tarea.

El docente debe implementar las siguientes estrategias:

• Manejar una actitud positiva.

• Programar trabajos colaborativos en grupo.

• Generar un ambiente moderado.

• Detectar los conocimientos previos de los alumnos.

• Preparar los contenidos y actividades.

• Programar un buen diálogo.

• Evitar la improvisación.

• Orientar la atención de los alumnos.

• Evitar la crítica destructiva.

BIBLIOGRAFÍA.

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